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Noah Lyles cumple con su amenaza y es el hombre más rápido del mundo

Noah Lyles llegó a París con el objetivo de repetir la experiencia de los Mundiales de Budapest. Allí logró el triplete de la velocidad y en el Stade de France ya ha dado el primer paso. El estadounidense se impuso con 9.79 por delante del jamaicano Thompson, que corrió en el mismo tiempo, y el también estadounidense Kerley (9.81). Dijo que para ganar el oro habría que mejorar su tiempo y lo cumplió. Eso sí, los 9.58 de Usain Bolt en Berlín 2009 y los 9.63 del mito en los Juegos de Londres siguen siendo inalcanzables.

En las ocho calles de la recta de Stade de France había donde elegir. Tres estadounidenses, dos jamaicanos, dos africanos y un italiano. Empezando por el final, por el único europeo, y por quien tuvo que esperar a los tiempos de las tres semifinales para certificar su presencia entre los mejores aparecía Lamont Marcell Jacobs. El transalpino defendía el oro olímpico logrado tres años antes. Lo hacía con escasos argumentos porque logró la clasificación por tiempos y porque después del oro en Tokio apenas podía presumir de ser campeón de Europa hace un par de meses. Los dos africanos, Simbine (Suráfrica) y Tebogo (Botswana), ya habían cumplido colándose en la final. El gran favorito era uno de los herederos de Bolt, Kishane Thompson. Con 23 años, los dos últimos había recortado cuatro décimas a su mejor marca para dejarla en 9.77. El otro jamaicano, Oblique Seville, se atrevió a desafiar a Lyles en la semifinal.

El trío de estadounidenses estaba liderado precisamente por el triple campeón del mundo en los pasados Mundiales de Budapest. Noah Lyles había corrido en 9.81 en Londres hace un par de semanas, aunque para subir al podio posiblemente tuviera que correr más que nunca. Fred Kerley, subcampeón olímpico en Tokio, y Bednarek eran poco más que acompañantes.

Con este panorama y los brincos de Lyles en la presentación, la carrera se hizo esperar. Un retraso de cuatro minutos que a alguno de los finalistas se le hizo eterno. Kishane Thompson perdió el oro en una mala salida. El jamaicano era el más explosivo de los finalistas y su puesta en escena fue la tercera peor. Por eso la final estuvo tan igualada. Thompson había volado en las dos carreras anteriores en el comienzo y se topó con que tenía demasiados rivales que remontar. Lyles tampoco salió bien, pero su progresión fue la mejor y eso le permitió correr el mejor 100 de su vida. Los 9.79 que le valieron el oro eran su mejor marca personal. Thompson se tuvo que conformar con la plata por cinco milésimas. Tras ellos Kerley, subcampeón olímpico hace tres años que bajó un escalón. Cuatro de los finalistas que bajaron de 9.90 se quedaron lejos de los metales.

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