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Una analítica para detectar enfermedades de corazón 30 años antes

Imagina por un minuto qué pasaría si fuera posible determinar qué val mal en tu coche analizando una gota del combustible una vez que pasa por el motor. Problemas eléctricos, de carburador, en la caja de cambios, desgaste, los filtros… Y no solo problemas actuales, sino también predecir los que se producirán en los años siguientes. Pues, básicamente, eso es lo que ocurre con los análisis de sangre y el cuerpo humano. Gracias a la detección de ciertas proteínas y su cantidad, es posible anticiparse a diferentes tipos de cáncer, alzhéimer, artrosis, esquizofrenia y hasta pensamientos suicidas. Claro que esto tiene un límite en el tiempo y no nos podemos anticipar tanto… Generalmente.

Ahora, un nuevo estudio ha descubierto que medir dos tipos de grasa en el torrente sanguíneo junto con la proteína C reactiva (PCR), un marcador de inflamación, puede predecir el riesgo de una mujer de sufrir enfermedades cardiovasculares décadas después.«No podemos tratar lo que no medimos, y esperamos que estos hallazgos acerquen el campo a la identificación de formas aún más tempranas de detectar y prevenir las enfermedades cardíacas», explica Paul M. Ridker, líder del estudio. De acuerdo con datos de la Federación Mundial del Corazón, más de un tercio de las muertes de mujeres, a nivel global, se deben a enfermedades cardiovasculares.

En España, los datos no son distintos: la Sociedad Española de Cardiología señala que cada ocho minutos muere una mujer por alguna dolencia cardíaca. De ahí la importancia de anticiparse décadas.

Detalles del estudio

Para el estudio, los investigadores recolectaron muestras de sangre e información médica de 27.939 proveedores de atención médica. Las mujeres que comenzaron el estudio entre 1992 y 1995, a una edad promedio de 55 años, fueron seguidas durante 30 años. Durante este período, 3.662 participantes del estudio sufrieron un ataque cardíaco, un derrame cerebral, una cirugía para restablecer la circulación o una muerte relacionada con problemas cardiovasculares. Los investigadores evaluaron cómo la proteína PCR, junto con el colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL) y la lipoproteína, predijeron estos eventos, tanto de manera individual, como colectiva.

Para el estudio, publicado en «The New England Journal of Medicine», se agrupó a las participantes en cinco categorías, que iban desde aquellas que tenían los niveles más altos hasta los más bajos, para medir cada uno de los tres marcadores. Los investigadores descubrieron que las mujeres con los niveles más altos de colesterol LDL tenían un riesgo asociado un 36% mayor de enfermedad cardíaca en comparación con las que tenían los niveles más bajos. Las que tenían los niveles más altos de Lp (a) tenían un riesgo asociado un 33% mayor, y las que tenían los niveles más altos de PCR tenían un riesgo asociado un 70% mayor.

Cuando se evaluaron las tres medidas (colesterol LDL, Lp(a) y PCR) en conjunto, las participantes con los niveles más altos tenían un riesgo asociado de accidente cerebrovascular más de 1,5 veces mayor y un riesgo asociado de enfermedad coronaria más de tres veces mayor en comparación con las mujeres con los niveles más bajos. Los autores del estudio señalan que, si bien en este caso solo se evaluaron mujeres, se esperaba encontrar resultados similares en los hombres.

«En los últimos años, hemos aprendido más sobre cómo los niveles elevados de inflamación pueden interactuar con los lípidos para agravar los riesgos de enfermedad cardiovascular –añade Ahmed A.K. Hasan, director de programas en el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre del Instituto Nacional de Salud, implicado en el estudio–. Esto ayuda a explicar por qué los niveles más bajos suelen ser mejores».

Una de las claves de este hallazgo está en un tipo específico de células. Las células inmunitarias, que ayudan al cuerpo a repararse a sí mismo de heridas o infecciones, también pueden detectar la acumulación de colesterol adicional en las células o activarse en respuesta a la acumulación de placa y enviar señales inflamatorias. Esto crea un entorno hiperinflamatorio en el que la placa puede formarse, agrandarse o incluso romperse, y causar eventos cardiovasculares.

Para apoyar una salud cardiovascular óptima, el equipo de Ridker afirma que hay que centrarse en la prevención. Esto incluye realizar actividad física con regularidad, seguir una dieta saludable para el corazón, controlar el estrés y evitar el tabaco. Otras medidas para las personas con mayor riesgo pueden incluir el uso de medicamentos para reducir el colesterol y/o reducir la inflamación. También han descubierto que las medidas que las personas toman a una edad más temprana para apoyar su salud cardíaca y vascular pueden sumarse con el tiempo y correlacionarse con mejores resultados de salud años e incluso décadas después. De este modo, cuanto antes actuemos, más impacto tendrán las medidas en nuestra salud futura. Y esto es importante teniendo en cuenta factores genéticos.

Por ejemplo, algunos países recomiendan la detección de la lipoproteína en los análisis de sangre, ya que los niveles elevados a menudo se deben a riesgos hereditarios. Las pruebas de detección de PCR también varían. La detección a menudo depende de los riesgos subyacentes de una persona o queda a criterio del proveedor.

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