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El Meadows de Dallas acoge dos obras de artistas barrocas españolas

El Meadows de Dallas acoge dos obras de artistas barrocas españolas

Las dos pinturas, las más antiguas de la colección de las que se tiene constancia, se incorporan al creciente número de obras de mujeres artistas del espacio

La historia del arte española continúa expandiéndose más allá de nuestras fronteras, gracias a labores como las del Museo Meadows de Dallas (EE UU). El espacio ha anunciado la adquisición de dos obras de mujeres artistas del siglo XVII: un bodegón de Josefa de Ayala (c. 1630-1684) y una cruz de celda pintada de María Josefa Sánchez (activa entre 1639 y 1652). Ayala fue una figura fundamental del arte barroco ibérico que obtuvo reconocimiento y numerosos encargos durante su vida, y fue una de las pocas mujeres artistas independientes y documentadas de la época. En conjunto, las adquisiciones reflejan un vibrante clima artístico en la península Ibérica que otorgaba a las mujeres cierta libertad de expresión. Ambas fueron adquiridas con fondos de la Fundación Meadows y estarán expuestas en las galerías del Meadows en otoño.

«Nos complace incorporar estas importantes obras a nuestra colección», declaró Amanda W. Dotseth, directora Linda P. y William A. Custard del Museo Meadows. «El exquisito ejemplo de la obra de Ayala muestra la técnica magistral de la artista y su destreza para infundir a las composiciones de bodegones tanto belleza estética como un profundo significado simbólico, mientras que la conmovedora cruz de celda de Sánchez no solo demuestra su habilidad artística, sino que también destaca su papel en la conformación de la expresión religiosa y la espiritualidad de la época. Esperamos con ansias las oportunidades educativas y de investigación que se originarán a partir de estas adquisiciones, y lo que descubriremos sobre la vida de las mujeres artistas en el siglo XVII».

Ayala, dinámica

Ayala nació en Sevilla antes de que su familia se trasladara a Portugal, el país natal de su padre. Como muchas mujeres artistas de la época, nació en el seno de una familia de artistas y fue formada por su padre, el pintor Baltazar Gomes Figueira. Tenía estrechos vínculos personales y estilísticos con algunos de los artistas sevillanos más influyentes, que muy probablemente marcaron su desarrollo artístico, como Francisco de Herrera el Viejo, Francisco de Zurbarán y Bartolomé Esteban Murillo. Ayala nunca se casó ni se ordenó monja, pero a los 29 años obtuvo la condición de "donzela emancipada", lo que le permitió vivir y trabajar de forma independiente. Su carrera floreció en Portugal, donde obtuvo numerosos encargos eclesiásticos y privados, y durante su vida produjo unos 150 cuadros, lo que la convierte en una de las artistas más prolíficas de la época.

El recién adquirido "Bodegón" es un ejemplo de la destreza de Ayala en la creación de composiciones dinámicas e intrincadas. El cuadro presenta una serie de frutas, verduras y flores dispuestas sobre una repisa oscura, un recurso habitual entre los pintores de bodegones activos en Iberia, como Juan Sánchez Cotán y Juan van der Hamen. «Revela una hábil combinación de arte y profundidad temática», expresó Dotseth. «Sus bodegones, en particular, reflejan el uso inteligente pero lúdico del trampantojo para transmitir complejos temas religiosos, así como un hábil uso de los elementos decorativos para captar la atención y resultar agradables a la vista».

Sánchez, un misterio

Por su parte, de la vida de Sánchez se conocen menos detalles. Activa entre 1639 y 1652, se especializó en la elaboración de cruces de celda, objetos populares para el culto privado en España y Latinoamérica. Aunque algunos han argumentado que pudo ser monja o novicia, el uso de la palabra «doña» en sus cruces firmadas sugiere que posiblemente fuera una noble; a pesar de la falta de documentación sobre su vida, la existencia de obras firmadas indica cierto nivel de reconocimiento y prestigio. Es posible que estuviera emparentada con Clemente Sánchez, conocido por cruces similares del siglo XVII, pero mientras Clemente se menciona en los registros históricos, el nombre de María Josefa permanece ausente.

La obra adquirida de Sánchez exhibe un estilo afín al de Luis de Morales, cuyo arte se difundió ampliamente a través de grabados. Las similitudes visuales entre la "Cruz de celda" de Sánchez y "Pietà" de Morales de la colección del Meadows son evidentes; ambos artistas comparten el gusto por las figuras alargadas, una paleta limitada y un elevado sentido de la devoción espiritual y la contemplación. En la composición, domina un Cristo crucificado, que mira hacia arriba y lleva una corona de espinas. Sus extremidades alargadas y sus rasgos expresivos evocan el estilo manierista. Dotseth comentó: «Como objeto funcional y de devoción privada, la adquisición de una cruz de celda pintada fomentará la investigación sobre su pintora, hasta ahora poco conocida, y esclarecerá las prácticas de devoción personal en la Iberia moderna temprana».

Estas dos pinturas -las más antiguas de la colección de las que se tiene constancia- se incorporan al creciente número de obras de mujeres artistas de la colección, entre las que se encuentran Luisa Roldán (1652-1706), Francisca Efigenia Meléndez y Durazzo (1770-1825), María Blanchard (1881-1932), Helen Escobedo (1934-2010) y Cristina García Rodero (nacida en 1949).

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