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2005, ¿dígame? ‘Quiero mi flip phone de vuelta’

Una fracción significativa de la generación Z parece estar llegando a un punto de inflexión con nuestra hiperconectividad actual. Los jóvenes, el grupo más comúnmente asociado con el uso de tecnología y redes sociales, también son quienes están abriendo el camino hacia un détox digital.

Sus razones para hacerlo son tan variadas como sus colecciones de zapatillas, pero una de mucho peso es la salud mental. Según un estudio realizado por el McKinsey Health Institute, “La generación Z, en promedio, es más propensa que otras generaciones a expresar sentimientos negativos sobre las redes sociales”.

La encuesta, realizada a más de 42 000 personas, analizó cuatro ámbitos del bienestar: mental, física, social y espiritual, y este grupo obtuvo los peores resultados en todas las categorías. No es ninguna sorpresa, entonces, que una de cada cuatro Gen Zers relaciona pasar tiempo en plataformas como TikTok e Instagram con una peor salud mental.

La eterna pregunta del huevo o la gallina que caracteriza la relación entre las corrientes culturales y las tendencias no ha tardado en aparecer. Entre la tendencia cottagecore con todas sus vertientes –la decoración DIY, la costura para hacer upcycling, la obsesión con las plantas– y la nostalgia por los años 90 y 2000, el afán por desconectar está en todas partes. El resurgimiento de series como Sexo en Nueva York y la consecuente romantización de un estilo de vida más libre en ciertos aspectos no han hecho más que agudizar el deseo por tener más control sobre nuestra accesibilidad.

Las tecnológicas han escuchado a los usuarios y han empezado a crear smartphones con estética Y2K –para quienes no se resignan del todo a perder su streak en Snapchat, pero sí quieren el look– como con el regreso del icónico Razr de Motorola en su 20 aniversario con el motorola Razr 50 ultra y motorola Razr 50. Con diseño de flip phone para que puedas colgar tan dramáticamente como si estuvieras en Gossip Girl y con Paris Hilton como embajadora, no existe un mejor collage de los años 2000 con todas las funcionalidades de un móvil moderno.

Si te queda duda de que, a veces, menos es más, no tienes más que mirar el resurgimiento en popularidad de los auriculares con cable, con celebrities como Bella Hadid, Lily-Rose Depp y Zoë Kravitz renunciando a la comodidad de los AirPods a favor de su versión más retro.

La añoranza por un mundo en que casi por obligación había que juntarse a beber Cosmos con las amigas cuando se quería cotillear en lugar de hacerlo en el chat de grupo, en que las citas se conseguían por pura casualidad –y una buena dosis de atrevimiento, si eres como Samantha– en vez de por apps, y casi todo el contenido que consumías era intencional, encaja perfectamente con la tendencia de las generaciones más jóvenes de priorizar las experiencias y conexiones reales. Una encuesta realizada por SPC, marca de tecnología española, encontró que el 56,5 % de las personas que participaron (todas entre 18 y 35 años) se ha planteado hacer un détox digital, y una parte de quienes lo han logrado lo hizo “para conectar con el mundo offline y crear conexiones reales con las personas”.

Algunas marcas, puesto que el 12,2 % de los participantes ha optado por cambiar su smartphone por un teléfono sin internet, han ido un paso más allá y han lanzado dumbphones (es decir, lo contrario a los smartphones): móviles con las funciones más básicas, en muchos casos sin conexión a internet, que permitan la conveniencia y seguridad de permanecer localizable, sin el asedio de estar al alcance de todo el mundo digital, a todas horas. Las opciones van desde los semi-smartphones como el Light Phone II, que incluye algunas apps y wifi, hasta versiones más simples como el SPC Wild, que no tiene acceso a internet pero, para máximo factor nostálgico, cuenta con Snake, el juego más emblemático de las primeras generaciones de móviles. Podrá haber empezado como postureo, pero el movimiento va cobrando fuerza. Y mientras tanto, las que no nos planteamos despegar los ojos del móvil mientras ello signifique correr el riesgo de perdernos las últimas fotos de Paul Mescal en el set de Gladiador 2, mantendremos a las personas más analógicas actualizadas.

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