El Supremo confirma la prisión para el coronel de la Guardia Civil que cobraba miles de euros por permitir descargas de narcos
El Tribunal Supremo (TS) ha confirmado la pena de siete años y dos meses de cárcel para el que fuera el jefe de la Policía Judicial y de Información de la Guardia Civil en Granada, el coronel de Francisco García Santaella, por colaboración con el tráfico de drogas y cohecho, después de que Santaella lo recurriese por la vía de casación.
Esta condena se la impuso en un primer momento la Audiencia Provincial de Granada en enero de 2022, después de que en un primer momento fuera absuelto por los magistrados de este tribunal provincial y el Supremo tuviese que ordenarles la redacción de un nuevo fallo.
Santaella permitió la introducción de alijos de droga por parte de organizaciones dedicadas al narcotráfico a través de playas de la costa granadina a cambio de cobrar cientos de miles de euros, según consta en las sentencias. La permisividad mostrada la justificó ante el resto de agentes como parte de una supuesta operación de tres fases para desmantelar una red de narcotráfico que actuaba en la zona.
A los agentes a su cargo y otros mandos les justificó la permisividad mostrada como parte de una supuesta operación policial para desmantelar una red de narcotráfico que actuaba en la zona, pero que, como explica el fallo, no era más que su manera de "simular ante sus subordinados si verdadera intención de colaborar en la introducción de droga en el mercado ilícito".
La operación se dividía en tres fases, según explicó a sus compañeros e inferiores, en las que, en las dos primeras, se permitiría el acceso de los narcos a las playas como entrega controlada con el gin último de que se almacenase la mercancía en una "guardería", vigilada únicamente por él, para que en la última y tercera fase pudiesen interceptar la droga directamente en la playa y, simultáneamente, la cantidad total de droga almacenada.
La Audiencia Provincial, como ratificó ahora el TS, declaró probado que el coronel Santaella permitió entre febrero y marzo de 2006 el desembarco en la Playa Venta de Baños cantidad indeterminada de fardos que llegaron en una embarcación procedente de Marruecos y fueron recogidos por un camión pequeño, a plena vista de un operativo de la Guardia Civil bajo las ordenes del condenado.
"Este vehículo salió de la playa sin que se produjera intervención de los agentes, al serles ordenado por García Santaella, que no actuasen", tal y como consta en la sentencia. Tiempo después, este alto mando de la Benemérita organizó nuevos operativos de vigilancia, al menos tres, en las localidades cercanas a las playas de Carchunda y Calahonda "que respondían un mismo patrón".
Tras ordenar a los distintos guardias civiles a sus órdenes reunirse a altas horas en el cuartel de Calahonda, abandonaba el lugar y regresaba horas después comunicado que no se iba a producir la prevista entrega de droga. Pese a ello, comunicó a sus subordinados y otros mandos que la segunda fase la operación también se había realizado con éxito, aunque nunca se constató que la entrada del alijo que implicaba se hubiese llegado a producir.
Después de esto los agentes subordinados le preguntaban al comandante García Santaella "cuándo se realizaría la tercera fase y se reventaría la operación" y le trasladaba su inquietud tanto por la demora como por lo peligroso de permitir que hubiera en una "guardería" una cantidad tan grande de droga almacenada.
Fue en ese momento cuando acordó con el hombre que presuntamente ejercía de intermediario con los traficantes marroquíes y otro cómplice una nueva entrada de kilos de estupefacientes el 2 de mayo de 2006. Se organizó un dispositivo de vigilancia e interceptación de la droga en las proximidades de la playa de los Yesos.
En torno a las siete de la mañana "arribaron a la playa dos lanchas y se produjo la descarga un total de 158 fardos de unos 25 kilogramos cada uno" y, de ellos, 55 fueron introducidos en una furgoneta que conducía el cómplice de Santaella y salió escoltada por el propio coronel que iba montado en su vehículo habitual.
El resto de los fardos fueron abandonados, entre la arena y el agua, se relata en el fallo, y otros fueron introducidos en una segunda furgoneta que fue abandonada tras huir del lugar los porteadores en sus lanchas.
No se detuvo a ninguno de ellos "ante la tardanza del comandante García Santaella en dar la orden de intervención, tanto a las embarcaciones Servicio Marítimo que debían interceptar las lanchas desde el mar, como a los agentes en tierra".
La furgoneta que sí salió del citado arenal granadino llevó los fardos de droga a un chalet adosado en una urbanización de las localidades de Carchuna-Calahonda (Motril), donde fue abandonada.
Allí acabaron siendo intervenidas por los miembros del dispositivo, a los que "les sorprendió que todos los fardos estuvieran mojados y chorreando de agua, por lo que no podían corresponderse con drogas de anteriores alijos, así como que el hachís que contenían fuera de escasa calidad".
Recibió del cómplice "una cantidad de dinero no determinada, pero en torno a 120.000 euros" por su colaboración en los dos primeros alijos "de una cantidad aproximada de 2.000 kilogramos", permitiendo "la actuación de los agentes de la Guardia Civil, con aseguramiento de la efectiva entrada de droga para ser destinada a su posterior distribución y venta".
Por estos hechos también se le imponen una multa de 6millones de euros -en lo referido al delito contra la salud pública de sustancia que no causa grave daño con la salud- y, otra, de 120.000 euros por cohecho. Se le impone el agravante de "extrema gravedad" en la sentencia por las cantidades de estupefacientes que implica.
En aquel momento de desempeñaba como director y coordinador del equipo de la Benemérita dedicado a la lucha contra la delincuencia organizada y antidroga.