La honradez de Pedro Sánchez
Pedro Sánchez encara el congreso del PSOE con varios problemas que pueden deslucir lo que estaba programado como un acto de adhesión al líder. La debilidad del gobierno ha crecido enormemente en las últimas horas.
El bloque de investidura se hace jirones. La batalla interna entre Junqueras y Rovira se ha trasladado a las instituciones y, aunque en el Congreso son mayoría los defensores de seguir acordando con el PSOE, el miedo a sufrir un castigo de las bases, les ha llevado a posiciones más críticas con los socialistas, subiendo la temperatura de cada de negociación.
Por su parte, Junts está jugando duro. Rivaliza con ERC en el flanco independentista, pero también en el eje ideológico derecha-izquierda. La oposición al impuesto energético de Puigdemont frente a la exigencia de mantenerlo de los republicanos ha puesto de manifiesto la dificultad de llegar a acuerdos.En definitiva, Junts está visibilizando políticas más conservadoras que son incompatibles con las defendidas por los partidos con posiciones más izquierdistas.
Podemos también ha entrado en el tramo final de la guerra con Sumar. Iglesias y Montero no se van a conformar con superar en votos a Yolanda Díaz, aspiran a la destrucción total de quien es hoy su adversario principal.Los morados no estarán en acuerdos que den una estabilidad al Ejecutivo que pueda suponer la recuperación de Sumar, otra complicación para Sánchez que necesita que todos estén alineados.
Por si estos problemas fueran poco, la deriva judicial de la investigación sobre las actividades de Begoña Gómez y de la trama de las mascarillas está afectando directamente a Pedro Sánchez.
La declaración del cabecilla en el juzgado implica directamente al presidente, no solo porque de sus palabras se deduce que era conocedor de los actos ilícitos, sino también porque implican a varios miembros de la dirección del partido y del gobierno.
Aldama está tirando de la manta y se ha dirigido directamente a Sánchez asegurándole que va a presentar pruebas de todo lo que ha declarado en sede judicial.
Sánchez renunció a gobernar con un proyecto progresista reconvirtiendo el sentido de su mandato en impedir que gobierne la derecha. Muchos votantes aceptaron el cambio de objetivo y siguieron votando al PSOE para impedir que la extrema derecha pudiese tener carteras ministeriales.
Otra cosa es que al mismo paquete de impedir el aterrizaje de la derecha en el gobierno, se le sume la de un presidente sobre el que recaen dudas acerca de su honestidad.