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Nadal y Alcaraz hacen “match”: vencen a la pareja neerlandesa y están a un partido de la lucha por las medallas en los Juegos

Nadal y Alcaraz hacen “match”: vencen a la pareja neerlandesa y están a un partido de la lucha por las medallas en los Juegos

El dúo español de ensueño español se impuso a Griekspoor y Koolhof por 6-4, 6-7 (2/7) y 10-2, y ya están en semifinales del torneo olímpico

Rafa Nadal y Carlos Alcaraz derrotaron a los neerlandeses Griekspoor y Koolhof (6-4, 6-7 [2/7] y 10-2), siguen emocionando a la afición de París y continúan en el cuadro de dobles del torneo olímpico, ya a un partido de meterse en la lucha por las medallas.

El manacorense y el murciano forman una pareja de ensueño: el ídolo que está llegando al final de una carrera irrepetible y el nuevo héroe; el maestro y el alumno, de alguna manera, más en esta disciplina que Carlos admitió que llevaba un par de temporadas sin disputar. Dos tenistas grandes no tiene por qué funcionar como dúo, pero los españoles lo están haciendo, lanzados también por la ilusión que los mueve. Si hubiera una red social de tenistas, está claro que han hecho "match". Cada uno a su manera: Rafa, más tranquilo, utilizando más la toalla entre punto y punto, por ejemplo, más sereno en los momentos delicados; y Carlos, pura energía con los 21 años que tiene, capaz de cualquier cosa, de llegar a la luna si hace falta. Está la veteranía y la genialidad, uno es zurdo y el otro diestro, los dos le ponen una pasión al juego extraordinaria... Parece escrito para una película.

Bochorno

El partido se trasladó a la Suzanne Lenglen, la segunda pista más importante de Roland Garros, bautizada en esta jornada como la pista de los abanicos, porque el bochorno que había en París era tremendo. Parecía que las gradas estaban llenas de insectos aleteando, por el movimiento de los propios abanicos, para los más previsores; de los papeles o de lo que fuera con tal de generar un poco de aire. La espera mientras cambiaban la red (para el dobles se coloca de forma distinta, por fuera de las dimensiones del campo) se hizo larga, pero cuando los tenistas pisaron la tierra todo se olvidó.

Carlos vio algo que le hizo gracia y sonrió mientras se colocaba la muñequera. En lo que también se sincronizaron los dos jugadores españoles fue en la carrera que dan desde la red hasta el fondo de la pista para empezar el calentamiento. Menuda foto. El partido empezó con un remate impresionante de Alcaraz y el griterío de los aficionados. El “Vamos Rafa” era la estrella, el “Vamos Nadalcaraz” tuvo menos éxito entre los seguidores.

Buen comienzo

Nadal arrancó algo parado, pero fue de menos a más hasta adueñarse del encuentro. Alcaraz empezó restándolo casi todo y moviéndose en la red de maravilla. A veces está todavía algo perdido, pero pone los golpes imposibles y la potencia en la pareja. Llevaban la iniciativa los españoles. Eran los primeros en amenazar con el break y fueron los que lo consiguieron en el séptimo juego, con una derecha tremenda del murciano desde el fondo, que sorprendió a todos. Al juego siguiente llegaron las primeras dificultades para los chicos dirigidos en el torneo olímpico por David Ferrer, y ahí se vio al Rafa experto: era el que más hablaba en las conversaciones entre punto y punto. Salieron del apuro por un error de Griekspoor y no perdonaron ese primer parcial.

Con apenas dos sets jugados juntos más un par de entrenamientos, la pareja de oro (que espera convertir esa frase en literal) conecta, respetando las particularidades de cada uno: que Nadal se vaya a restar más al fondo y Carlos menos y cosas así. "Aquí o aquí", se escuchaba al joven decir con las manos en la espalda, para saber la dirección del saque del manacorense.

El grito común es claro también: "Vamos". Se lo decían constantemente, sobre todo en las dificultades, pero también en los puntos brillantes. Con 4-3, pero esta vez sin break, también llegaron en el segundo set esos momentos de agobio, esta vez con Alcaraz al servicio. El murciano salvó las dos pelotas de break. Después desperdiciaron dos al resto... El encuentro estaba más trabado y el resultado era muy ajustado. En el dobles un despiste se paga, y jugárselo todo en un supertiebreak es poco más que una tanda de penaltis, no hay mucho margen.

Un final feliz

Llegaron hasta ahí después de que en el tiebreak del segundo parcial los neerlandeses, con Koolhof como protagonista, fueran muy superiores. En esos momentos de angustia es cuando más importante es apoyarse uno a otro. "Vamos, eh", le gritaba Rafa a Carlos después de ponerse 2-0 por con una volea del balear. "España, España", gritaban desde la grada, donde también se veían camisetas "naranjas". Pero parecía España, más que Francia o Países Bajos. La tensión encendió a Nadal, hiperactivo en esta muerte súbita, siempre pendiente de su compañero para el choque de manos o para las palabras de ánimo. 3-0, 4-0, 5-0. "Estamos", decía el balear con vehemencia. 6-1 con el remate de Carlos, que salta y pide el apoyo de la grada y tiembla incluso de la emoción al celebrarlo con Nadal. 7-1, 8-1, no falla el zurdo con sus dos servicios. 9-1 después de que Koolhof tocara la red con la raqueta. El partido ya no se podía escapar. La película sigue, y Hitchcock solía decir que era mejor tener un final feliz para que los espectadores no se vayan del cine cabreados.

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