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Blinken viaja a Oriente Próximo en busca de la última oportunidad para un acuerdo de paz en Gaza

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, regresó ayer a Oriente Próximo con el objetivo de lograr al fin llevar a buen término las negociaciones para la liberación de los rehenes y el alto el fuego transcurridos 317 días desde el 7 de octubre, fecha del ataque terrorista de Hamás en Israel e inicio de la ofensiva de las Fuerzas de Defensa israelíes en Gaza. Está previsto que, en medio de un ambiente de alta tensión regional y preocupación por la posibilidad de una escalada, la nueva gira regional de Blinken, que en la víspera había asegurado que el acuerdo está «próximo», arranque hoy con una reunión con el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en su oficina de Jerusalén.

En el centro de los últimos fracasos de las negociaciones para un acuerdo se sitúan las exigencias de Hamás, que no estará presente en la nueva ronda de conversaciones y denuncia el optimismo de los representantes estadounidenses. La organización islamista palestina exige a Israel que sus tropas abandonen el corredor de Netzarim, que separa la ciudad de Gaza del centro de la Franja, y que hagan lo propio de otro corredor, el de Filadelfia, que hace de divisoria entre el exiguo territorio palestino y Egipto.

Israel se ha negado siempre al entender que Hamás prepara su regreso a las partes de Gaza de las que ha sido desalojado con vistas a seguir controlando el territorio y hasta expandir su poder a Cisjordania. Una y otra vez, Netanyahu ha asegurado que la guerra solo terminará una vez haya derrotado militarmente a la organización islamista.

Según el medio saudí Asharq, en las últimas horas Estados Unidos habría ofrecido a las partes una nueva propuesta nuevamente rechazada por Hamás: entre las condiciones, la reducción –que no la retirada– de la presencia militar israelí en el corredor de Filadelfia, el regreso de la Autoridad Palestina para hacerse con el control del paso de Rafah con la supervisión israelí, el retorno de desplazados al norte de Gaza, la salida de Cisjordania de presos palestinos puestos en libertad por Israel y el derecho de veto acordado con Israel para la liberación de un centenar de reos palestinos y presencia de las Fuerzas de Defensa israelíes en Gaza.

Netanyahu recordaba en las últimas horas tras reunirse con sus ministros que «hay cosas en las que no podemos ser flexibles e insistimos en ello». «Hasta ahora Hamás sigue atascado en el no», aseguró el primer ministro israelí. «Ni siquiera ha enviado un representante a las conversaciones en Doha, por lo que la presión debe dirigirse a Hamás y a Sinwar, no al Gobierno israelí», zanjó.

Tres cascos azules heridos

Con el acuerdo en el aire, la región vivió ayer una nueva jornada de tensión. Durante la mañana del domingo, Hizbulá volvió a lanzar varias decenas de cohetes y fuego de artillería contra territorio israelí. Las sirenas volvieron a activarse horas más tarde en la región de la Galilea Occidental, en el norte de Israel. Las autoridades locales pidieron a la población que se mantuviera cerca de los refugios, según el diario israelí Haaretz. La respuesta de Israel contra la milicia proiraní acabó ayer con la vida de un combatiente de la organización, Fadi Kassem Kaaan, en el sur del país de los cedros.

Por otra parte, a primera hora de la tarde de ayer, la Fuerza Interina de Naciones Unidas en el Líbano (FINUL) anunciaba que tres militares habían resultado heridos leves como consecuencia de una explosión registrada cuando se desplazaban en un vehículo –identificado con claridad como perteneciente a la ONU– en el municipio de Yarin, en el sur del país, según un comunicado oficial. «Estamos investigando el incidente, recordamos con insistencia a todas las partes y actores que tienen la responsabilidad de evitar dañar a los cascos azules y a los civiles», añadía la nota de la FINUL.

Medios libaneses reportaron a lo largo de la tarde del domingo que puede haber al menos un militar ghanés herido, aunque al cierre de esta edición no había confirmación oficial al respecto. En la zona opera un batallón de Ghana dentro del mandato de la FINUL, una misión internacional de mantenimiento de la paz establecida en 1978.

La ofensiva sigue en Gaza

A primera hora de la mañana de ayer, responsables del Ejército israelí daban cuenta de la eliminación durante la noche en el campo de Yenín, en el norte de Cisjordania, de «dos altos responsables de Hamás». Entretanto, las FDI comenzaban ayer maniobras para profundizar en su ofensiva terrestre en el centro de Gaza, concretamente en la localidad de Jan Yunis y en las inmediaciones de Deir al Balah, en el sur y en el centro del enclave respectivamente.

Viernes y sábado los mandos los responsables israelíes ordenaban las correspondientes evacuaciones forzadas a la población. Además, las operaciones de las FDI han continuado también en Rafah, cerca de la frontera con Egipto. El balance de víctimas de las últimas horas se salda con al menos una veintena de muertos, comenzando por siete fallecidos –una mujer y sus seis hijos– por el impacto de un misil israelí contra una residencia de Deir al Balah, según la agencia de noticias palestina Wafa.

Otros cuatro civiles fallecieron y decenas resultaron heridos por otro ataque contra el campamento de refugiados de Nuseirat. También murió una mujer por un bombardeo en el barrio de Sabra de la ciudad de Gaza y cuatro civiles más perdieron la vida en el campamento de Jabalia, en el norte del territorio, como resultado de los bombardeos israelíes.

Finalmente, las fuentes palestinas confirmaban ayer otros cuatro muertos y seis heridos por otro ataque israelí al este de Jan Yunis, datos recogidos por Europa Press. Globalmente, las autoridades sanitarias palestinas elevan hasta los 40.100 el número de muertos en Gaza como consecuencia del operativo de las fuerzas israelíes contra Hamás a partir del 8 de octubre.

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