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La genética confirma que los españoles tenemos más que ver con los noruegos que con los norteafricanos

La conquista omeya de la península ibérica dio comienzo en el año 711 d.c. separando, de esta manera, el territorio en dos grandes bloques diferenciados. Por un lado, el estado musulmán de Al-Ándalus que alcanzó su mayor extensión en el año 732 ocupando la mayor parte del territorio peninsular, y, por el otro, los reinos cristianos situados en el norte. Dentro de esta división existían dos sociedades que tenían puntos de vista diferentes con respecto a su forma de vida. Aunque las fronteras cambiaban de ubicación constantemente debido al no cese de la guerra, el cruce entre estos dos tipos de sociedades era muy atípico.

El proceso de reconquista concluyó en el año 1492 con la caída de la ciudad de Alhambra a manos de los Reyes Católicos. Es por eso coherente pensar que la herencia que nos dejaron los territorios invadidos por los musulmanes perdure hasta nuestros días. De hecho existen muchos conceptos arraigados a nuestra cultura que provienen directamente de este hecho. Y no es para menos porque cabe recordar que el reinado de los califatos en lo que hoy conocemos como nuestro país duró más de ocho siglos de historia.

Los más afectados culturalmente por este fenómeno son las comunidades del sur de la península, sobre todo las más cercanas al continente africano. Existe cierto mito en torno a la hibridación genética con respecto a los habitantes de dichos territorios y su procedencia residual con los genes norteafricanos debido al aparente parecido tanto en los rasgos físicos como en las costumbres de las dos sociedades. Sin embargo, un estudio genético de la Universidad de Granada ha desmitificado la existencia mayoritaria de ADN africano en el resultado de los españoles.

El mestizaje genético de los españoles

El trabajo llevado a cabo por los investigadores granadinos esclarece la (no) distinción de una mayor herencia genética norteafricana en el ADN del cromosoma Y de la población del sur de la península en relación al resto de países europeos. Por tanto, el legado que dejó el imperio árabe se limita al ámbito cultural y social pero no rompe la barrera biológica que separaba a ambos pueblos. Los resultados extraídos del estudio en cuestión fueron publicados en Scientific Report, escisión del grupo nature.

El objeto principal de dicha investigación era comparar la genética española con los países del sur y norte de Europa y las áreas norteafricanas. Para la realización de este trabajo se escogieron varones procedentes de Granada, Málaga y Almería como muestra de la población del sur peninsular. Por tanto, estos expone la efectividad con la que se produjo la reconquista en España y la expulsión inmediata de los moriscos del territorio peninsular.

Nuestros vínculos con los países nórdicos

No obstante lo más curioso de los resultados fueron la extraña coincidencia de hasta un 80% de compartición de las personas investigadas con la genética de un noruego. Un dato cuanto menos sorprendente que encuentra su posible solución en la diversidad cultural del continente europeo. Otro dato sorprendente, es el de los habitantes del País Vasco, los cuales comparten hasta un 90% con los franceses a diferencia del resto de españoles que solo cuentan con un 60%.

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