Terrible cogida de Roca en Las Ventas, trofeo y enfermeria
Roca Rey se puso de rodillas con el segundo. Acababa de brindar al público. Un público que no es fácil, porque en Madrid se le mide como figura que es y llena. El cartel de "No hay billetes" colgaba en taquillas". El único día de la Feria de Otoño. Roca Rey comenzó la faena de rodillas en el tercio, a un Fuente Ymbro que si algo había demostrado era movilidad, pero las ideas no estaban tan claras. Se abrió para meterse mucho por dentro en el primer pase y resolvió Andrés pasándoselo por detrás. Normalizamos esto, pero es bestia: los pitones pasan a la misma altura del corazón, los pulmones, órganos vitales y sagrados. Tardó poco en dirimir la faena en el mismo centro del ruedo. Allí donde todo ocurre con más verdad. Sin el cobijo de nada. Se le midió al milímetro, sobre todo por un sector de público que en ocasiones no daba lugar ni a que comenzara la tanda y ya estaban las críticas. El toro avisó en varias ocasiones. Tenía su miga, se vencía en el viaje, se metía por dentro, las distancias en algunas ocasiones eran asfixiantes. Como el ambiente que se estaba generando en la plaza.
Andrés prosiguió su labor, con firmeza, con el valor que le caracteriza, y en un pase de pecho, el toro lo cogió de una manera horrible. Lo enganchó por la chaquetilla y zarandeó sin soltarlo. Segundo eternos. Terribles y horribles. Fue entonces cuando la plaza fue un clamor, en parte por la presión a la que se le había sometido, y se desataron las pasiones.
Roca se repuso, volvió a la cara del toro, le pegó otra tanda y un pinchazo, precedió a la estocada. Y al trofeo que paseó de camino a la enfermería.