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Putin amenaza con usar de nuevo su moderno misil hipersónico y empezar a fabricarlo en serie

La escalada militar en la que se han embarcado en los últimos días Rusia y Ucrania responde a la más elemental dinámica de acción-reacción en la que ninguno de los dos actores se ve en condiciones de dar un paso atrás y conceder esa victoria a su enemigo. El detonante fue la autorización de la Administración Biden (secundada por otros gobiernos como el británico) de autorizar a Kiev el uso de misiles de largo alcance ATACMS para atacar en suelo ruso, una osadía que Moscú siempre prometió responder.

Al primer ataque vino una respuesta rusa con un nuevo misil hipersónico Oréshnik, que Occidente no tenía marcado en su catálogo de amenazas y que está preparado incluso para llevar armamento nuclear. A esta respuesta vino después en un segundo ataque ucraniano con misiles de largo alcance y la consiguiente respuesta rusa, este mismo jueves, con un ataque aéreo a gran escala.

Antes de que se produzca un nuevo episodio de ataque-respuesta, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha intervenido para lanzar una doble amenaza: si vuelven a producirse ataques Moscú está dispuesto a golpear los centros de toma de decisiones en Kiev con su nuevo misil Oréshnik y, lo que es más preocupante, ha anunciado que no descarta comenzar la fabricación en serie de este proyectil y de otras armas de su arsenal bélico.

"No descartamos el uso del Oréshnik contra instalaciones militares y de la industria militar o contra los centros de toma de decisiones en Kiev, entre otros", dijo el jefe del Kremlin en una rueda de prensa en Astaná tras asistir a una cumbre de la alianza militar Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), informa Efe.

Agregó que las autoridades de Kiev continúan los intentos de atacar "instalaciones críticas" rusas, incluido las que se encuentran Moscú y San Petersburgo.

"Vamos a responder a los actos de agresión contra Rusia. Cómo, cuándo y con qué armas dependerá del Ministerio de Defensa de Rusia", señaló el jefe del Kremlin. Agregó que para cada objetivo se debe utilizar "un instrumento diferente".

En cuanto a la disposición de negociar la paz, Putin afirmó que la aparición del misil Oréshnik "no ha cambiado nada".

"Nuestra actitud fundamental hacia la solución de la situación en Ucrania no cambia: a) para el proceso de negociación y b) por supuesto, en los términos que establecí en mi discurso ante la jefatura del Ministerio de Asuntos Exteriores en junio de este año", afirmó.

En esa ocasión, Putin demandó a retirada de las tropas ucranianas de los territorios que pasaron a formar parte de Rusia, las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, las regiones de Zaporiyia y Jersón, así como el estatus de no alineado de Ucrania, la desnazificación y desmilitarización del país y la abolición de todas las sanciones occidentales.

Horas antes, durante la cumbre de la OTSC, el líder ruso aseguró que pese a las advertencias sobre el peligro de una escalada del conflicto ucraniano, continúan los ataques contra territorio ruso con armas occidentales.

Así, tras el primer uso del Oréshnik contra una fábrica militar en Ucrania el pasado 21 de noviembre, Kiev atacó instalaciones militares rusas con misiles ATACMS en dos ocasiones, dijo.

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