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La Eurocámara reclama represalias contra Orbán por su «misión de paz»

La Eurocámara reclama represalias contra Orbán por su «misión de paz»

La Comisión Europea ya ha boicoteado las reuniones informales durante la presidencia húngara del Consejo

Justo un día después de que comenzara la X legislatura del Parlamento Europeo, el hemiciclo ha querido dedicar su primera jornada propiamente de trabajo a aprobar una resolución de apoyo a Ucrania y que condena las gestiones del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, en su bautizada como «misión de paz». Unos esfuerzos que le han llevado a recalar en Ucrania, Rusia, Pekín y hasta la residencia del Donald Trump en Florida.

En su texto, la resolución recuerda que estas visitas fueron inmediatamente seguidas de un ataque a un hospital infantil, lo que demuestra la «irrelevancia» de esta estrategia. El texto no se limita a condenar estos viajes que fueron realizados, sin el apoyo y conocimiento previo del resto de los socios a pesar de transcurrir durante la presidencia húngara que comenzó el 1 de julio, sino que pide que haya «repercusiones para Hungría».

Lo cierto es que estos castigos han comenzado, aunque quizás se queden en simples pellizcos de monja con un valor más simbólico que real. La Comisión Europea no realizará la habitual reunión del colegio de comisarios a Hungría que debía celebrarse en el mes de septiembre y tampoco enviará a sus comisarios a las reuniones de carácter informal –no se toman decisiones– que se celebrarán en Hungría durante la presidencia. Como represalia, optarán por funcionarios como representación. Un boicot al que se espera que se unan la mayoría de los Estados miembros, que ya han comenzado a anunciar su intención de no enviar sus ministros y apostar por cargos de carácter técnico en los encuentros del Consejo.

Estos últimos días se había barajado privar a Hungría de su turno presidencia y adelantar el mandato de Polonia que debe coger el testigo el próximo 1 de enero, pero existen trabas políticas y jurídicas para una decisión de este tipo.

Los viajes de Orbán escuecen especialmente en la capital comunitaria ya que se han realizado durante la presidencia húngara del bloque comunitario, lo que puede dar lugar a malas interpretaciones. A pesar de esto, Budapest asegura que en todo momento ha actuado de buena fe y ha enviado al presidente del Consejo Charles Michel una carta con el resultado de sus viajes.

Aunque en otro momento estos desplazamientos húngaros podrían interpretarse como gestos en clave interna y con poca repercusión real, los temores han ido in crescendo después de que Orbán aprovechara la celebración de la cumbre de la OTAN en Washington para poco después dirigirse hasta Florida y visitar a Trump, justo antes de que éste sufriera un intento fallido de atentado.

En los últimos días, la candidatura de Trump en los próximos comicios del 5 de noviembre parece incontestable y aumenta la preocupación con que su vuelta a la Casa Blanca suponga el fin de la ayuda estadounidense a Ucrania. El propio primer ministro húngaro ha alimentado estos temores al asegurar que el magnate tiene un plan para terminar con la guerra.

Aunque Orbán cree que durante la campaña electoral Trump priorizará los temas de política interna, inmediatamente después el candidato republicano se pondrá manos a la obra para conseguir la paz. «Puedo afirmar con seguridad que, poco después de su victoria electoral, no esperará hasta su investidura, sino que estará dispuesto a actuar como mediador de paz inmediatamente. Trump tiene planes detallados y bien fundados para la paz», ha afirmado el primer ministro.

La UE teme que estos planes para la paz impliquen el fin de la ayuda a Ucrania presionando a Volodimir Zelenski a rendirse sin haber reconquistado los territorios ocupados por Vladimir Putin, lo que supondría todo un fracaso para la apuesta geoestratégica europea. Con Estados Unidos fuera del tablero de juego, la ayuda europea puede resultar excesivamente cara para los Veintisiete. Por eso, Orbán cree que ha llegado el momento de cambiar de estrategia y por ello aboga a que la UE intente mediar para un alto el fuego que desemboque en iniciar negociaciones de paz. Un mensaje que transmitió al propio Zelenski en su reciente viaje a Kyiv.

Pero el Parlamento Europeo no está de acuerdo con Orbán. La resolución aprobada este miércoles por el hemiciclo europeo defiende todo lo contrario. En el texto se pide a la UE que «mantenga y amplíe su política de sanciones contra Rusia y Bielorrusia, supervise y revise su eficacia e impacto y aborde sistemáticamente la cuestión de la elusión de las sanciones por parte de empresas con sede en la UE y terceros países».

Los eurodiputados también «reafirman su firme convicción de que Rusia debe compensar financieramente la destrucción que ha causado en Ucrania» y acogen con satisfacción los recientes esfuerzos de la UE para destinar los ingresos procedentes de los activos rusos congelados a apoyar el esfuerzo bélico de Ucrania». Además, solicitan un «régimen legal sólido para la confiscación de activos estatales rusos congelados por la UE».

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