El PSOE rechaza la moción de censura a Mazón y presiona para que sea Feijóo quien le destituya
Cuando el duelo queda a un lado empieza a operar el cálculo político. Los partidos comienzan a posicionarse de cara a la reconstrucción, pero también para depurar responsabilidades -o repartirlas- en la gestión de la emergencia. Compromís, que lleva días amagando con esta posibilidad, ha planteado esta mañana en firme la posibilidad de promover una moción de censura contra Carlos Mazón por su reacción a la DANA. No pueden hacerlo solos, no tienen los votos suficientes, y por eso han sondeado directamente al Partido Socialista para hacerles partícipes de la iniciativa.
El problema es que el PSOE no está en esa pantalla. Para ellos es una trampa. Los socialistas han ido por detrás en la petición de responsabilidades al presidente de la Generalitat. Pedir abiertamente su dimisión por supuestas negligencias en la respuesta a la DANA hubiera puesto el foco en la inacción del Gobierno central, que no intervino, pese a reconocer que la actuación de la Generalitat era insuficiente y que Mazón estaba "desbordado". Hasta ahora, Compromís ha liderado la oposición al PP en esta cuestión. Pero algo cambió el viernes. Desde Moncloa han advertido que no están sabiendo capitalizar el malestar con la gestión de la crisis y que Génova ha conseguido instalar, al menos parcialmente, un relato en el que atribuyen responsabilidades a la vicepresidenta y titular de Transición Ecológica, Teresa Ribera.
En este contexto, los socialistas han comenzado a pedir que Mazón se aparte, pero no para ponerse ellos. Quieren que haya un cambio de liderazgo en el PP para el que incluso han ofrecido sus votos. En el PSOE se pide un imposible a Génova: que Feijóo destituya a Mazón. De esta forma, mantienen un desgaste sostenido en dos direcciones: a Mazón, que no se va a ir, y al líder nacional del PP, ligando sus futuros políticos. Pero, ¿por qué el PSOE no quiere la moción de censura ahora? En primer término, por una cuestión aritmética: la moción no sale sin los votos de Vox y los de Santiago Abascal ya han rechazado avalarla. En segundo plano, porque que Mazón siga al frente de la Generalitat ahonda en la erosión de los populares en una región clave en el reparto de escaños en el Congreso de los Diputados. La Comunidad Valenciana reparte 33 parlamentarios y hay un interés electoral en que se mantenga en el puesto.
En tercer término, porque no tienen candidato para una moción de censura que debe ser constructiva. La líder del PSPV, la también ministra de Ciencia, Diana Morant, no tiene asiento en las Cortes Valencianas, por lo que no podría ser la nueva presidenta. Habría que elegir otro perfil. Y en último lugar, este más estratégico, el PSOE no se quiere hacer cargo de una gestión envenenada, como es la de la reconstrucción tras la DANA, que puede generar frustración por la tardanza o la falta de las ayudas comprometidas. Con todos estos elementos, los socialistas se centran en seguir desestabilizando a Mazón, planteando dudas sobre el relato de los hechos que ha hecho el presidente de la Generalitat y pidiendo que presente la factura de la comida que le tuvo ocupado en las horas críticas de la riada. En el entorno socialista intentan sembrar dudas sobre la veracidad de este argumento y piden total transparencia al líder valenciano.