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Sánchez pasa fuera de España un día a la semana en esta legislatura

La política exterior es una materia que normalmente no suele generar mucha expectación entre los ciudadanos. Prueba de ello es su escasa mención durante los debates electorales, por ejemplo. Sin embargo, el presidente Pedro Sánchez ha convertido esta materia en su principal refugio ante las turbulencias de la política doméstica. Según los cálculos de LA RAZÓN, desde que fue investido el pasado 16 de noviembre hasta el 31 de agosto –una vez concluida su gira por África– habrá estado fuera de nuestras fronteras 42 días de los 290 de la legislatura. O lo que es lo mismo, se ha ausentado una media de un día a la semana en los últimos nueve meses.

Su afán por subirse en el Falcon y poner tierra de por medio es superior al de su predecesor, Mariano Rajoy, y también al de su compañero de partido, José Luis Rodríguez Zapatero. En este sentido, LA RAZÓN ha comparado los viajes que cada uno de los presidentes realizó el primer año de legislatura y el resultado refleja que, incluso en pandemia, viajó más que Zapatero durante su primer año en 2004, quien ese mismo ejercicio –260 días– salió de nuestras fronteras hasta en 30 ocasiones, visitando un total de 21 países. Estuvo fuera el 11,5% del año. Por su parte, Rajoy, en 2012 estuvo 36 días de viaje, visitó 19 países y consumió el 9,8% del tiempo en el extranjero. En el caso de Sánchez, en 2020, coincidiendo con la pandemia y las restricciones derivadas de la crisis sanitaria, estuvo 31 días viajando, en 12 países y el 8,4% fuera. Es decir, pese a la pandemia viajó en total más días que Zapatero. Pero, incluso si comparamos otro año, Sánchez sigue batiendo todos los récords. En 2006, Zapatero viajó 19 días y visitó 13 países. Pasó solo el 5% del tiempo fuera de nuestras fronteras. En 2014, Rajoy viajó 33 días, y visitó 21 países.

Las ausencias de Sánchez no son baladí ya que en varias ocasiones ha faltado a plenos en el Congreso de los Diputados o no ha participado en votaciones en la Cámara Baja. Por ejemplo, la defensa de la polémica Ley de Amnistía el pasado mes de marzo corrió a cargo del portavoz socialista en el Congreso, Patxi López. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se escudó en la visita a España del rey Abdalá II de Jordania para evitar debatir con el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, un asunto clave durante esta legislatura. Además, este primer año de legislatura está siendo legislativamente atípico, tal y como se preveía. Prueba de ello es la sequía legislativa: tan solo ha conseguido aprobar 12 leyes, aunque más de la mitad (siete) son decretos.

Los datos recopilados por este medio revelan que ha visitado al menos 25 países en lo que va de legislatura. El reconocimiento de Palestina y mantener un perfil activo en la guerra de Ucrania han mantenido ocupado al Jefe del Ejecutivo, en ocasiones poniendo contra las cuerdas la credibilidad e imagen exterior de España. Israel, Egipto y Palestina fueron sus destinos iniciales tras su investidura. Su visita desembocó en una crisis sin precedentes en los casi 37 años de relaciones diplomáticas con el estado hebreo. Paralelamente, también tuvieron su repercusión en el debate doméstico, influenciado por una decisión unilateral del Jefe del Ejecutivo por ganar notoriedad en el plano exterior en detrimento de afrontar los asuntos nacionales. Coincidiendo con la campaña de las elecciones europeas –en las que el Partido Popular fue el vencedor– el socialista realizó una gira por distintos países europeos para arañar el compromiso de otros estados a su propuesta. Su gira no consiguió nuevas adhesiones a su pretensión de dar este paso con el conflicto en Gaza abierto en canal. Únicamente avanzaron en esa dirección los países que ya lo tenían decidido: Irlanda y Noruega. Lo llamativo durante todos estos viajes, más allá de no someterse al control de la oposición o de los medios de comunicación a través de ruedas de prensa con preguntas, es que no hizo una sola llamada a la dirección del PP para hablar de los grandes temas que actualmente condicionan el tablero geopolítico. Ya sea Oriente Próximo o la guerra en Ucrania. De hecho, desde la oposición le han reprochado en más de una vez que se escude en su agenda exterior para no dar la cara. «Deje de utilizar la política exterior como cortafuegos de sus problemas internos», le dijo el líder de la oposición en el mes de abril.

Paralelamente, las huidas del presidente Sánchez al exterior también le han permitido escabullirse de grandes escándalos. Por ejemplo, durante su viaje a Marruecos entre el 20 y 21 de febrero estalló el «caso Koldo». Aunque no pudo evitar responder a las preguntas de los periodistas respecto a si la dimisión del entonces ministro de Transportes, José Luis Ábalos, estaba relacionada con la trama, el Jefe del Ejecutivo esquivó la tormenta con un «no sabía nada». Además, sus intervenciones en el extranjero han tenido repercusiones. La Junta Electoral Central (JEC), le abrió un expediente por realizar declaraciones favorables al primer secretario del PSC y candidato a la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, en su viaje oficial a Doha, en el marco de la gira que hizo el presidente por Oriente Próximo para abogar por el reconocimiento de Palestina. A final de este mes, Sánchez retoma su agenda y lo hace fuera de nuestras fronteras. Otra huida hacia adelante para no explicar, por ejemplo, la financiación singular de Cataluña.

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