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Qué invertebrado se dice que es inmortal

Existen criaturas que parecen haber descifrado el código para revertir, o incluso detener, el envejecimiento. Son, o creemos que pueden ser, biológicamente inmortales. Esto significa que, a menos que los mate un depredador, una enfermedad o cambios drásticos en su entorno, pueden vivir indefinidamente.

Los científicos están intentando descubrir los secretos de estos misteriosos organismos y ver si pueden ayudarnos a controlar nuestro propio proceso de envejecimiento.

¿Cuál es el único animal considerado inmortal?

El único ser vivo capaz de volver atrás en el tiempo es la 'Turritopsis dohrnii', una diminuta medusa (un ejemplar adulto no suele superar los 4 milímetros de tamaño) que habita en aguas del Mediterráneo italiano y en el mar de Japón. Junto a esta, la medusa 'Laodicea undulata' y 'Aurelia sp.1' son otras dos especies que comparten este privilegio de la naturaleza.

Las medusas 'inmortales' tienen el mismo ciclo vital que las mortales con la diferencia de que, en vez de envejecer y morir, como cualquier otra especie, tienen la capacidad de convertirse de nuevo en pólipos.

Turritopsis dohrnii comienza su vida en forma de larvas minúsculas capaces de nadar llamadas plánulas. Su objetivo es encontrar un sustrato apropiado en el lecho marino en el que establecerse formando después colonias de pólipos. Tal y como sucede con otras especies de cnidarios, en algún momento estos pólipos se convierten en medusas de nado libre.

Pero lo que convierte en especial a esta medusa es que ante una amenaza ambiental o física, una enfermedad o el simple envejecimiento, son capaces de revertir su estado hasta la etapa de pólipo, permitiendo a los individuos de la especie perpetuarse en un proceso constante de envejecimiento y rejuvenecimiento gracias a un proceso celular conocido como transdiferenciación, un fenómeno que en la naturaleza tiene lugar en muy pocas ocasiones y que se produce cuando una célula que no es una célula madre se transforma en otro tipo de célula.

Hydra, el mito sucumbe a la realidad

Al igual que la medusa inmortal, las hidras forman parte del filo de los cnidarios; concretamente pertenecen a la clase de los hidrozoos. Sin embargo, al contrario que la mayoría de las medusas, son animales de agua dulce. En la mitología griega, la hidra era un monstruo de varias cabezas que habitaba en el lago de Lerna y que contaba con la cualidad de que cada vez que perdía una de ellas podía regenerarlas a pares.

Esto sucede porque las células madre de la hydra tienen una capacidad infinita de renovación. El secreto parece encontrarse en un conjunto de genes conocidos como FoxO, los cuales juegan un papel muy importante en la regulación del ciclo de vida de algunos animales. Varios experimentos han demostrado que al despojar a las hydras de sus genes FoxO, su capacidad de regeneración disminuye y se activa el envejecimiento.

El secreto de la eterna juventud en los animales

Las células de los organismos vivos están en constante división y regeneración. De hecho, una de las principales razones del envejecimiento lo encontramos en que a cada nueva división que se produce en las células, el ADN de estas se degrada. Esta degradación tiene lugar en los telómeros, es decir, en los extremos de los cromosomas, las estructuras en las que se condensa el ADN en las células. A cada nueva división celular estos telómeros se acortan hasta un punto en que se alcanzan la senescencia y las células no pueden reproducirse.

¿Por qué las langostas no mueren?

Las langostas son algunos de los animales que postulan a la inmortalidad, ya que sus células no experimentan senescencia. Estas parecen haber sido capaces de inhibir dicho proceso gracias a poseer una gran concentración de una enzima llamada telomerasa, la cual mantiene su ADN intacto durante toda su vida.

¿Son entonces las langostas inmortales? Solo en potencia. De hecho, puede decirse que las langostas son víctimas de su propio éxito, donde un crecimiento indefinido les obliga periódica y constantemente a renovar el exoesqueleto que les protege y que una vez formado no cambia de tamaño. Llegado cierto punto en la vida de la langosta, el esfuerzo metabólico, es decir, la cantidad de energía necesaria para mudar sus caparazones excede sus propias posibilidades, produciéndoles la muerte, a veces por agotamiento, otras por el colapso de su propia armadura.

¿Cuál es la medusa más peligrosa de España?

El océano Atlántico y el mar Mediterráneo permiten que exista una gran diversidad de especies marinas. El aumento de la radiación solar y la disminución de las lluvias invernales son la principal causa de su proliferación. Aunque son esenciales para el equilibrio del ecosistema, algunos ejemplares presentan una elevada peligrosidad para los bañistas.

CHRYSAORA HYSOSCELLA

De color blanco amarillento. Puede llegar a medir hasta 30 centímetros y suelen aparecer en enjambres en aguas frías y abiertas. Como en las playas de Galicia, Asturias y el País Vasco. Su picadura tiene una peligrosidad elevada debido a la aparición de lesiones eritematosas y edema que producen heridas que pueden tardar en desaparecer.

OLINDIAS PHOSPHORICA

Medusa transparente de pequeño tamaño que puede presentar hasta 120 tentáculos y puede llegar a medir hasta 8 centímetros. Presente en el mar Mediterráneo, el océano Atlántico, el Índico y el Pacífico. Es habitual encontrarla en las zonas poco profundas, aunque también habitan el fondo marino entre las algas y la Posidonia oceánica, como en las playas de las Islas Baleares. Su picadura es altamente urticante y dolorosa.

CARYBDEA MARSUPIALIS

Su color varía entre transparente azulado y blanquecino. Su umbrela tiene forma cúbica y mide entre 5 y 6 cm. Aunque normalmente habita en aguas tropicales y subtropicales, ha sido observada en el mar Mediterráneo. Se han detectado apariciones en enjambre en la última década, aunque no de forma frecuente. Se encuentra a unos 20 metros de profundidad. Su picadura puede llegar a comprometer la vida según la sensibilidad de la persona.

PHYSALIA PHYSALIS

Mide aproximadamente entre 10 y 30 cm de largo y es de color violeta-azulado brillante. La parte urticante se encuentra en los tentáculos que cuelgan del flotador, que pueden llegar a medir hasta 20 metros. Es más habitual encontrarla en las aguas templadas del océano Atlántico. Como las playas de Cádiz o la costa de Portugal. El contacto con sus tentáculos puede tener consecuencias muy graves. Su veneno puede provocar un shock neurógeno que puede derivar en un ahogamiento.

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