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Cómo funcionaba el 'timo de la estampita': cuando las estafas se hacían 'offline'

Si siempre se ha dicho que el lenocinio era 'el oficio más antiguo del mundo', la estafa profesional podría ser el segundo perfectamente. Desde que el mundo es mundo ya se conocen casos de tretas, artimañas y engaños para sacarle dinero y favores a los demás. En la tradición cristiana, ya los primeros humanos, Adán y Eva, fueron víctimas de una serpiente estafadora.

Tiempo atrás (ni dos décadas hace, aunque parezcan una eternidad), antes del uso extendido de internet, los delincuentes a un tipo de estafa que no era 'ciber-', sino 'analógica'. Ya se sabe que la falta de medios agudiza el ingenio, y es que esta clase de timadores eran capaces de ingeniárselas para inventar trampas y representarlas, como si fuesen obras de teatrillo barato, para que las víctimas les entregasen el dinero voluntariamente sin darse cuenta del engaño.

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Ahora ya casi no se les ve por las calles, pero hace más tiempo en las aceras se instalaban tahúres y prestidigitadores que habían hecho del juego de manos un arte, un arte con el que engañaban a los paseantes y se quedaban con su dinero. Todo el mundo tiene en la cabeza alguna escena de película en la que aparece un tipo prometiendo grandes recompensas a quien logre adivinar 'dónde está la pelota' de entre tres cubiletes.

Una de las tretas más famosas, que ya forma parte de la imaginería popular española es el famoso 'timo de la estampita', una clase de trampa en la que los verdaderos estafadores se hacían pasar por inocentes fáciles de engañar, aunque el resultado acababa siempre a su favor. Fue una de las astucias más recurridas durante el siglo pasado, y tiene un funcionamiento la mar de ingenioso.

Cómo funcionaba el 'timo de la estampita'

A través de este timo, se daba un divertido juego en el que se le ofrecía a la víctima estafar a otra persona, pero por supuesta era siempre éste primero el que acababa siendo 'desplumado'. Una de las imágenes más icónicas del cine sobre esta artimaña aparece en la película de 1959 'Los tramposos', dirigida por Pedro Lazaga y coprotagonizada por Tony Leblanc y Antonio Ozores, en la que dos delincuentes deciden reformarse por amor.

Esta semana, recordando el 'timo de la estampita', la Guardia Civil compartió una publicación a través de redes sociales (@guardiacivil) en la que daban a conocer el mecanismo que hacía funcionar esta jugarreta. Aplicando una especie de 'justicia' moral retorcida, se castigaba a la víctima por haberse querido aprovechar, aunque fuese de manera ficticia, de una persona con discapacidad.

Todo empieza cuando el primer estafador detiene en la calle a la futura víctima y se hace pasar por una persona con discapacidad intelectual, mostrándole una bolsa repleta de lo que parecen ser billetes, especialmente algunos de gran valor. A continuación, el timador asegura que estos papeles no son más que 'cromos' o 'estampitas', y que tiene muchas más guardadas en casa.

Una vez que ya se ha cautivado la atención de la víctima en el asunto, aparece un segundo estafador por la calle que, aparentando no conocer al otro con supuesta discapacidad intelectual, se acerca hasta la pareja. Este segundo rufián actúa como gancho, ofreciéndole al primero una buena cantidad de dinero por todo el contenido de la bolsa repleta de 'estampitas'.

Cuando el primer estafador accede a la venta muy contento, el segundo se lamenta de haber olvidado portar dinero suficiente, y anima a la víctima a que sea ella quien intente 'dar gato por liebre' a la persona con supuesta discapacidad mental. Cuando la víctima le entrega el dinero correspondiente, ambos estafadores desaparecen por completo de la vista y, para cuando quiere abrir el bolso lleno de lo que le parecieron billetes, descubre que no eran sino recortes de papel pintados.

 

Aún así, la Guardia Civil recuerda que tanto esta como otra clase de artimañas se pueden seguir dando y que, aunque ahora los estafadores prefieren esconderse detrás del anonimato de una pantalla, se debe desconfiar de las ofertas demasiado buenas. Ante cualquier problema, se deben denunciar los intentos de timo y ser muy precavidos, ya que "los estafadores suelen ser amables y confiados".

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