La llegada de un «megaterremoto» mantiene en alerta a los japoneses
Japón se encuentra en estado de alerta ante la posibilidad de un «megaterremoto» que podría acarrear pérdidas humanas y materiales devastadoras en amplias zonas del centro y oeste del país. En un hecho sin precedentes, la Agencia Meteorológica de Japón emitió este jueves un boletín especial y un aviso, donde se indicaba que las probabilidades de un evento sísmico de gran magnitud han aumentado tras un temblor de magnitud 7,1 que sacudió la prefectura de Miyazaki, ubicada en la isla meridional de Kyushu. Este fenómeno provocó la generación de varios pequeños tsunamis, lo que intensificó las preocupaciones sobre la seguridad en la región.
Ubicado en el «Cinturón de Fuego del Pacífico» –una zona caracterizada por una intensa actividad volcánica y sísmica–, el país asiático es considerado uno de los más vulnerables a los terremotos a nivel mundial. Expertos en sismología han alertado durante décadas que un gran sismo en la Fosa de Nankai es solo cuestión de tiempo, planteando serios desafíos para la gestión de riesgos. Las autoridades tratan, por tanto, de intensificar sus esfuerzos en la preparación y mitigación para afrontar las consecuencias potencialmente catastróficas en un entorno geográfico tan activo y propenso a desastres.
Por ello, las autoridades niponas han hecho un llamado a la población para que se mantenga vigilante durante una semana, ya que han ocurrido casos anteriormente en los que se han registrado grandes terremotos consecutivos en esta área en un intervalo de siete días. Si bien el aviso no requiere una evacuación obligatoria, se aconseja a los residentes de las zonas que podrían verse afectadas que estén listos para evacuar de inmediato en caso de que la situación lo amerite.
El temblor registrado el jueves, a pesar de su magnitud, no causó pocos daños generalizados. Según el Ministerio de Territorio, Infraestructuras, Transporte y Turismo, 16 personas resultaron heridas, dos de ellas de gravedad, y tres viviendas en Kyushu colapsaron. Los japoneses, que reciben educación sobre cómo reaccionar ante desastres naturales, han respondido con una mezcla de preocupación y la calma característica de su cultura.
Una fosa es una depresión lineal en el fondo oceánico, similar a una trinchera. La de Nankai se extiende a lo largo del lecho marino desde la prefectura de Shizuoka, al suroeste de Tokio, hasta la prefectura de Miyazaki, en la isla de Kyushu. Este punto geográfico es crucial, ya que marca la interacción entre la Placa Marina de Filipinas y la Euroasiática, dos de las diez placas tectónicas que constituyen la litosfera terrestre.
El proceso tectónico en esta región es complejo, ya que la Placa de Filipinas se hunde continuamente debajo de la Euroasiática a un ritmo de varios centímetros anuales. Esta subducción genera tensiones acumulativas en los límites de ambas placas, lo que resulta en un incremento progresivo de la presión. Una vez que se supera el umbral de resistencia material de la Euroasiática, ocurre un rebote que se manifiesta de forma abrupta, dando lugar a un terremoto. Este fenómeno resalta la necesidad de una vigilancia constante y de la implementación de medidas de mitigación para reducir los efectos de un posible sismo devastador en la región.
La reciente advertencia sísmica subraya la amenaza de un posible terremoto de gran magnitud en un futuro incierto, que podría provocar intensas sacudidas y la generación de enormes tsunamis. Históricamente, esta región ha sido el epicentro de devastadores temblores de magnitud ocho o nueve, que ocurren cada uno o dos siglos. Este temido sector ha sido responsable de varios «megaterremotos», que comúnmente se suceden en pares y han ocasionado tsunamis devastadores a lo largo de la costa meridional nipona. Los modelos de riesgo sismológico indican que, en el peor de los casos, una catástrofe así podría resultar en la pérdida de cerca de 250.000 vidas, lo que acentuaría la urgencia de los planes de evacuación y respuesta ante emergencias.