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Reunión Sánchez-Aragonés bajo la sombra de Puigdemont

Pedro Sánchez y Pere Aragonés se hicieron la foto en Barcelona a las puertas del Palau de la Generalitat y en la Galería Gótica. Fuera del foco, pero muy presente Carles Puigdemont empecinado en hacer descarrilar el tren que puede llevar a Salvador Illa a la presidencia de la Generalitat. Aún no había llegado el presidente Sánchez a Barcelona y Puigdemont se mostraba muy activo en las redes sociales "a ver si el presidente del Gobierno español puede explicar hoy a los catalanes las razones por las que estamos siempre a la cola de las ejecuciones presupuestarias del Estado y, en cambio, Madrid está disparada, también como siempre". Lo ilustraba con datos. Ejecución en Madrid, 212%, Cataluña, 45%.

Lo que no decía Puigdemont es que con su patada de banco ayer, Cataluña dejará de percibir 1.543,5 millones entre 2024 y 2026 y no contemplaba que en los últimos años Cataluña ha recibido el 18,8% del total del dinero anticipado a las autonomías, ha condonado 15.000 millones de deuda y ha cerrado los traspasos de Cercanías, financiación en becas e investigación y el Ingreso Mínimo Vital. Lo que los republicanos califican de “carpeta cero”. Puigdemont sabe que sólo él puede dar al traste con las aspiraciones de Illa, y de Sánchez, y de paso fagocitar a ERC y se emplea a fondo en este objetivo utilizando sus resortes en Cataluña y en Madrid como ayer demostró. Su objetivo es repetir elecciones en Cataluña y no se rasgará las vestiduras si cae el Gobierno de Pedro Sánchez.

 

De momento, ha puesto en jaque a Sánchez pero no puede dinamitar la relación entre ERC y PSC. Las negociaciones, después del parón de la pasada semana, avanzan a buen ritmo y la foto en el Palau de la Generalitat es la prueba del algodón. Flanqueado por dos ministros, Félix Bolaños que se reunió con la vicepresidenta Laura Vilagrà, y Elma Saiz con su homólogo Carles Campuzano, el presidente se esmeró en afianzar la confianza con ERC, tanto en Madrid como en Barcelona. Todo el mundo coincide que se está encarando la recta final de la negociación pero sigue la incógnita de la financiación singular. Algunas fuentes apuntan que se está armando el acuerdo con un cambio en la LOFCA que reconozca el principio de ordinalidad -que evite el desfase actual de Cataluña que aportando en el tercer lugar del ranking recibe como el décimo, o el decimocuarto según el método de cómputo- y desarrollar el consorcio de la administración tributaria catalana y española contemplado en el Estatut. Eso sí, ante esta solución ERC sigue defendiendo un concierto catalán similar al vasco que permita la recaudación y la gestión de los impuestos. Si los republicanos no ven satisfechas sus expectativas amenazan sin tapujos con la repetición electoral.

ERC ha reservado la fecha del 1 de agosto para la celebración de la consulta que debe ratificar el acuerdo con el PSC. Si esta fecha se confirma el acuerdo sería público como máximo el próximo lunes para hacer campaña interna. 8.700 militantes tendrán la última palabra y el resultado es incierto y Puigdemont se esmera en profundizar las contradicciones incluso barajando la posibilidad de su vuelta tantas veces prometida como incumplida. Una vuelta que por tanto sería inmediata en caso de producirse como afirman en su entorno.

De momento, se está preparando un gran acto en el sur de Francia en apoyo del presidente exiliado aunque desde Junts se están bajando las expectativas ante la dificultad de movilizar a sus militantes que ya disfrutan de sus vacaciones y no parece que estén para actos. La pasada semana la ANC convocó una manifestación en Barcelona y el resultado un rotundo fracaso: solo 1.500 asistentes.

Oriol Junqueras, aspirante a repetir como presidente de ERC, ayer movió pieza respaldando un posible acuerdo con el PSC. Un manifiesto con más de 2.000 adhesiones está en marcha a favor de “resituar a ERC” para “no depender de Puigdemont”, según cuentan en su entorno que acusa a Rovira de estar demasiado supeditada a Junts. El grupo de Rovira, núcleo duro negociador, es partidario de alcanzar un acuerdo porque una repetición electoral sería un suicidio para los republicanos, pero son conscientes del malestar de las bases que pueden votar contra el acuerdo simplemente como voto de castigo.

La reunión entre los dos presidentes “para tratar temas de interés” no tiene nada que ver con las negociaciones, según dijeron las portavoces de ambos gobiernos, pero a nadie se le escapa que es un gesto muy relevante que renueva la confianza y transmite a la militancia de ERC el mensaje de que solo su partido es capaz que el PSOE cumpla lo pactado.

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