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Buscar oro para enterrarlo: ¿por qué el precio del metal precioso bate récords?

Alejandro Magno (356-323 AC), hace 2.500 años, ya explicaba que «ninguna fortaleza es tan inexpugnable que no puede entrar en ella un mulo cargado de oro». También desde entonces, incluso desde antes, todas las miradas se vuelven hacia el metal precioso cuando las cosas parecen torcerse. La semana pasada el precio del oro batió su récord histórico y alcanzó los 2.531 dólares por onza. En términos reales, descontada la inflación, todavía estuvo por encima al inicio de la Gran Recesión de 2008, aunque poco. Esta semana ha bajado algo, hasta los 2.512 dólares, pero se prevé que siga al alza. Las palabras de Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, interpretadas como un anuncio de próximas bajadas de tipos de interés, espolearon el apetito por el oro, ante la posibilidad de una recesión más o menos inminente, pero que tampoco llega. «Cuando suceden cosas malas, el oro cobra protagonismo», afirma en el «Financial Times» John Meede, estratega del Consejo Mundial del Oro.

El precio del oro, no obstante, presenta una senda alcista desde hace bastantes meses, con caídas mínimas, que luego se recuperan con creces para marcar nuevos máximos. Los bancos centrales de Rusia, China y la India han comprado cantidades importantes del metal precioso, en un intento de diversificar sus activos del dólar. También lo han hecho otros bancos centrales, también de la zona euro, aunque en este caso más por precaución. Y numerosos «family office», de algunas de las fortunas más notables de todas partes, acumulan el metal precioso. «El oro –afirma un dicho económico– no paga dividendo y es muy pesado, pero la gente lo quiere cuanto otea problemas». Además se produce la paradoja de que el hombre busca oro desde hace milenios para, de alguna manera, volver a enterrarlo. En las cámaras subterráneas de la Reserva Federal de Nueva York se acumulan 507 millones de lingotes de oro, americanos y de otros países. En cámaras similares en Londres hay nada menos que 8.605 toneladas de oro, también según el «Financial Times». En los tiempos nuevos de la economía financiera, el apetito por el oro denota temor y precaución y el convencimiento de que nada es inexpugnable para un burro cargado de oro, como sabía Alejandro.

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