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Unidad inquebrantable de Europa ante la invasión rusa

Unidad inquebrantable de Europa ante la invasión rusa

El británico Keir Starmer recibe a los líderes europeos en el lugar donde nació Winston Churchill para reforzar las relaciones continentales

Winston Churchill no solo jugó un papel crucial en la liberación de Europa ante los nazis. Al terminar la II Guerra Mundial, se convirtió en un visionario y abogó por la reconstrucción en torno a la reconciliación entre Francia y Alemania, recalcando que sólo la unidad podría garantizar la seguridad del Viejo Continente. Y ese término –unidad– es el que tenían presentes los líderes europeos reunidos el jueves en el Palacio de Blenheim, el lugar donde nació el emblemático primer ministro británico.

La residencia campestre de Oxfordshire fue el escenario simbólico para la cuarta reunión de la Comunidad Política Europea, en la que el nuevo primer ministro británico, Keir Starmer, actuó como anfitrión. El apoyo inquebrantable a Ucrania volvió a centrar este foro informal impulsado por Emmanuel Macron en el que países tanto fuera como dentro de la UE quieren recalcar su cooperación ante los desafíos globales.

Ocho décadas después de que las fuerzas norteamericanas desembarcaran en Normandía –junto con los británicos y canadienses– para derrotar al nazismo, el Viejo Continente sigue dependiendo Estados Unidos como «pacificador». Pero la ansiedad de muchos países aumenta a medida que Donald Trump se acerca cada vez más la Casa Blanca, socavando a la OTAN y apaciguando al Kremlin.

Si bien el Occidente transatlántico se ha unido, en términos generales, para apoyar a Ucrania y sancionar a Rusia, ha sido también testigo de cómo China, India, Turquía, Brasil y Sudáfrica continúan haciendo negocios con Vladimir Putin, al que consideran un aliado valioso. Dentro de la propia Europa, Viktor Orbán, primer ministro de Hungría –que además de ser miembro de la OTAN tiene ahora la presidencia de turno del Consejo de la UE– ha realizado este mes viajes no anunciados a Moscú y Pekín en lo que describió como una «misión de paz» para mediar un final de la guerra de Rusia en Ucrania. Y será en Budapest, precisamente, cuando se celebre en noviembre la próxima reunión de la Comunidad Política Europea.

En este sentido, durante su intervención en la cumbre, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski invocó el espíritu de valentía de Churchill, recalcando la importancia de que Europa siga «unida» sin caer en los «chantajes» de Putin. «Si alguien intenta resolver los problemas a espaldas de otros o incluso a expensas de otra persona, si alguien quiere hacer algunos viajes a la capital de la guerra para hablar y tal vez prometer algo en contra de nuestros intereses comunes o a expensas de Ucrania u otros países, entonces ¿por qué deberíamos considerar a una persona así?», matizó. No nombró a Orbán. Tampoco hizo falta. Resaltó además que el presidente ruso «no ha conseguido nada significativo» en su intervención bélica y que la actual lucha debe ser ganada con armas y diplomacia. Agregó que cuanto más efectivas sean las defensas de su país, más indefenso estará Putin.

Es la primera vez que al foro se invitan a líderes de la OTAN, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa y el Consejo de Europa. Toda una declaración de intenciones del anfitrión y nuevo primer ministro británico. Tras los turbulentos años del Brexit, Starmer quiere reiniciar las relaciones con la Unión Europea priorizando a corto plazo un nuevo pacto de defensa y seguridad entre Londres y Bruselas, donde la seguridad se define de manera amplia para incluir el suministro de energía, política climática y migración. En definitiva, se quiere restaurar la alineación estratégica amplia prevista en la «declaración política» adjunta al Acuerdo de Brexit negociado en su día por Theresa May y triturado luego por Boris Johnson.

Pese a la ausencia de Ursula von der Leyen en el palacete al tener que estar en Estrasburgo para su reelección como responsable de la Comisión Europea, el primer ministro británico mantuvo diferentes reuniones bilaterales con sus homólogos, y por la noche cenó con Macron. Londres y París mantienen estrecha relación en defensa. Y asimismo, tras cancelar el polémico Plan Ruanda para deportar a solicitantes de asilo llegados por rutas irregulares, el nuevo premier laborista necesita cooperación del país vecino para afrontar la crisis migratoria del Canal de la Mancha. Como parte de la estrategia ante la inmigración ilegal, Starmer anunció un paquete de 84 millones de libras para proyectos en África y Oriente Medio destinados a abordar el problema «en origen».

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