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La competencia estatal prevalece inexcusablemente ante emergencias extraordinarias

Es una triste evidencia que, en los últimos tiempos, estamos todos viviendo momentos críticos relacionados con acontecimientos catastróficos y todos revestidos de un carácter de emergencia.

No hace falta enumerar, pero sí para muestra de estos acontecimientos catastróficos y de emergencia nacional, el ejemplo que nos está dando la DANA última que está afectando y ha afectado a nuestro PAÍS en general y a la comunidad valenciana en particular y a otras comunidades autónomas.

Como sanitario en ejercicio (48 años) y, concretamente, con experiencia en urgencias y emergencias, las medidas a tomar en las mismas son de carácter fundamentalmente técnicas por lo que hay que hacer un diagnóstico correcto, para aplicar la evidencia científica al respecto.

Se denomina emergencia a aquellas situaciones que ponen en peligro la vida de una persona o la integridad de sus órganos o sistemas.

Por tanto, puede ser individual o colectiva, y estas colectivas, a su vez, en “múltiples víctimas” o “víctimas en masa”, lo que los anglosajones llaman Mass Casualty Incident (MCI), lo que en castellano es SITUACIONES CATASTRÓFICAS. Y catástrofe sería todo aquel suceso extraordinario y grave que afecta o amenaza a la salud de la colectividad y todo a la vez, lo que ha ocurrido claramente en Valencia.

En contra de lo que se puede pensar, son más frecuentes y a diario se puede ver como miles y a veces millones de personas en pocos minutos pueden verse convertidas en una catástrofe.

Hemos vivido en directo como profesional catástrofes muy importantes (aeropuerto de los Rodeos 1977, La Palma y los volcanes, etc.) y decir también dentro de este capítulo que las catástrofes pueden ser naturales, tecnológicas y psicológicas, y frecuentemente las tres a la vez.

La experiencia de haber dirigido en siete ediciones un master de medicina de urgencias donde las emergencias y catástrofes siempre tienen un capítulo especial y destacado donde la actuación en las mismas queda clara y definida.

Creemos importante recordar en estos momentos que las catástrofes y su atención tienen protocolariamente una serie de fases: prevención (la más importante), planificación, intervención y rehabilitación. Y siempre son las mismas y tienen que ser divididas de esta manera para actuar correctamente.

Por todo ello, el caso concreto que nos esta tocando vivir es una EMERGENCIA NACIONAL CON NECESIDAD TÉCNICA DE UN MANDO ÚNICO (centro de mando), de donde dependa de cuatro grupos bien definidos:

Grupo de intervención operativa, grupo de atención técnica, grupo de apoyo logístico y grupo sanitario.

Frente a las teorías del pasado tendentes a la creación de estructuras específicamente dedicadas a la atención en catástrofes, la evidencia científica y el concepto moderno es la “TEORÍA DE LA RUTINA DIARIA” que es que el SISTEMA sepa responder a situaciones extraordinarias de forma protocolizada para lo que los servicios que realizan la atención de urgencias tienen que tener preparación para la actuación ante catástrofes.

En definitiva, la atención en catástrofes responde al principio del correcto funcionamiento de lo cotidiano que, como hemos dicho, tiene que estar protocolizado, demostrado y auditado en la normalidad. En el caso concreto de la catástrofe que estamos viviendo en nuestro país es inexcusable que la competencia estatal sea una responsabilidad que no se puede obviar y que hay que ejecutarla de forma inmediata, una vez hecho el diagnostico de catástrofe.

Siempre la competencia estatal tiene que prevalecer sobre los localismos aunque éstos tienen que estar coordinados.

No se ha actuado así en esta DANA ni se ha aplicado protocolos prefijados ni ha habido un mando único, que ha hecho que esté teniendo resultados calamitosos con consecuencias muy graves que habrá que analizar hasta las últimas consecuencias. Es verdad que la naturaleza siempre impone sus reglas, pero hay que prevenir las consecuencias con criterios técnicos donde la preparación y protocolo sea la norma.

Un punto importante e imprescindible es la información, no como propaganda sino como una necesidad objetiva del sistema, por tanto, el concurso de los medios de comunicación que de forma directa y correcta deben tener el mando único de operaciones como base de su información, tienen que estar informados de forma permanente, directa y universal, a tiempo real sin caer en la INFODEMIA (exceso de información).

La aplicación de las nuevas tecnologías y adelantos técnicos son de obligada utilización de forma correcta.

En emergencias y catástrofes, no tienen ninguna cabida los conceptos ideológicos, solo los técnicos.

Basta ya

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