Un bravo toro de La Palmosilla levanta un largo y vacío concurso de ganaderías en Zaragoza
Un bravo ejemplar de la divisa de La Palmosilla, lidiado en quinto lugar y al que El Cid cortó la única oreja de la tarde, contribuyó hoy en Zaragoza a levantar una corrida concurso de ganaderías de muy larga duración y vacío contenido, con una mayoría de toros cuya falta de raza restó sentido a la competición de hierros y encastes.
Azulito, que así se llamaba el destacado ejemplar, fue un toro bajo y fino de hechuras, aunque muy abierto de pitones, que además flojeó de salida, por lo que no se entendió que se le castigara tanto en las tres entradas al caballo, hasta el punto que dejaba un charco de sangre cada vez que se paraba sobre la arena.
Pero la evidente bravura que llevaba dentro le hizo crecerse cuando El Cid le llamó desde los medios para abrir su faena de muleta, reclamo al que el toro acudió galopando para, durante un buen rato más, seguir repitiendo sus embestidas con clase y profundidad.
El veterano diestro sevillano le ligó así dos estimables tandas de muletazos por cada mano, más ajustadas y templadas las que instrumentó con la zurda, en las que el toro puso gran parte de la emoción con su calidad, hasta que, agotado por el esfuerzo, exigió para seguir tras la tela un mayor mando que ya no encontró.
Una buena estocada fue decisiva para que se concediera una oreja al torero de Salteras, que antes no se había confiado en ningún momento con un "graciliano" de Juan Luis Fraile que solo tuvo la tara de apagarse pronto y no humillar ni ante el peto ante los engaños.
La tarde, dilatada por unos tediosos tercios de varas en los que, sin mucha lógica, se puso hasta tres y cuatro veces ante el caballo, y desde muy largo, a toros tardos y que no empujaron casi nunca bajo la puya, se había abierto con un astado voluminoso y de alirados pitones de Concha y Sierra, reacio al hierro pero que rompió en el último tercio.
Después de los alardes lidiadores de Ferrera con el capote, Tigreso pasó a embestir con claridad, descolgando el cuello muy abajo y repitiendo en un trazo abierto sus embestidas, sin mayores complicaciones pero sin que el extremeño pasara de hacerle un muleteo espaciado y superficial hasta que el "vergüeño" comenzó a buscar las tablas sin otro mayor aliciente.
Al cuarto, un cinqueño muy alto de Peñajara, dizque de raja Jijona, volvió Ferrera a ponerlo hasta en cuatro ocasiones lejos del picador, al que el animal siempre acabó arrancándose aunque mostrando ya su verdadero defecto, que fue también el de no humillar, además del de flojear, ante el especulativo planteamiento del torero de Badajoz.
Morenito de Aranda acabó estoqueando finalmente dos toros de la misma divisa, la de Salvador Gavira, pues el primero de su lote, un precioso "vega-villar" de Francisco Galache, fue devuelto por flojear más de la cuenta ante el capote. Y el sobrero, también con los cinco años cumplidos, marcó muy pronto la querencia de unas tablas en las que acabó aconchándose tercamente pese a la insistencia del burgalés.
El otro toro del hierro gaditano, este sí en concurso, fue el que se arrancó con más alegría en el tercio de varas, también en cuatro ocasiones y en todas empujando más abajo y con más celo que cualquiera de los otros contendientes.
Solo que ahí se dejó todo el de Gavira, al que solo le quedaron unas cortísimas arrancadas sin celo y con la cabeza por las nubes, con las que Morenito de Aranda estuvo tan machacón como poco lucido hasta la estocada fulminante que cerró la plomiza competición de desrazados.
FICHA DEL FESTEJO:
Miércoles 9 de octubre de 2024. Plaza de toros de La Misericordia, Quinto festejo mayor de abono de la feria del Pilar, con algo más de medio aforo cubierto (unos 5.500 espectadores) en tarde desapacible en el exterior de la cubierta.
Toros, por este orden y en corrida concurso de ganaderías, de Concha y Sierra, Juan Luis Fraile, Salvador Gavira (sobrero, sustituto de uno de Francisco Galache devuelto por flojo), Peñajara, La Palmosilla y Salvador Gavira, todos de buena presencia dentro de su encaste y, salvo el quinto, de juego descastado. No se comunicaron las votaciones del jurado.
Antonio Ferrera, de blanco y oro con remates negros: media estocada desprendida (vuelta al ruedo tras insuficiente petición de oreja); tres pinchazos y media estocada (silencio tras aviso).
El Cid, de azul rey y oro: pinchazo, pinchazo hondo delantero y descabello (silencio); estocada (oreja).
Morenito de Aranda, de negro y oro: dos pinchazos y descabello (silencio); estocada desprendida (vuelta al ruedo por su cuenta).
Entre las cuadrillas, José Otero y Manolo de los Reyes saludaron tras banderillear al cuarto.