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El motivo por el que misiles ATACMS de EEUU destruyeron dos sistemas rusos S-400 de defensa en Kursk

El 23 de noviembre, las Fuerzas Armadas de Ucrania llevaron a cabo un ataque con misiles balísticos ATACMS que acabó con la destrucción de dos lanzadores del sistema de defensa aérea ruso S-400 en la región de Kursk. Este ataque se realizó apenas seis días después de que Washington autorizara el uso de estos misiles contra territorio ruso. Según los informes, tres misiles ATACMS fueron empleados en la operación, marcando un hito en el uso de armamento avanzado proporcionado por Occidente en el conflicto. Dos días antes, Moscú había lanzado un misil balístico experimental hipersónico sobre el centro de Ucrania.

Además de los lanzadores destruidos, varios informes sugieren que una estación de radar 92N6 del sistema S-400 también resultó afectada. Las bajas incluyen cinco oficiales de la división S-400 y tres empleados de Almaz-Antey, la empresa estatal responsable de su fabricación. Estos sistemas ofrecen una defensa aérea de múltiples capas, con misiles de largo, mediano y corto alcance diseñados para interceptar objetivos en diferentes fases.

Los sistemas rusos S-400 han demostrado ser capaces de interceptar misiles ATACMS en el pasado con una alta tasa de éxito, y están diseñados para poder interceptar objetivos mucho más temibles, incluidos misiles hipersónicos que vuelan a velocidades cercanas a Mach 9. Entonces, ¿por qué fueron destruidos con los misiles estadounidenses? Diversas fuentes aseguran que durante el ataque ucraniano, el S-400 se encontraba sometido a mantenimiento y reparaciones, fuera de combate.

El sistema S-400, mucho más barato que otros sistemas similares fabricados por compañías de Estados Unidos, tiene un sistema de radar avanzado, como el 92N6E, que puede rastrear y detectar hasta 300 objetivos simultáneamente a una distancia de hasta 600 km. El S-400 no opera de manera aislada. Puede integrarse con otros sistemas de defensa aérea, como el S-300 y el Pantsir-S1, creando una red de defensa escalonada que maximiza su eficacia.

El S-400 es un sistema altamente móvil que puede ser desplegado y puesto en funcionamiento en pocos minutos. Esto lo hace más difícil de localizar y destruir, ya que puede cambiar de posición rápidamente después de disparar. Es capaz de interceptar aviones, misiles de crucero y balísticos o drones, y pueden alcanzar una velocidad máxima de Mach 12, superior a la de cualquier aeronave.

El ataque ucraniano con misiles de largo alcance estadounidenses se enmarca en una serie de operaciones iniciadas por Ucrania y sus aliados en Kursk desde el 26 de agosto, cuando se lanzó un asalto que llevó a las fuerzas al interior del territorio ruso, mucho más de lo que nadie había hecho desde la Segunda Guerra Mundial. En paralelo, se intentó una ofensiva simultánea en Belgorod, que no tuvo éxito. Desde entonces, el contingente ucraniano en Kursk ha sufrido severas pérdidas, estimadas en cerca de 20.000 bajas hacia principios de octubre. La vulnerabilidad de las tropas ante intensos bombardeos, facilitada por defensas aéreas limitadas, agravó esta situación.

La autorización para usar misiles ATACMS, junto con otros como los Storm Shadow británicos, ha sido clave para fortalecer a las fuerzas ucranianas en Kursk. Esto no solo busca respaldar a las unidades en retirada, sino también complicar las contraofensivas rusas. En este caso, aunque los sistemas S-400 han demostrado previamente ser eficaces contra los misiles ATACMS e incluso contra objetivos hipersónicos, su capacidad fue anulada al encontrarse en estado de mantenimiento.

El uso de los ATACMS en este ataque refuerza la dimensión internacional del conflicto, evidenciando el apoyo occidental a Ucrania y planteando el riesgo de una escalada mayor en las tensiones entre Rusia y las potencias de la OTAN.

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