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Las nuevas caras de la izquierda que piden paso para gobernar

Las nuevas caras de la izquierda que piden paso para gobernar

Mélenchon, rechazado incluso en el Frente Popular, es el mayor obstáculo para un acuerdo 

De entre todas las figuras del frente republicano que pretenden asignarse su cuota de protagonismo por haber puesto freno a Marine Le Pen, destaca la joven líder ecologista Marine Tondelier, de 37 años, probablemente la revelación de la campaña de las legislativas. La líder verde desde 2022, que ahora puede ser clave para un intento de negociaciones de gran coalición, creció en la ciudad minera de Hénin-Beaumont, en el norte del país, gobernada por el Reagrupamiento Nacional desde 2014. Durante la última década, fue miembro de la oposición local en el consistorio y desde 2017 ha intentado arrebatar el escaño por esa circunscripción a Le Pen. Ambas Marines se conocen bien en esa batalla política local en el que muchos han considerado el laboratorio obrero de la extrema derecha en el norte del país. Tondelier ha tenido una visibilidad en esta campaña tanto en actos públicos como en repercusión mediática muy superior al 5% de votos ecologistas. Esta sobrerrepresentación tiene origen en varios motivos: el ímpetu de la ecologista. Llevar a buen puerto primero el Nuevo frente Popular y después el «frente republicano» y también ser percibida en la izquierda como una figura no radical, dialogante, y, al mismo tiempo, conocedora sobre terreno del RN. El eurodiputado ecologista David Cormand definió a Tondelier como una política «capaz de subir el nivel en una crisis». Y de eso han dado fe estas legislativas. A partir de ahora veremos si su protagonismo continúa en las negociaciones del futuro político del país.

Lo comparte con otras tres figuras de distintas tendencias políticas que definen las otras sensibilidades del «frente republicano» que ha frenado a RN. Todas tienen una cosa en común además de su rechazo a Le Pen: su también rechazo a Mélenchon. Las posturas radicales del hasta ahora líder de izquierdas ha ido posicionando a líderes críticos con él con una clara ventaja ante la opinión pública cansada de las derivas antisemitas y sectarias del líder de Francia Insumisa. Con Mélenchon no va a ser posible una coalición ni grande ni pequeña. Y sin él, ya veremos.

La cara de renovación en LFI es la de François Ruffin, periodista de 48 años que lidera el ala crítica contra el hasta ahora líder de la izquierda radical. Cosa parecida, pero más sutil pasa en el macronismo. La hipótesis –confirmada ayer por Emmuel Marcon– de que Gabriel Attal pudiese seguir de primer ministro durante los Juegos Olímpicos de París. Un sondeo aparecido la semana pasada en plena formación del frente republicano lo señala como favorito por los franceses. Sus gestos hacia la izquierda de mano tendida y su imagen mucho menos arrogante que la del presidente estaría siendo bien percibida por la opinión pública.

A estos tres nombres hay que añadir el de Raphael Glucksmann, que encarna la renovación de la socialdemocracia y tuvo un buen resultado en las europeas resucitando al Partido Socialista (PS). Estas cuatro caras (Tondelier, Ruffin, Attal y Glucksmann) y lo que salga de sus negociaciones podrían tener en sus manos el futuro político de Francia.

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