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Saca a la Martha Stewart que llevas dentro

Saca a la Martha Stewart que llevas dentro

Organizar cenas en casa en las que las mesas son auténticos lienzos es tendencia. Esconde las servilletas de papel y saca los tacones del horno, porque esta-vez-sí, lo vas a utilizar.

Siguiendo nuestra necesidad de poner etiquetas a absolutamente todo, el año pasado fueron las cenas informales las que recibieron su propio nombre y apellido después de que Olivia Maher compartiera con sus usuarios lo que llamó girl dinner, que no es más que una bandeja con queso, pepinillos, uvas y pan. Pronto los internautas comenzaron a compartir sus propias cenas rápidas con escasos ingredientes en las que en realidad, lo importante era ‘bodegonizar’ la estampa. Se trataba de una tendencia liberadora en la que quedaba patente que preparar un fugaz snack bastaba para disfrutar de una noche en casa a solas, acompañada quizás de una copa de vino y de Netflix. Sin embargo, pronto esta moda se vio envuelta en la polémica al asociarse un tipo de alimentación concreta con un género determinado y al señalar algunos que estas comidas fugaces eran tan poco nutritivas como saciantes. Esta corriente tampoco tardó demasiado en transformarse y en hacerse más divertida con usuarias que compartían snacks mucho menos ‘instagrameables’ y mucho más libres. Desde sopas instantáneas hasta Cheetos, internet se llenó de vídeos de cenas ready-to-eat y ante todo, ready-to-be-laughed-at. ¿Nos habíamos liberado del yugo de la cena perfecta? Fuera cual fuera la respuesta, ya no, porque como señala Agus Panzoni, jefa de tendencias de DTS, una plataforma de suscripción global que desgrana las tendencias digitales, estamos adentrándonos en la hosting era, que deja atrás esas ligeras y veloces cenas para ceder el paso a elaboradas recetas y mesas con manteles, decoración y vajillas destinadas para disfrutar de la comida y ser recordadas para siempre.

Por eso triunfan los libros pensados para que seamos las anfitrionas perfectas y organicemos cenas en las que cada bocado esté delicioso y en las que el vino elegido sea el adecuado, como Yo cocino, tú el vino, en el que María Gálvez comparte recetas sencillas y tradicionales, pero con un punto actual y sofisticado, ideadas para invitar a gente a casa. Como vemos, el maridaje es también muy importante dentro de esta tendencia, aunque quien busque fórmulas que se adapten a todo no está de enhorabuena. “Un maridaje se hace con afinidad de ingredientes con las notas que ofrece el vino. Tiene que ser algo en concreto, para varias recetas no funcionaría, porque un vino puede ser muy suave para según qué platos o muy intenso para otros, sin contar que puede realzar notas de algunos alimentos que no interesa”, advierte Sofía Salomon, encargada de la librería Milhojas y Sommelier en las Noches Mágicas de Montagud.

LOS ‘MUST’ DE LA CENA PERFECTA

Según un estudio puesto en marcha por la plataforma Future, en estos momentos organizamos cenas para disfrutar entre amigos más que nunca. “La forma en la que la gente pasa tiempo en casa ha cambiado desde la pandemia, y también cómo decoramos y diseñamos nuestros espacios”, indica el análisis, que señala además que el 76 % de los encuestados quieren crear un ambiente especial en sus hogares para imitar el de los mejores restaurantes. “Durante el confinamiento, preparé una receta cada día y una mesa diferente, porque siempre me ha parecido importante vivir bien dentro de tu casa. Cuando hace años tuve un catering, mi socia y yo nos sorprendíamos en el momento en el que al pedir por ejemplo un plato o una bandejita de plata para poner las servilletas, descubrimos que nadie tenía”, explica Sonsoles de la Peña, experta en decoración de mesas, a la que pedimos nos diga os básicos a tener en casa para organizar una cena de postín y qué cosas están prohibidas. “Aunque lo típico es una vajilla blanca, creo que hay que tener una con personalidad que tenga dibujo y color, así como una cristalería básica y una cubertería clásica, que vaya con todo. Respecto a los manteles, confieso que hace siglos que no pongo uno blanco: me encanta que tengan mucha importancia e información. Si tienes una vajilla blanca o monocolor, puedes además permitirte un mantel con más información”, asegura De la Peña, que ha creado un espectacular montaje para celebrar la llegada de la primavera combinando las piezas más frescas y alegres de Bordallo Pinheiro. “Aunque me encantan los adornos y soy maximalista, estos han de llegar como máximo a la barbilla del comensal, para que así pueda ver a quien tiene enfrente. Ni las flores ni las velas tienen que oler, porque si lo hacen, desvirtúan el sabor de la comida. En realidad, hay mucho postureo en el mundillo de las mesas, pero confieso que soy muy laxa en cuanto a normas y protocolo: con amor, todo se hace bien”, asegura.

‘TABLESCAPING’

Decorar la mesa como si fuera un lienzo en blanco se llama tablescaping (ya sabéis lo que nos gusta un buen anglicismo), un fenómeno que en realidad, ya tenía lugar en los opulentos banquetes de los aristócratas del siglo XVI. “Valentino Garavani diseña sus almuerzos y cenas, en todos sus hogares, de la misma manera que ha creado crescendos y allegros vivace a lo largo de sus más de cuarenta años de carrera como uno de los más grandes diseñadores de alta costura y líderes de la alta costura del mundo”, escribió André Leon Talley en la introducción de Valentino: At the Emperor’s Table. “Da igual tener que entretener a treinta personas o a uno; la comida tiene que estar en un plato bonito”, añadió el propio diseñador en el escrito.

Para finalizar, le pedimos a Sonsoles un listado de las marcas por las que apostar para organizar cenas en casa memorables y cómo no, dignas de foto.“Me encantan los manteles de Aunty B India, los de PlaceMatFab (porque son resinados), los de Villa Limón y las creaciones de Marta de Hilo x Hilo, que son espectaculares. Me fascina la cubertería de Ishela, porque tiene cubiertos de todo tipo (yo tengo unos de mimbre y otros de bambú de la marca que son un espectáculo) y dentro del mundo de las vajillas, Vista Alegre, Bordallo Pinheiro, Raynaud, Ginori y todo lo que hace Alberto Pinto. Y qué decir de las piezas de Flora Danica, que se regalan entre sí las Casas Reales… pero claro, ¡cada plato cuesta entre 600 y 700 euros!”, dice entre risas para terminar. Y ahora sí… ¡La mesa está servida!

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