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Los impuestos se comen siete meses del salario anual de los españoles

Más de la mitad del salario anual de los españoles se lo come el pago de impuestos. Según un informe de la Fundación Civismo, los españoles dedican 212 días, unos siete meses, de renta familiar para pagar los tributos de obligado cumplimiento en este año 2024. La presión fiscal, además, va “in crescendo”, ya que ahora los españoles tienen que dedicar 17 días más de su sueldo que en 2021 a pagar impuestos.

"El incremento de la carga impositiva junto con el aumento del nivel de precios y el estancamiento de los salarios por el déficit de productividad de la economía española hacen que los españoles deban destinar siete meses de su trabajo a pagar impuestos", ha afirmado el director de la Fundación Civismo, Albert Guivernau.

El mantenimiento de la presión fiscal en niveles elevados afecta significativamente a la economía doméstica, subraya la Fundación Civismo. En 2023, la recaudación por IRPF alcanzó un récord histórico de más de 120.000 millones de euros, impulsada por el aumento de las rentas totales de las familias y la escalada en los tramos fiscales. La recaudación por IVA también marcó un hito, alcanzando un récord nominal de 88.000 millones de euros en 2023, superando en más de 2.000 millones la cifra de 2022, por el aumento del consumo, pese a la rebaja de este impuestos en bienes esenciales como la luz, el gas o los alimentos.

Sin embargo, “la falta de medidas para reducir la carga tributaria, junto con el aumento general de los precios y otros impuestos, ha llevado a una pérdida de poder adquisitivo y menor ascenso social y económico para los ciudadanos”, advierte el informe. A esto se suma el estancamiento salarial en España durante más de una década.

Desde 2012, los salarios medios sólo han aumentado un 3,4%, una cifra que contrasta negativamente con otros países europeos. En abril de 2024, la subida salarial media en España fue del 2,92%, inferior al promedio europeo del 4,7% y al 6,2% en Alemania, además de ser menor que el IPC del 3,3%. “Esta situación ha resultado en una mayor presión fiscal sobre salarios relativamente menores, y una consecuente pérdida de poder adquisitivo, exacerbando las dificultades económicas de las familias españolas”, señala la Fundación Civismo.

Existen, además, diferencias entre las comunidades autónomas, ya que, por ejemplo, los catalanes son los que dedican mayor tiempo al pago de impuestos: cinco días más respecto a la media nacional y ocho días respecto a Madrid, región que junto a Andalucía y Castilla y León destacan por rebajar impuestos, ya que hay que tener en cuenta que el 50% del IRPF está cedido a las comunidades, que pueden establecer deducciones. Estas disparidades se reflejan en variaciones de hasta un 7% en el IRPF por una misma renta anual bruta de 23.985 euros. Así, mientras los contribuyentes vascos pararían de pagar impuestos el 22 de julio, los catalanes seguirían haciéndolo hasta el 4 de agosto.

En este contexto, para la Fundación Civismo la deflactación del IRPF se presenta como una "herramienta fundamental" para mantener la equidad tributaria frente al aumento del coste de vida. "Este enfoque ajusta los tramos impositivos para evitar que los contribuyentes experimenten mayores cargas fiscales simplemente debido a la inflación", han subrayado.

Además, las cotizaciones sociales netas suponen el 60% del pago de impuestos anual debido a la enorme presión que ejercen las cotizaciones pagadas por la empresa. Esto implica una diferencia notable respecto al resto de las economías desarrolladas, situándose la media de la OCDE en un 47%. Como consecuencia, España tiene una presión fiscal sobre el consumo sustancialmente más baja que la media europea y de la OCDE, mientras que es mucho más alta en cotizaciones sociales e impuestos directos, siendo esto más perjudicial para los contribuyentes españoles al tener un mayor peso en la fiscalidad nacional.

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