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Ana Botín cumple diez años al frente del Santander

Ana Botín cumple el próximo martes su primera década como presidenta del Banco Santander, unos años en los que la entidad no ha parado de crecer, ha batido todos los récords de beneficios, ha reorganizado su cúpula directiva varias veces y se ha reinventado para ser un banco "cien por cien digital con oficinas". Pero también ha habido momentos difíciles, como el brexit, la pandemia de la covid y todas las transformaciones que trajo consigo, entre ellas el acelerón de la digitalización del sector, e incluso "culebrones" como el fichaje fallido del banquero italiano Andrea Orcel como consejero delegado en 2018 o la compra por un euro del Banco Popular.

Botín, que accedió al cargo de la forma más dolorosa para una hija, tras la muerte inesperada de su padre, Emilio Botín, fue elegida por unanimidad el 10 de septiembre de 2014 por el consejo de administración del banco, que la consideró "la persona más idónea" por sus cualidades personales y profesionales, su experiencia, su trayectoria en el Grupo y su reconocimiento tanto nacional como internacional.

Antes de su nombramiento, recibido con reticencia por alguno de los fondos de inversión extranjeros con presencia en el capital del banco, Ana Botín había participado en la expansión internacional del Grupo, con la apertura de franquicias en Venezuela, Brasil, Argentina y México, además de presidir Banesto y ser consejera delegada de Santander UK.

La nueva presidenta enseguida tuvo claro que hacían falta cambios en el banco y ya en sus primeros 100 días tomó decisiones "duras y difíciles", como prescindir del CEO, Javier Marín, para nombrar a José Antonio Álvarez, o cambiar a los responsables de todos los mercados "clave", así como dar un giro estratégico en temas como el gobierno corporativo, la gestión del capital o el dividendo.

Además, incorporó al banco desde el principio "una nueva cultura corporativa, un nuevo estilo de gestión y una nueva manera de hacer las cosas", además de hacer autocrítica y defender públicamente la función social de los bancos en cuanto a su contribución al progreso económico de sus clientes a través del crédito.

Sencilla, personal y justa

Tras lanzar en enero de 2015 una ampliación de capital de 7.500 millones de euros, la mayor realizada en Europa hasta el momento, y contar con el apoyo de los accionistas, Botín anunció en febrero los nuevos objetivos operativos y financieros de la entidad y lo que bautizó como "The Santander way": la nueva forma de hacer las cosas: sencilla, personal y justa, un eslógan que la acompañó durante años.

Ya entonces, Botín abogaba por enfocarse en la transformación comercial, basada en la vinculación de los clientes, en la digitalización y en la excelencia operativa, con objeto, según explicaba, de ser "más rentable y generar mayor crecimiento en los próximos diez años".

En 2016 el banco tuvo que afrontar el brexit, la salida de la UE del Reino Unido, uno de sus mercados estratégicos, lo que tuvo un fuerte impacto en su valor en bolsa, aunque la presidenta no dudó en reafirmar el compromiso de la entidad con sus clientes y sus trabajadores en el país. Otra de las iniciativas de Ana Botín fue el relanzamiento, en 2017, de Openbank, el primer banco español 100 % digital que utiliza una infraestructura tecnológica alojada en la nube y numerosas funcionalidades de vanguardia en el sector financiero.

La entidad se convirtió rápidamente en un polo de innovación para el banco y años más tarde, su sistema digital de "front-end" o interfaz gráfica de usuario desarrollada por ODS (Openbank Digital Services) será la referencia para implantar en todas las unidades del Grupo. Y en septiembre de 2023 la entidad anunció su decisión de organizar su actividad en torno a cinco negocios globales: Retail & Commercial, Digital Consumer Bank, Payments, Corporate & Investment Banking, y Wealth Management & Insurance.

Según recoge Efe, la experiencia en los últimos ocho años demostró a la entidad que disponer de un modelo de negocio y operativo común y plataformas globales "es una gran ventaja para contar con las mejores soluciones del mercado, mejorar la eficiencia y liberar tiempo de los empleados de tareas de bajo valor añadido".

De esa forma, el banco puede ofrecer lo que los clientes quieren: precios competitivos, una experiencia digital sin fricciones y un banco que sea su socio de confianza.

Tras anunciar los resultados récord de 11.076 millones de euros obtenidos en 2023, Ana Botín explicó que el objetivo del banco es "dar resultados en el corto plazo y asegurar que crecen y son sostenibles", al tiempo que se mostró convencida de que las cuentas de este año serán aún mejores pese a los mayores riesgos geopolíticos y a la ralentización de la economía global.

Y para lograr todos esos objetivos y terminar de apuntalar el negocio en España, el banco anunció ayer mismo el fichaje como consejero delegado de la filial española de Ignacio Juliá, hasta ahora consejero delegado de ING en España y Portugal.

Botín se mostró "encantada" con el nombramiento de Juliá, del que destacó que es "un profesional joven y con gran experiencia en el modelo de banco que queremos ser", lo que ayudará a "acelerar la implantación de las plataformas globales y a impulsar el crecimiento de Santander España".

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