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Starmer pide «alerta máxima» a la Policía por el riesgo de violencia en Reino Unido este fin de semana

«Estad alerta». Este es el mensaje que ha dado el primer ministro británico, Keir Starmer, a la Policía para este fin de semana pese a que las aguas parecen calmadas en las calles del país desde hace unos días. El Gobierno tiene información de inteligencia sobre potenciales nuevas protestas de la extrema derecha para este fin de semana y mantiene el despliegue de 6.000 antidisturbios.

Las calles están calmadas desde el miércoles por las contramanifestaciones masivas contra el racismo y el fascismo y por los juicios rápidos establecidos por Starmer para amedrentar a los alborotadores como hizo en los disturbios de 2011, cuando era el fiscal general y fueron encarceladas 1.300 personas. Ahora ya son más de treinta los encarcelados y hay 150 encausados y cerca de 600 arrestados, una cifra que seguirá subiendo en las próximas semanas porque la Policía está revisando todo el material gráfico acumulado.

El primer ministro está convencido de que la amenaza de cárcel inmediata será un factor disuasorio para la ultraderecha como lo fue en 2011 con los saqueadores. Ayer fueron condenados un joven de 28 años a 20 meses de cárcel por incitar al odio racial por escribir en Facebook «aplastad el hotel Britannia», donde estaban los solicitantes de asilo en Leeds, y otro joven de 30 años a 8 meses de cárcel por acoso racial intencionado agravado por gritar «labios de goma» a un grupo de negros y cantar «EDL, EDL», las siglas de la Liga de Defensa Inglesa, la organización de antimusulmana ya desintegrada cuyos antiguos miembros están detrás de las protestas.

También fue encausado el concejal laborista Ricky Jones, de 57 años, por gritar, en un discurso en la contraprotesta del miércoles en Londres «cortad el cuello a la ultraderecha», acompañando su voz con un lento gesto de degollación. El Partido Laborista lo ha suspendido. Ninguno de los procesados ha hecho ninguna reivindicación ante el juez. Todos han reconocido su delito y algunos han roto a llorar. El precio que está pagando el colectivo judicial también es muy alto. Los juicios exprés, que durarán meses, han significado que un centenar de abogados de oficio y fiscales tengan que hacer horas extra. El colectivo se queja de las largas horas de trabajo y que la inmediatez de las vistas no da tiempo para preparar los casos.

No ha habido disturbios desde el martes por la noche, cuando empezaron a conocerse las sentencias a los alborotadores. Con las aceras y las plazas tranquilas, parece que la lucha ahora se ha trasladado a las redes sociales. El Gobierno se plantea revisar la ley de seguridad online aprobada ya por los conservadores en el Parlamento y que otorga mayor responsabilidad a las empresas de redes sociales sobre el contenido, empresas como Meta, TikTok y X/Twitter. El mayor enemigo del Gobierno ahora mismo es Elon Musk, el multimillonario propietario de X, que readmitió a los «influencers» de extrema derecha prohibidos en la plataforma cuando la compró en 2022 y ahora ha planteado un pulso a Starmer, que le acusa de permitir la desinformación y los bulos. Y es el mismo Musk es el que los está propagando. Musk ha acusado a Starmer de tener «dos raseros» de actuación policial, uno muy duro contra los activistas de extrema derecha y otro más blando contra los manifestantes de Black Live Matters en 2020 y propalestinos ahora.

Musk replicó el miércoles un mensaje en X con la portada de los diarios británicos de 2014 cuando en Rotherham, donde la ultraderecha asaltó una mezquita la semana pasada, estalló el escándalo de una red de tráfico infantil paquistaní que había traficado con 1.400 niñas inglesas durante 16 años y la Policía no lo había sido investigado por miedo a ser acusada de racista, según una investigación posterior. «¿Sigue pasando esto?», escribía Musk sobre la vieja portada digital. El mensaje fue replicado por Tommy Robinson, el fundador de la Liga de Defensa Inglesa, considerado como el instigador de las protestas desde Chipre, donde está fugado desde el día antes de las protestas, aunque él dice que no. Robinson estaba prohibido en Twitter antes de que lo comprara Musk. Este viernes se quejó del acoso mediático en el hotel de cinco estrellas donde está alojado y lamentó haberse tenido que mudar a Atenas para estar tranquilo.

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