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La Basílica de San Pedro al descubierto: viaje virtual al corazón del Vaticano

La basílica de San Pedro del Vaticano ya forma parte de la historia tecnológica de la humanidad. Ahora es posible recorrerla virtualmente, estudiar su historia y conocer su legado. Y nosotros, Pablo Aparicio y Néstor F. Marqués, tenemos la suerte de haber aportado nuestro conocimiento, experiencia y profesionalidad para que algo así sea una realidad. Acaba de culminar el proyecto para trasladar al mundo digital la magnitud de todo un icono arquitectónico de la historia occidental.

Desde ahora la basílica de San Pedro permanecerá impasible al paso del tiempo. Sus estructuras, desde las imponentes bóvedas y la cúpula de Miguel Ángel hasta los túneles y grutas más recónditos, han sido inmortalizadas. Y aún hay más: la historia de este gran monumento, incluso la anterior a su propia construcción, también ha sido revelada.

Microsoft ha liderado el proyecto de creación de un gemelo digital que permitirá conocer con detalle minucioso cada rincón de la estructura que se alzó para proteger y conservar los restos del apóstol Pedro. La empresa francesa Iconem se ha encargado de tomar más de 400.000 fotografías para documentar al milímetro la basílica. Tanto por dentro como por fuera, a través de los drones que han sobrevolado la Ciudad del Vaticano. Todos esos datos se han combinado con ayuda de inteligencia artificial para que ahora podamos contemplar el resultado final.

El gemelo digital no es solo una herramienta de conservación estática: abre la puerta a nuevas posibilidades. Permite preservar la basílica como una fotografía tridimensional en el tiempo, pero también mejorar su conservación. A través de este modelo será posible actuar de forma precisa en sus puntos más vulnerables y planificar su mantenimiento para asegurar que se conserve durante muchos años más. Además, estas herramientas virtuales permiten simular escenarios críticos, como incendios, que constituyen uno de los mayores riesgos para el patrimonio cultural. Así, se podrían diseñar planes de evacuación y estudiar el comportamiento estructural de la basílica frente al fuego u otros peligros.

El proyecto se ha completado a las puertas del próximo Jubileo que Roma va a vivir a lo largo del año 2025. Dentro de las conmemoraciones previstas se encuentra una exposición que cuenta con los modelos virtuales como eje principal. Pétros ení: A digital experience of Saint Peter’s Basilica (Pedro está aquí: una experiencia digital de la basílica de San Pedro) es una exposición inmersiva en la que el visitante podrá descubrir la historia completa de la basílica. Uno de sus puntos fuertes, más allá del uso de pantallas inmersivas de gran formato, es que se podrá disfrutar paseando por encima de la parte superior de las bóvedas de la misma basílica. Un monumento que se explica en sí mismo.

Ventana al pasado

Cuenta también con una página web que hace accesible la basílica incluso a aquellas personas que no pueden verla en persona, acercándola a todos los rincones del mundo a través de la tecnología. Gracias a ella, cualquier persona puede abrir una ventana al pasado y conocer la historia, ya no solo de la basílica que ahora podemos ver, sino de la colina vaticana desde época romana. Ahí es donde entra en juego nuestro trabajo. Hace un año los promotores del proyecto se pusieron en contacto con nuestra empresa, 3D Stoa - Patrimonio y Tecnología, especializada en acercar la historia y el patrimonio a través de las herramientas tecnológicas más avanzadas.

Aceptamos de inmediato unirnos al equipo. Mientras Iconem realizaba la compleja digitalización 3D, nosotros hemos llevado a cabo una tarea no menos ambiciosa. Recrear digitalmente todo aquello que ya no existe. Como historiadores y arqueólogos virtuales, conocemos bien el mundo tecnológico pero además estamos igualmente entrenados como detectives históricos. Hemos buceado entre crónicas, restos arqueológicos, dibujos y grabados hasta reunir todo aquello que la historia nos ha permitido conocer, para reconstruir dos mil años de historia en el Vaticano.

Supervisados por la Fabbrica di San Pietro, institución encargada de proteger la basílica, hemos viajado atrás en el tiempo para descubrir qué había en el lugar donde en el siglo XVI comenzó a construirse la basílica de San Pedro, encargada en un primer momento a Donato Bramante.

A comienzos del Imperio romano, la colina vaticana era un lugar de paso, un espacio en el que confluían diversas vías que permitían a miles de personas entrar y salir de la Ciudad Eterna cada día. Los romanos, alrededor de esas vías, solían disponer sus tumbas, monumentos funerarios que quedaban a la vista de los viajeros. Y junto a todas ellas, el emperador Calígula decidió construir un circo. El emperador era un apasionado de las carreras de carros y no pudo resistir la oportunidad de contar con un nuevo espacio para celebrarlas, junto a los jardines que un día fueron propiedad de su madre, Agripina la Mayor.

Hasta allí se trasladó desde Alejandría, para coronar la espina central del circo, un gran obelisco que casi dos mil años después se conserva en la plaza de San Pedro. Testigo impasible del paso del tiempo, vio como en los alrededores surgían cada vez más tumbas. Entre ellas, una muy sencilla, que los primeros cristianos comenzaron a venerar. En ella, según cuenta la tradición, se enterraron los restos de Pedro, que había sido ejecutado en la arena.

Con el paso de los siglos el circo quedó en desuso y acabó destruido, pero aquella tumba se hizo cada vez más conocida. Miles de peregrinos llegaban hasta allí para tocar las reliquias y rezar ante ellas. Y así, a comienzos del siglo IV, una vez que el cristianismo se convirtió en una religión permitida, comenzó bajo los auspicios del emperador Constantino la construcción de la primera basílica de San Pedro. Sobre los restos de la necrópolis romana, enterrados de forma respetuosa, el primer emperador cristiano de Roma alzó los muros del monumento que protegería durante mil años más la tumba del pescador. Solo en el siglo XVI terminó por ser derribada para dar lugar a la nueva basílica de San Pedro, mejor adaptada a la modernidad y los gustos de la época.

Ya no es necesario solo imaginar esta larga historia, que aquí hemos resumido. Ahora es posible contemplar el circo de Calígula, la necrópolis vaticana, enterrada bajo las grutas de la basílica moderna, y la estructura constantiniana en todo su esplendor. Gracias a un trabajo tecnológico minucioso hemos podido recuperar detalles nunca antes representados en 3D. Y todo este trabajo al servicio de la historia, que ahora se puede disfrutar, se ha realizado desde nuestro país.

Las imágenes, en un libro

En España estamos de enhorabuena. Las recreaciones virtuales que pronto se podrán ver en el interior de la basílica y que reconstruyen su historia, ya pueden disfrutarse en un libro publicado por la editorial Desperta Ferro: «La Roma de Constantino». En él, se explora la vida de uno de esos hombres que cambiaron el mundo para siempre. A través de su vida se desgrana el último gran momento de esplendor monumental de la ciudad de Roma. En sus más de doscientas páginas ilustradas con escenas que recrean cómo era la ciudad a comienzos del siglo IV, se pueden encontrar estructuras icónicas como el Arco de Constantino, con su policromía original, o la gran basílica Nueva, que construyó el emperador Majencio. Además, el libro cuenta con una de las recreaciones más realistas y actualizadas que existen de toda la ciudad de Roma a vista de pájaro. Y entre todas esas estructuras, las estatuas y batallas, como la del Puente Milvio, destaca la evolución de la colina vaticana.

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