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El PSOE deja «espacio» a ERC para «explicar» el acuerdo con Illa

El PSOE deja «espacio» a ERC para «explicar» el acuerdo con Illa

Ven «margen» para «cumplir los plazos» y culminar la negociación en julio como piden los independentistas

El hermetismo es total. Y eso es un síntoma de que las negociaciones avanzan o, al menos, no se han interrumpido. «Parece que no hay ánimo de reventarlo todo», señalan esperanzados desde el PSOE. Si a principios de semana el presidente del Gobierno, Pedro [[LINK:EXTERNO|||https://www.larazon.es/espana/sanchez-mas-cerca-investidura-illa_202407166695be94c53ff80001c4b67e.html|||Sánchez, transmitía a su entorno más cercano un «optimismo»]] mayor de lo expresado hasta la fecha, a medida que se encadenan los días sin una ruptura se extienden las buenas sensaciones sobre la posibilidad de alcanzar un pacto para la investidura de Salvador Illa en Cataluña.

Los socialistas valoran positivamente que ERC no se haya levantado de la mesa. «Están sentados y hablando», confirman, pese a que los republicanos enfríen este optimismo con sucesivos ultimátum que revelan su urgencia por cerrar un preacuerdo en julio. Hasta la fecha, en el PSC se habían mostrado inmunes a estas prisas, asegurando que se podía llegar a una negociación agónica en agosto, al filo del abismo de la repetición electoral. Sin embargo, en los últimos días algo ha cambiado.

Ahora, los socialistas «ven margen» para «cumplir los plazos» y poder culminar la negociación antes de que acabe el presente mes, como piden los republicanos. «No hace falta llegar al último día», aseguran, mirando el calendario y contabilizando que todavía hay un horizonte de dos semanas por delante para cerrar el acuerdo.

En la parte socialista se muestran comprensivos con sus interlocutores ante las dificultades que se les presentan, no solo para cerrar un pacto, sino para que posteriormente este sea avalado por su militancia, a lo que se comprometieron públicamente. «Si el acuerdo es bueno y ellos lo defienden –por la dirigencia de ERC–, las bases lo apoyarán», resuelven en la dirección federal. Sin embargo, no basta con que el acuerdo sea «bueno», en un partido roto tras el descalabro electoral del 12 de mayo hay un sector contrario a llegar a cualquier entendimiento con el PSC por positivo que este pueda llegar a ser.

En este contexto, en Ferraz son conscientes de que los republicanos necesitan «espacio» para «digerir el apoyo a Illa». «Vamos a dejarles. Vamos a intentar cumplir sus plazos, porque si los han pedido es porque necesitan tiempo para explicarlo y gestionarlo», explica un dirigente socialista. «Hay que dejarles que lo expliquen bien», apunta inmediatamente. Por tanto, el nudo gordiano no está tanto en alcanzar un buen acuerdo en privado, sino en una convincente escenificación pública del mismo y la manera en que ERC lo pueda vestir políticamente para que los suyos lo acepten. Esto, asumiendo las distorsiones que vendrán desde Junts, que presionará para boicotear cualquier entendimiento que acabe con la ficción de que Carles Puigdemont puede volver a ser president, pese a que la mayoría independentista se haya volatilizado en las urnas.

El objetivo de los postconvergentes es la repetición electoral y para ello se debe frustrar cualquier posibilidad de acuerdo entre ERC y el PSC. Como elemento de tensión siguen amagando con la posible vuelta de Puigdemont para ser detenido. Y en esto también se antoja clave el calendario. La urgencia de los republicanos por cerrar el acuerdo antes de que acabe el mes obedece, en parte, a cegar el eventual regreso del expresident: cuanto antes se oficialice el pacto, menos margen hay para que prosperen los recursos de su defensa y más tiempo se extendería la prisión preventiva a la que se vería abocado Puigdemont en caso de regresar a España.

Los socialistas confían en que ERC acabará pactando porque necesita sortear una repetición electoral de incierto resultado, en la que, en el mejor de los casos tendrían que plegarse, «en una posición subalterna a Puigdemont», a ir en una lista unitaria del independentismo y, en el peor, quedarían en la más absoluta irrelevancia con una nueva sangría de votos. «¿Están dispuestos a perder esta influencia? Ahora Puigdemont no pinta nada y ellos son decisivos», valoran los socialistas.

En el PSC, por tanto, están dispuestos a dar el margen temporal que demandan los republicanos y cerrar la negociación antes de que acabe el presente mes. También a dar prioridad a su pacto sobre el de los Comunes, también necesarios para configurar la mayoría, y que ya estaría encarrilado. Las mesas de negociación siguen activas, con varios niveles, sobre el que destaca la financiación. También en esto ha habido avances, con la asunción, por parte del Gobierno, del reconocimiento de la «singularidad» catalana. Algo que todavía está por aterrizar y que se abordaría a través del consorcio tributario. Una fórmula todavía por definir, pero con encaje en el Estatut y avalada por el Constitucional.

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