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El día que el Niño de la Palma huyó a Madrid tras escuchar los tres avisos en Pamplona

El día que el Niño de la Palma huyó a Madrid tras escuchar los tres avisos en Pamplona

Aunque el apellido Ordóñez es ilustre en Pamplona, gracias al legado de Antonio, a su padre le cupo el dudoso honor de ser el primer torero al que le devolvieron un toro a lso corrales en esta plaza

Entre las miles de historias que tiene la plaza de toros de Pamplona, en sus poco más de cien años de historia, hay una de la que justo hoy, 9 de julio, se cumplen 98 años. Se trata de la primera vez que sonaron los tres avisos en un mismo toro. Le sucedió a Cayetano Ordóñez, "Niño de la Palma" en su primer año completo como matador de alternativa. Al rondeño no le precedía una buena fama, pues una cornada sufrida en 1925 le granjeó el dudoso prestigio de ser un torero miedoso y falto de pundonor a ojos de varios afisionados y otros tantos críticos.

Tampoco ayudó al ánimo de los entendidos que, tanto el día de San Fermín como la tarde siguiente, Cayetano escuchara sendas broncas, al punto de necesitar la protección de las autoridades para salir de la plaza el día 8. Sin embargo, la indignación del público llegó al máximo el día 9, con un cartel improvisado, pues aunque estaban anunciados cuatro toros de Cándido Díaz, los diestros que darían cuenta de los astados eran Marcial Lalanda y Nicanor Villata, pero al estar lesionados, se recompuso el cartel con Zurito y el Niño de la Palma. Tras ser aplaudido Zurito con el primero, salió un segundo negro y cornalón, con el que Cayetano Ordóñez dejó tres buenas verónicas, pero el toro manseó y aunque el rondeño quiso sujetarlo con medios pases, pinchó sin soltar y, tras sonar un aviso dio un verdadero mitin con la espada. Pinchazos y bajonazos se sucedieron hasta el tercer aviso, pero el torero permaneció en la arena hasta descabellar al toro, pues el puntillero tampoco anduvo fino, enardeciendo aún más la sonora bronca del púbico navarro que no llenó la plaza por el cambio en el cartel.

Cuando salió el tercero, Cayetano, llamado por el presidente, subió al palco para ser multado mientas Zurito hacía una buena faena que provocó una petición de oreja no atendida. Y aunque al cuarto le hizo una buena faena, finalizada con una estocada alta, el cabreo del gentío obligó a que el torero tuviera que salir de la plaza protegido por la policía, pues la airada multitud lo siguió entre insultos hasta el hotel Quintana, teniendo que salir por una puerta trasera vestido de luces hasta meterse en un automóvil que lo llevo a Alsasua, para tomar el tren camino de Madrid y del sosiego.

Aunque, a lo largo de los 100 años de historia de la plaza ha habido más broncas colosales, Cayetano Ordóñez fue uno de los toreros que más altercados originó en la Monumental de Pamplona.

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