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Revive el turbo, el bañador más temido, y su éxito es arrollador

Revive el turbo, el bañador más temido, y su éxito es arrollador

Se impone la poca ropa sobre la playa. Lo dice la pasarela y lo dicen también los famosos. Tomamos nota de cómo lucirlo sin asumir demasiados riesgos

Hace relativamente poco tiempo, se hicieron virales unas fotografías del zar Nicolás II bañándose desnudo. Nos llamó la atención entonces cómo una persona de su rango se dejaba inmortalizar tal y como Dios le trajo al mundo. ¿Qué le había llevado al último de los Romanov a permitir semejante idea? Lo cierto es que, posiblemente, el monarca no tuviera la conciencia del desnudo que tenemos actualmente. Porque deberían saber que la idea de vestirnos para bañarnos es relativamente moderna. Durante siglos, tanto hombres como mujeres se metían en el agua del mar o de los ríos desnudos. No fue hasta el siglo XVI cuando la cosa empezó a mutar y no sería hasta el XIX, época de la que heredamos muchas costumbres, cuando comenzamos a concebir la idea de traje de baño que tenemos actualmente.

Y, como normalmente sucede, la norma fue mucho más estricta con las mujeres que con los hombres, a los que todavía en el siglo XIX se podía ver de vez en cuando en «cueros». Aquí es donde podemos encajar estas fotografías del zar. Así que si lo pensamos bien, posiblemente Nicolás II pensaría que íbamos con demasiada ropa al vernos con un bañador turbo.

Es innegable que este modelo es a la moda masculina lo que el bikini a la femenina, pero con mucha menos polémica. Si el dos piezas no se hizo popular hasta los años 60, lo de ir quitando tela a la ropa de baño de los hombres comenzó ya en los años 20. Cuanto más populares se hacían los deportes acuáticos, más nos quejábamos de la cantidad de tejido que llevábamos, así que poco a poco fuimos recortando centímetros.

Personajes como el Tarzán que interpretó Johnny Weissmüller en 1932 también ayudaron a hacernos a la idea de que un taparrabos podía ser una buena opción cuando nos perdíamos por la selva. De ahí a dar el salto a la playa fue coser y cantar. Hollywood también tuvo que ver mucho en introducirnos la idea del bañador corto. Las imágenes de actores como Tony Curtis, Richard Chamberlain o Paul Newman en la década de los sesenta, con minúsculas prendas ceñidas al cuerpo, nos vendían la idea de que nadie perdía ni un ápice de masculinidad por mostrarse casi desnudo sobre la arena. Y lo mismo pasaba con estrellas de este lado del Atlántico: Alain Delon provocó más de un suspiro cuando se animó a posar con el mítico bañador turbo.

Con todo un movimiento defendiendo la ropa ceñida, no es raro que las marcas comenzaran a nutrir un mercado ansioso por esta novedad a la hora de vestir en la playa. Y así es como llegó el turno de la firma Speedo, una compañía que ancla su historia en los principios del siglo XX, pero que, tras haberse dedicado a la moda de baño durante sus primeras décadas de existencia y reconvertirse en productora de mosquiteras durante la II Guerra Mundial, llegó a los años sesenta de manera pletórica consiguiendo, incluso, dar nombre a esta prenda.

Marcando estilo

Podemos encontrarla como turbo, sunga y un sinfín de nombres más que irónicamente hacen referencia al aparato reproductor masculino, pero lo cierto es que todo el mundo sabe de lo que hablamos si nos referimos a ellos como bañador Speedo. En esto ha tenido también mucho que ver, ahora que estamos en plenos Juegos Olímpicos, el deporte. De hecho, la firma asegura que más del 60 % de medallistas en disciplinas acuáticas han lucido alguno de sus diseños, por lo que se han convertido en toda una referencia. Y, de hecho, este poder de convocatoria que tienen entre los deportistas, considerados como los gladiadores de nuestra época, es lo que también ha hecho que los Speedo gocen de popularidad durante los últimos años.

Porque si de algo podemos estar seguros es de que este modelo de baño es uno de los que triunfan en las playas de nuestro país y de toda Europa y parte de América (Estados Unidos sigue siendo todavía algo conservador en lo que respecta a lucir bañadores tan ceñidos y pequeños en las costas). Ahora que TVE ha rescatado «Verano azul», vemos también cómo la batalla entre Pancho y Javi se puede trasladar a nuestro baño. El primero lucía el mini short que hoy es tan popular, mientras que Javi apostaba por el turbo, el modelo que busca arrebatar el trono de la moda veraniega a cualquier otro diseño. Y lo cierto es que ninguno tiene por qué competir, ya que cada uno tiene su lugar… y sus defensores.

En el caso del bañador turbo, tenemos un sinfín de hombres que apuestan por este modelo que es perfecto sobre todo si ya hemos cogido algo de color. Hay creadores, como es Giorgio Armani, que gusta de mostrarse en los meses de verano con estos diseños. Y no solo eso: también apuesta por defender esta tendencia y apoyarla con modelos que podemos encontrar en cualquiera de sus firmas, como puede ser Emporio Armani. De hecho, la marca más deportiva del maestro italiano puede ser un buen lugar donde hacerse con uno de estos diseños. Versace o Dolce&Gabbana son otra de las firmas italianas que se apuntan también a esta tendencia.

Los mejores reclamos

Los últimos también tienen mucho que ver en este éxito gracias al popular anuncio de una de sus fragancias en las que el modelo David Gandy aparecía con un bañador turbo blanco. Otras firmas como Dsquared2 tampoco se quedan atrás y esto no es de extrañar en una marca que gusta mucho del juego homoerótico en todas las colecciones que diseña.

Lejos de las pasarelas, otras firmas, además de Speedo, también se han creado un hueco en este campo, destacando, sobre todo, AussieBum, una marca australiana que heredó el espíritu de la primera. Centrándonos en los rostros conocidos que han decidido mostrar su cuerpo bien contorneado (aunque esto no sea obligatorio) gracias a un bañador turbo, quizás uno de los más destacados sea Andy McDougall. El exmarido del influencer Pelayo Díaz suele posar con este tipo de bañadores, algo que seguro aprendió de su ex, también aficionado a seguir las tendencias y ser uno de los primeros en mostrarnos qué se lleva.

El cantante Ricky Martin o el modelo Jon Kortajarena son otros buenos ejemplos de hombres que apuestan por un bañador mínimo para refrescarse cuando sube la temperatura, lo mismo que el conocido empresario Gianlucca Vacchi. Él es otro de los creadores de tendencia que gusta mostrarse a la última y parece que para eso encuentra un buen aliado en este tipo de bañador.

Así que ya saben, tomen buena nota de lo que les decimos. Si quieren ir a la moda este verano en la playa, ya pueden ir pensando en mostrar el máximo de carne con un bañador que lleve el mínimo de tela. Se aceptan todo tipo de colores y estampados, aunque es cierto que por las reducidas dimensiones de estos diseños es mejor apostar por los monocolor en tonos oscuros. Pero ya lo saben. Igual que hacían los antiguos e, incluso, el mismísimo zar, lo importante es que se sientan libres con lo que hagan y disfruten de las vacaciones, que para eso están. Pero por si acaso, cúbranse… mucho o poco, pero cúbranse.

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