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«Hay más dinero que nunca para resolver los problemas de vivienda»

«Hay más dinero que nunca para resolver los problemas de vivienda»

Celia Pérez Molins, Managing Director en Molins Construction Solutions, asegura que los fondos no se pueden desperdiciar 

La vivienda plantea uno de los principales desafíos existenciales que encaramos como sociedad. En este sentido, hay bastante unanimidad: en España urge aumentar la oferta de vivienda. La misma puede venir por el lado de la obra nueva, sin duda, pero también por el impulso a la rehabilitación con la sostenibilidad en el foco, para lo que actualmente hay más dinero que nunca gracias a los fondos europeos. Celia Pérez Molins, Managing Director de Molins Construction Solutions, y que también presidió hasta hace poco Anfapa, la Asociación de fabricantes de morteros y SATE, cree que los fondos no se pueden desperdiciar.

¿Por qué el de la vivienda es uno de los principales problemas que sufre España?

Porque es un drama social que afecta a la salud y bienestar de las familias, a la emancipación de los jóvenes, a las tasas de natalidad y al envejecimiento de la población, con todo lo que implica en términos económicos… Pero también es un problema económico en sí mismo, pues podría terminar frenando el crecimiento y la creación de empleo, ya que obstaculiza la movilidad de muchos trabajadores al impedirles alquilar o comprar un piso en las zonas con más demanda de trabajo.

¿Cómo solucionarlo?

Es la pregunta del millón y no tiene fácil respuesta. Simplificando al máximo, hay que aumentar la oferta, tanto por la vía de la obra nueva como por la de la rehabilitación. Hay que construir más viviendas en ciertas zonas, pero también hay que impulsar las obras de reforma y rehabilitación para rejuvenecer, hacer habitables y sacar al mercado inmuebles en mal estado. Para ello, hay más dinero que nunca, gracias a los fondos europeos, que no podemos desperdiciar si no queremos que el problema de la vivienda se enquiste en la sociedad.

¿Ve riesgo de desaprovecharlos?

Por desgracia, sí, sobre todo a la vista de las dificultades en la canalización y ejecución de las ayudas comunitarias, especialmente las partidas destinadas a eficiencia energética y rehabilitación, que son dos pilares esenciales del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

¿Están llegando los fondos?

Los fondos no están llegando a las empresas al ritmo que deberían. Hay muchas ayudas disponibles que los ciudadanos no conocen por la falta de información y por la desconfianza que les genera todo lo relacionado con «procesos administrativos». No tenemos una cultura en torno a la rehabilitación. Urge eliminar cuellos de botella y aligerar trámites burocráticos… En definitiva, tenemos mucho trabajo por hacer si queremos lograr los objetivos marcados por las autoridades comunitarias, cuya consecución, no olvidemos, es determinante para seguir recibiendo más ayudas. En otras palabras, desaprovechar los fondos que ya tenemos puede impedir la recepción de más dinero en el futuro.

No la veo optimista… una compañía como la suya debiera ser un termómetro ideal para evaluar si vamos por buen camino…

Tal vez no sea una cuestión de optimismo, me identifico más con el positivismo. No solo confío en que el futuro depare cosas buenas, sino que actúo de manera proactiva para que esas cosas sucedan. En este sentido, desde Molins trabajamos intensamente en la divulgación a todos los agentes de la cadena de valor, así como a la sociedad, de las ventajas que tiene una rehabilitación integral de las viviendas y de cómo el mantenimiento de los inmuebles es igual de importante que el de un vehículo.

¿Cómo se puede difundir esta idea?

El diagnóstico de los problemas de vivienda requiere realismo, voluntad política y determinación en la toma de decisiones. Siete de cada diez euros de los fondos europeos afectarán directa o indirectamente a la construcción. Pero hasta la fecha muy pocas son las ayudas que han llegado a las empresas, al menos a las ligadas a los proyectos de rehabilitación. Hay que introducir mejoras en el diseño y gestión de las ayudas para ampliar el modelo más allá de la vigencia de los fondos. Durante la próxima década más de la mitad del parque edificado español tendrá más de 50 años y un 40%, más de 60. La tasa de rehabilitación en España apenas llega al 0,12% del parque, cuando debiera situarse en el 1,2%.

Desde su punto de vista, ¿en qué tipo de obras de rehabilitación habría que focalizarse?

Sobre todo en las relacionadas con la mejora de la eficiencia energética, pues son las que más ahorro permiten a los hogares y las que más mejoran la calidad de vida. En este sentido, las empresas tenemos que esforzarnos en reducir la huella de carbono de nuestros productos, en consonancia con la nueva versión de la directiva europea, que por fin deja de hablar de edificios de consumo de energía casi nulo y se empieza a hablar de edificios de cero emisiones. Y también se reconoce por fin el impacto de todo el ciclo de vida del edificio para el cambio climático, porque hasta la fecha únicamente se evaluaba desde el punto de vista del carbono operativo –el que se emite para funcionar– como calefacción o refrigeración. Los materiales de construcción tenemos mucho que mejorar y aportar y debemos buscar la forma de que nuestros productos contribuyan a mejorar la calidad de vida y el desarrollo social, con menos CO2, haciéndolos más reciclables, sin generar residuos y sin consumir agua.

Pues parece que ha llegado el momento. ¿No cree?

Desde luego. Las empresas debemos avanzar en ese sentido. Nadie duda de que los fondos pueden resultar fundamentales para impulsar una cultura social orientada a la rehabilitación, hasta ahora inexistente. Pero las cosas podrían estar cambiando... En el periodo que va entre enero y abril de 2024, los visados crecieron un 13% respecto al mismo periodo del año pasado. Puede que estemos ante un punto de inflexión o que simplemente sea un espejismo. En cualquier caso, si bien lo malo viene solo, lo bueno hay que empujarlo. Ojalá las cifras de estos primeros meses de 2024 se consoliden, lo que requeriría la movilización inminente de todos los agentes públicos y privados del sector de la construcción.

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