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Una “fartá” de pan con pan y dos bizcochos

La feria llegó a su ecuador con un festejo especial de ocho toros para cuatro espadas; lo que en Valencia era norma para cerrar la feria de julio hace ya muchos años, la en su día célebre “fartá”, se estrenaba en Albacete como gracia para la afición, que respondió ocupando bastante más de los tres cuartos del aforo de la plaza, aunque su ilusión se vio defraudada en gran medida ante el poco juego dado por los toros. Fue como si para la merienda sólo hubiese bocadillos de pan sin nada dentro.Pero, claro, era difícil que de ocho toros no hubiese alguno potable y el séptimo no descansó y permitió vibrar a la gente con lo que hizo Daniel Luque. Y eso que hizo hilo en el segundo tercio, poniendo en aprietos a los banderilleros. Pero embistió con brío y buen son, dejando que Luque exhibiese su toreo seco y sobrio, sin florituras pero tremendamente capaz, eficaz y solvente en una faena muy templada y ligada que remató con su sello personal y de marca y con una estocada fulminante que tiró a su oponente patas arriba.Derribó espectacularmente el tercero al percherón de picar, al que hirió en el pecho y en el cuello. Llegó al último tercio agotado ya, entrando al paso y sin convicción alguna, arruinando las opciones de brillo de su matador.También Borja Jiménez destapó su tarro de esencias y veroniqueó a cámara lenta al octavo, desengañando a un toro desentendido y sin especial interés por un torero que le terminó unciendo a su muleta para sacar un trasteo lleno de frescura y desparpajo, muy por encima de un toro que terminó entregado y arrastrando el morro por el suelo, cumpliendo a rajatabla todo lo que le indicó el de Espartinas, que pudo salir asimismo a hombros de no haberse demorado con el estoque.Se lució Borja Jiménez al recibir de capa al cuarto. Manso en el peto y esperando en banderillas, el diestro sevillano le trató de meter en el engaño y por momentos lo consiguió a base de exposición y entrega, sufriendo algún que otro achuchón y un desarme en una faena que fue a menos conforme se desfondaba el toro.

El francés

Apenas un picotazo dejó servido en varas al que abrió plaza, que se prestó para un espectacular comienzo de faena de Castella con estatuarios de mucha reunión. Pero pronto se supo el toro dominado, tomando ya el engaño por educación porque maldita la gracia que le hacía, hasta que finalmente tomó el camino de toriles, dejando que su matador exhibiese sólo ganas y acabase con un él con un infamante bajonazo.Tumbó por dos veces al caballo el quinto, aunque luego salió huyendo. Tuvo algo más de gas en la muleta, lo que aprovechó el de Beziers para componer un trasteo ligerito e intermitente que se fue desdibujando poco a poco aunque acabó recompensado con una oreja, puede que por su disposición o porque a buen hambre no hay pan duro. Paco Ureña se las vio con un primero pegajoso y esquivo, que embistió como con desgana y a la fuerza. Por el pitón izquierdo pareció ir más alegre pero fue un espejismo. Todo el gasto lo hizo el torero, insistente y machacón, aguantando muy firme y valiente las dudas de su oponente, llevándose una oreja por su esfuerzo y la irreprochable estocada con que puso al toro a los pies de las mulillas.Manseó el sexto en el primer tercio. Probón luego, cabeceando y rebrincado. Sin entrega alguna y finalmente rajado. Ureña se justificó de sobra.

Ficha del festejo

Albacete, 12 de septiembre

Quinta de feria. Más de tres cuartos de entrada.

Toros de Garcigrande, segundo, cuarto y quinto, y Domingo Hernández, desiguales de presentación y de poco juego en general.

Sebastián Castella (de blanco y plata), bajonazo, ovación; entera muy trasera, aviso, oreja.

Paco Ureña (de caña y oro), entera, aviso, oreja; pinchazo, entera, aviso, tres descabellos, ovación.

Daniel Luque (de tabaco y oro), pinchazo y estocada, silencio; entera, dos orejas.

Borja Jiménez (de lila y oro), tres pinchazos, media, aviso, palmas; media, dos descabellos, aviso, oreja.

De las cuadrillas destacaron Viotti e Iván García

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