Confidencias del equipo de Sánchez: La llaman "la presidenta" y le reprochan su "ir por libre"
Desde que se conoció el inicio de la investigación en su contra, por un presunto tráfico de influencias, Begoña Gómez está contando a las personas de su entorno, y con quien coincide, que ella es una mujer hecha a sí misma y que no tiene que responder ante nadie de sus actividades profesionales. Pero en Moncloa se venían venir los problemas desde hace tiempo porque la esposa de presidente siempre ha hecho gala de ir por libre y de ir por delante de Pedro Sánchez, obviando que su carta de presentación, desde que Sánchez llegó a La Moncloa, no era otra que ser "la mujer del presidente".
No es casualidad que en la burbuja de Moncloa la conozcan como "la presidenta", aunque oficialmente en el equipo de Sánchez se hagan los ofendidos cuando se utiliza esta denominación en el ámbito público para referirse a ella. "La presidenta dice", "la presidenta quiere".... Y si la bautizaron así es porque en su actitud diaria hace sentir que ejerce de tal, Y por eso también hay funcionarios, y voces dentro del Gobierno, que en estos días han estado comentando que ya se venía advirtiendo que el camino no era el acertado.
El presidente ha obligado al cierre de filas, como ocurre en todo partido cuando el liderazgo máximo tiene algún problema político o vinculado a los juzgados, y ha conseguido poner sordina a una realidad crítica que es independiente de lo que dice el discurso oficial al que se tienen que ajustar todos, incluida la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. Así, con independencia de cómo acabe judicialmente este caso, el reproche a la "responsabilidad política" de la incorrección de su conducta existe, no es un bulo, aunque desvían responsabilidades hacia la obsequiosidad significativa de entidades que debieron negarse a sus peticiones por razones éticas y reputacionales.
Es un mecanismo de despejar balones, viendo que el caso se puede complicar por las nuevas informaciones que siguen apareciendo, sobre todo vinculadas con su cátedra. Desde Moncloa se escucha decir estos días que "las entidades afectadas en estos casos debían haber vigilado los conflictos de interés reales o aparentes en los que pudieran incurrir con sus decisiones". Ella no pecó, sino que pecaron los que atendieron sus demandas, mientras sotto voce el desfile judicial de la esposa del presidente se comenta en los despachos como la consecuencia lógica de una falta de mínimo respeto a las exigencias de la posición que ocupaba como mujer del presidente del Gobierno, le guste o no a Begoña Gómez. La responsabilidad política recae sobre Pedro Sánchez, reconociéndose en esta burbuja de Moncloa que asesorado por su equipo debería haber evitado las decisiones profesionales de su esposa que de por sí tienen una mala valoración ética, con independencia incluso de que puedan no ser delictivas. Nadie levantará la voz ni hará públicas estas confidencias, aunque es poco probable que no hayan llegado ya al núcleo que protege al presidente porque algunas de las críticas salen del Consejo de Ministros.