La «fiscal» frente al «convicto»: El duelo Harris y Trump empieza a tomar fuerza
Kamala Harris despegó por lo alto después de que una abrumadora mayoría de demócratas prominentes le dieran su respaldo en las últimas horas. La vicepresidenta ha recaudado más de 100 millones de dólares (92 millones de euros) sin cortar el dinero que hereda de la campaña Biden-Harris. En su primer día pegada al teléfono consiguiendo esos apoyos, Harris también logró sobrepasar el umbral de delegados para que no quede duda de que el próximo 19 de agosto ella será coronada como la nominada demócrata en la Convención Nacional del partido en Chicago.
Hasta este martes, Harris había ganado el apoyo comprometido de 2.668 delegados en la Convención Nacional Demócrata del próximo mes, mucho más que los 1.976 necesarios. «Esta noche, estoy orgullosa de haber obtenido el apoyo necesario para convertirme en la nominada de nuestro partido», dijo Harris en X, señalando que los delegados de su estado natal, California, habían «llevado nuestra campaña al límite».
Anteriormente, había asegurado el respaldo de docenas de legisladores y los demócratas más importantes en Washington, incluyendo a la ex presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi. A Harris solo le queda esperar que Barack Obama le respalde públicamente.
En conversación con LA RAZÓN, el profesor de la Universidad George Washington, Ricardo Amado asegura que el apoyo de los Obama es particularmente especial, porque apelan a un «factor de super estrella que Harris va a necesitar en los 100 días de campaña que restan». Para el académico experto en campañas políticas, el hecho de que Michelle Obama figurase como la mejor candidata posible del partido Demócrata hace que un apoyo directo de su parte ahogue las críticas menores de algunos no que siguen convencidos de que la mejor estrategia es hacer una suerte de mini convención abierta que de la percepción de que a Harris no se le está simplemente pasando la batuta gratis.
Pero el movimiento del presidente Joe Biden fue claro: anunciar casi inmediatamente después de su dimisión como candidato que endorsaba a Harris para que uno a uno en ese juego de poder y presiones que, según fuentes internas del «The Washington Post», protagonizaron Barack Obama y Nancy Pelosi, no tuvieran más opción que alinearse con su decisión. El mandatario ha prometido una alocución en horario estelar el miércoles por la noche para despejar dudas sobre los que serán los últimos meses como presidente.
Mientras tanto, Harris lleva el liderazgo de la campaña a todo motor buscando reunirse con votantes indecisos en estados clave. En las últimas horas se fue hasta Wisconsin para buscar esos apoyos y antes, durante un evento público en el que heredó el equipo de campaña de Biden, la vicepresidenta dio la línea de por dónde irán los tiros con su candidatura. «En los días y semanas que vienen, yo, junto con ustedes, haré todo lo que esté a mi alcance para unir a nuestro partido demócrata, para unir a nuestra nación y para ganar esta elección», dijo Harris en su primer discurso de campaña.
Casi inmediatamente el expresidente Donald Trump dijo en una respuesta enojada en su red Truth Social que el cambio en la cima de la lista demócrata había engañado «al Partido Republicano, haciéndole perder mucho tiempo y dinero». El exmandatario agregó que esperaba que hubiera muchos debates en el resto de la campaña, afirmando que Harris tenía «números de encuestas absolutamente terribles contra un joven fino y brillante llamado DONALD J. TRUMP».
En su columna titulada «Ya no parece imposible que Trump pierda», el profesor Amado expone sobre esto que aunque es cierto que el republicano sigue teniendo una ventaja de dos puntos sobre Harris en las encuestas, si la vicepresidenta reinventa su mensaje más allá de lo que considera han sido los logros de Biden y se enfoca más bien en reintroducirse a los estadounidenses de una manera inteligente, la oportunidad de obtener una victoria el 5 de noviembre se aumenta.
Parece que los republicanos bien saben esto y por eso han concentrado los ataques contra Harris desde varios frentes. El primero tiene que ver con la poca efectividad de la vicepresidenta cuando Biden le encargó la seguridad de la frontera Sur del país, que se comparte con México y por la que bajo su mirada seguían entrando miles de inmigrantes irregulares al país. Finalmente esa responsabilidad fue cedida al secretario de seguridad nacional.
También cuestionan sus años de fiscal en California, diciendo que ella busca convertir al país en una «cloaca progresista llena de personas sin hogar». Esto en referencia a la crisis de vagabundos que se vive en las principales ciudades del estado. En defensa, Harris le dijo a una multitud en Delaware que, como fiscal en California antes de ser elegida para un alto cargo, se había encontrado con «perpetradores de todo tipo», incluyendo «depredadores» que habían abusado de mujeres, así como «estafadores» y «tramposos». «Escúchenme cuando digo, conozco el tipo de Donald Trump». Harris también acusó al nominado republicano de buscar llevar a EE UU «de regreso a una época en la que muchos de nuestros compatriotas no tenían libertades y derechos plenos». Otro ataque no menor en época de redes sociales es el que los republicanos hacen de la risa de la vicepresidenta. Durante toda su gestión, Harris ha recibido críticas mesuradas que cuestionan la forma en la que ríe, calificándola de «molesta» e «imprudente».
En los últimos días viralizaron varias apariciones públicas de la funcionaria en eventos de alto perfil donde su risa parecía resaltar. Pero su campaña, en un intento por abrazar el voto de la Generación Z, ha transformado esa crítica a favor y adaptado su risa e icónica frase viral «¿Piensas que simplemente caíste de una palmera?», al ritmo de la música de Charli XCX, una artista británica cuyo álbum BRAT se transformó en la banda sonora del verano. Y en una maravilla política solo posible en 2024, Charli terminó coronando a la vicepresidenta con un tuit: «Kamala is BRAT». En lo que se vislumbra será una campaña abrazada por la cultura popular, la poderosa entre la comunidad afroamericana Beyonce dio permiso a Harris para que en sus discursos se le reciba a la vicepresidenta con su tema «Freedom» de fondo, una jugada peculiar para una campaña que dice querer «salvar la democracia de EE UU».