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El líder del ejército sudanés sobrevive a un intento de asesinato una semana después de anunciarse las negociaciones de paz en Suiza

El líder del ejército sudanés sobrevive a un intento de asesinato una semana después de anunciarse las negociaciones de paz en Suiza

Un ataque con drones contra la base militar de Gebeit concluyó con la muerte de cinco personas 

El general Abdel Fattah Al-Burhan, jefe del ejército sudanés, podría haber muerto ayer. Pero no murió. El intento de asesinato perpetrado mediante un ataque con drones se quedó en un susto para el líder de una de las facciones enfrentadas en la guerra civil sudanesa. Según afirmaron los testigos de lo ocurrido, el ataque ocurrió en la base militar de Gebeit, una localidad situada aproximadamente a 100 kilómetros de Port Sudán, durante una ceremonia de graduación. Pese a que Al-Burhan salió ileso, el ataque concluyó con la muerte de cinco personas en los últimos momentos de la mencionada ceremonia.

Lo ocurrido en la base de Gebeit es de considerable importancia para sopesar los acontecimientos en el país africano. En primer lugar, refrena los esfuerzos realizados por la comunidad internacional para buscar una salida a la guerra civil que lleva 15 meses enfrentando al ejército, comandado por el propio Al-Burhan, contra el diabólico (diabólico porque están perpetrando un genocidio en la región de Darfur) grupo paramilitar conocido como las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) y liderado por el general Mohammed Hamdan Dagalo, alias Hemedti. Además, el ataque pone en duda la seguridad de Port Sudán, que es adonde se trasladó el gobierno sudanés como respuesta a la virulencia de los combates que están teniendo lugar en la capital tradicional del país, Jartum.

El intento de asesinato ha ocurrido apenas una semana después de que Hemedti anunciara su intención de participar en las conversaciones de paz que se celebrarán en Suiza el próximo mes de agosto. El líder de las RSF dijo entonces que estas negociaciones, organizadas por Estados Unidos y Arabia Saudita, serían “un paso importante” hacia la paz y la estabilidad en Sudán, y que ayudarían a crear un nuevo Estado basado en “la justicia, la igualdad y el gobierno federal”. Conversaciones que Hemedti podría haberse evitado de haber sido fructífero su intento de asesinato y que ahora comenzarán inevitablemente empañadas por lo ocurrido. Algo que tampoco sería extraño en una guerra donde las sucesivas conversaciones de paz han concluido en fracaso y las sucesivas treguas no han sido respetadas por ninguna de las dos partes.

Las conversaciones que tendrán lugar en agosto incluirán como observadores al bloque de la Unión Africana, a Naciones Unidas, a Egipto y a Emiratos Árabes Unidos (país cuya ayuda política y militar a las RSF ha sido probada hasta la saciedad en los últimos meses). Y el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, aseguró durante el anuncio del evento que “su objetivo es lograr el cese de la violencia en todo el país, permitir el acceso a la ayuda humanitaria a todos aquellos que la necesitan y establecer un sólido mecanismo de seguimiento y verificación para garantizar la implementación de cualquier acuerdo”. Casi nada.

El interés de Hemedti por finalizar una guerra que va ganando (controla la práctica totalidad de la capital y de la región de Darfur, además de las zonas más fértiles del país) es relativo. Lo demostró el sábado en la localidad occidental de El Fasher. Según informó a AFP un médico del hospital de la ciudad, los paramilitares asesinaron a 22 personas e hirieron a otras 17 en su esfuerzo por tomar la última ciudad de Darfur que escapa a su control y que lleva sitiada desde el pasado mes de mayo. La artillería fue la encargada de cometer la masacre.

El Fasher, la capital del estado de Darfur del Norte, se ha convertido así en un campo de batalla clave en la guerra y fundamental para el control de la región de Darfur, conocida tanto por sus hambrunas como por el genocidio que lleva sucediéndose desde comienzos de siglo. La ayuda humanitaria sigue siendo insuficiente en una región al borde de la hambruna. Se espera que el número de víctimas aumente con el paso de los días.

Según ha confirmado Naciones Unidas, más de 300.000 personas han huido de sus hogares en El Fasher debido a los combates. El ataque del sábado fue el bombardeo más mortífero reportado desde principios de mes, cuando 15 civiles murieron en el bombardeo de otro mercado de la ciudad.

Sudán está sumido desde abril de 2023 en una guerra que ha dejado decenas de miles de muertos y que ha provocado una grave crisis humanitaria que no sale en el televisor por alguna compleja razón incomprensible. Las conversaciones en Suiza comenzarán el 14 de agosto con poca esperanza de que avancen. Las negociaciones previas en Yeda (Arabia Saudita) no lograron poner fin a los combates… y queda en entredicho que Al-Burhan se muestre muy dispuesto después de haber escapado de la muerte, otra vez.

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