La negra fe que enmudece a la "madridista" Taylor Swift
No sonarán los compases de la guitarra country de la celebérrima cantante estadounidense [[LINK:TAG|||tag|||63361a465c059a26e23f829b|||Taylor Swift]] en la ciudad por excelencia de la música, Viena. Los cerca de 200.000 swifties (que así se llaman los fans, especialmente las fans, de la muchacha de Pensilvania) que pensaban acudir a alguno de sus tres conciertos (ayer, hoy y mañana) en el estadio vienés Ernst Happel (escenario de grato recuerdo para los españoles, porque allí La Roja conquistó la Eurocopa de 2008), se quedarán sin escuchar en directo a su ídolo.
La cancelación de las actuaciones previstas de la autora de ‘Shake it off’, que continúa sus etapas europeas tras su paso fulgurante por el Santiago Bernabéu de Madrid hace unos meses dentro de su gira ‘Eras tour’, se debe a una amenaza terrorista que pendía sobre el espectacular tríptico musical de la sensual Swift.
Según ha informado el gobierno austríaco, la policía detuvo a dos jóvenes ciudadanos del país alpino, de 16 y 19 años, radicalizados súbitamente a través de Internet por el Estado Islámico o ISIS, grupo terrorista de corte yihadista al que habrían jurado lealtad, al menos el mayor de ellos, detenido en la localidad sureña de Ternitz. Tras practicar un registro domiciliario en casa del joven terrorista de 19 años, de ascendencia macedonia, la policía austriaca encontró una ingente cantidad de productos químicos como para perpetrar un catastrófico ataque explosivo.
El canciller del país, el conservador Karl Nehammer, sucesor del polémico y joven Sebastian Kurkz, expresó a través de su cuenta en X que "la situación en torno al ataque terrorista aparentemente planeado en Viena era muy grave". En su mensaje añadía que aunque la cancelación es "una amarga decepción para todos los fans de Austria", se ha intentado "evitar una tragedia".
Una tragedia que afortunadamente la policía austriaca, en colaboración con las fuerzas especiales dependientes del ministerio de Interior de aquel país, pudo evitar, anticipándose a la jugada, para que la sangre no llegara al río Danubio. Episodios como este, ya digo que gracias a Dios abortados, traen a la memoria horrores como el vivido el 22 de mayo de 2017 en el Manchester Arena, durante un concierto de Ariana Grande, en el que hubo 22 muertos y 116 heridos a causa de otro atentado suicida de ISIS.
Toda la paz reinante durante los Juegos Olímpicos de París 2024, blindados ante cualquier fechoría de los hijos de la gran Yihad, se ha ido al traste por culpa de dos (hasta la fecha) adolescentes radicalizados, un par de lobos solitarios, encarados con una sociedad en la que no se integran, y que son acogidos por los brazos abiertos del más negros de los terrores: el de la sombría manada que aúlla a la media luna sangrienta.
Ahora, tras la cancelación en Viena, la reaparición de Taylor Swift se prevé para el 15 de agosto en Londres, donde la cantante norteamericana cerrará su ciclo europeo con hasta seis conciertos (hasta el día 20) en el estadio de Wembley, donde el pasado 1 de junio el Real Madrid ganó su 15ª Champions. Desembarcó en el Viejo Continente el pasado 24 de mayo, en el lisboeta Estadio da Luz, escenario donde los merengues levantaron su décima orejona, justo una década antes, el 24 de mayo de 2014. Ya podían estos pirados aguafiestas haber abrazado la fe blanca.