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El décimo puesto que desconsuela a Lazkano

Miren Lazkano (San Sebastián, 27 años) recordará los Juegos de París como un tobogán de sensaciones que dieron como resultado una plaza entre las 12 mejores en su debut olímpico. Después de un primer día muy negativo, la donostiarra le dio la vuelta con su pase a la final, pero de nuevo tres errores que le costaron seis segundos en la manga decisiva sumieron a Lazkano en un discurso demasiado triste para una deportista que finalizó décima en sus primeros Juegos. «Me he sentido mal», explicó la piragüista vasca. «He tenido errores y sé que podía haberlo hecho mejor, y me da pena porque hay deportistas que disfrutan en los Juegos, pero para mi han sido duros», resumió. Todo comenzó el martes en las clasificatorias. «Ha sido un poco frustrante», reconocía Lazkano al valorar sus dos descensos que le dieron el pase a la semifinal de C1 en aguas bravas. Lo hizo con el 15º tiempo y con unas sensaciones que las reflejó abiertamente junto a la zona mixta. Enfadada consigo misma, por no haber sabido canalizar lo que supone debutar en unos Juegos Olímpicos, Lazkano se tomó su tiempo en privado para tratar de gestionar esas sensaciones negativas con las que acabó su labor en el canal de Vaires sur Marne . «27 años, debutante en Juegos, con un público maravilloso y entregado... La magnitud del evento le está cohibiendo un poco respecto a sacar lo que ella puede sacar en el agua», manifestó con claridad su entrenador Aritz Fernández. Y aunque en los días previos Lazkano aseguraba que «no me voy a presionar más de lo necesario», la primera presencia en el canal de Vaires y la exigente preparación previa pasaron factura, que pese a clasificarse para semifinales no había encontrado ni «sensaciones» ni consideraba que había tenido el control de su descenso. 24 horas después, Lazkano se plantó delante de las mismas 23 puertas para hacer un descenso muy intenso que la llevó primero a marcar el mejor tiempo momentáneo y después a clasificarse con total solvencia para la final con la octava marca de las participantes. Mientras miraba en la pantalla gigante su nombre con la F mayúscula de finalista, recibía la felicitación de su entrenador y el de Maialen Chourraut , Xabier Etxaniz. «Hoy ha sido otra cosa», afirmaba en la zona mixta seria pero mucho más relajada. «Me he encontrado mucho mejor, más suelta. Por fin lo he conseguido», fue su concesión a la alegría antes de marcharse para preparar la última y decisiva manga. En la final, volvió a ir a por todas, a arriesgar en busca de un gran resultados, pero su ímpetu lo pagó con tres sanciones para seis segundos en total que le alejaron de los puestos de privilegio con los que soñaba. Y volvió el bajón, la mirada perdida y la sensación de que en sus brazos había un resultado mucho mejor de ese décimo que muchos debutantes en unos Juegos firmarían antes de viajar.

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