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Ni el clitorís ni el punto G: muy pocos conocen el punto K

Ni el clitorís ni el punto G: muy pocos conocen el punto K

Existen diferente puntos erógenos clave para mantener una vida íntima satisfactoria 

Conocer y explorar los puntos erógenos del cuerpo puede incrementar significativamente la satisfacción sexual y la conexión entre las parejas. Los puntos erógenos son áreas del cuerpo con una alta densidad de terminaciones nerviosas, lo que las hace especialmente sensibles a la estimulación.

Además de los puntos convencionales también existe uno desconocido tanto por lo hombres como por las mismas mujeres: el punto K. También conocido como "el pasaje misterioso", el punto K es una de las zonas erógenas más ocultas y potencialmente placenteras del cuerpo femenino.

Fue descubierto por la sexóloga Barbara Keesling en 1998 y se encuentra justo donde comienza el cuello del útero. La dificultad para acceder a esta zona es parte de lo que lo hace tan intrigante y especial, ya que requiere de técnicas específicas para su estimulación.

Cómo estimular el punto K

Para alcanzar y estimular el punto K, es esencial fortalecer el suelo pélvico mediante ejercicios de Kegel. Estos ejercicios ayudan a elevar el útero y aumentar el flujo sanguíneo a esta área, incrementando así su sensibilidad y facilitando el acceso. Las posturas sexuales que permiten más profundidad son las más recomendadas para estimular el punto K.

Los ejercicios de Kegel consisten en contraer y relajar los músculos que sostienen la vejiga, el útero y el intestino. Entre los principales beneficios se encuentran la mejora del control urinario, especialmente útil para mujeres después del parto y personas mayores, y el aumento del placer sexual, ya que fortalecen los músculos responsables de la sensibilidad y la intensidad de los orgasmos. Además, ayudan a prevenir el prolapso uterino y son una herramienta de apoyo postparto, facilitando la recuperación de los músculos debilitados durante el embarazo.

Para realizar correctamente los ejercicios de Kegel, primero es necesario identificar los músculos correctos, lo cual se puede hacer intentando detener el flujo de orina a mitad de camino. Una vez identificados, los ejercicios se pueden realizar en cualquier posición, aunque es recomendable empezar acostado. La técnica básica consiste en contraer los músculos del suelo pélvico, mantener la contracción durante tres a cinco segundos, y luego relajarlos durante el mismo tiempo.

Beneficios de una vida íntima activa

Una vida íntima activa conlleva numerosos beneficios tanto para la salud física como mental. Físicamente, las relaciones sexuales regulares pueden fortalecer el sistema inmunológico, reducir la presión arterial, mejorar la salud cardiovascular y aumentar la producción de hormonas como la oxitocina y la dopamina, que promueven el bienestar y reducen el estrés. Además, el acto sexual es una forma de ejercicio que ayuda a quemar calorías y mantener un peso saludable.

En cuanto a la salud mental, una vida sexual activa puede mejorar el estado de ánimo y aumentar los niveles de felicidad. Las relaciones sexuales favorecen la liberación de endorfinas y serotonina, neurotransmisores asociados con la reducción del estrés y la ansiedad.

También fortalecen la conexión emocional y la intimidad en las relaciones de pareja, lo que puede conducir a una mayor satisfacción y estabilidad emocional. Además, la actividad sexual regular está vinculada con una mejor calidad del sueño y una mayor autoestima

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