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México: cuenta atrás para apaciguar a Trump

A México le quedan poco más de 50 días para desescalar la tensión creada por las promesas de campaña y los primeros anuncios del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. Su vecino del Sur está en el punto de mira. Esta semana, Trump confirmó que impondrá aranceles del 25% a todas importaciones comerciales que lleguen de México y Canadá. Este sería el castigo a México por no hacer más para frenar la llegada de inmigrantes irregulares y el tráfico de drogas, en concreto, el fentanilo.

A este anuncio hay que sumarle el compromiso de una deportación masiva de inmigrantes ilegales de Estados Unidos que convertiría a México en país de acogida y también de destino de unos 4 millones de mexicanos que viven de manera irregular al norte del río Bravo. Un cambio de escenario total en las relaciones entre vecinos y principales socios económicos.

Hasta el momento, la respuesta de Sheinbaum ha sido comedida, diplomática y hasta didáctica, haciendo valer su talante de profesora universitaria. Una carta y una llamada a Trump. El único punto un poco más subido de tono fue su advertencia de que «a un arancel, le vendrá otro en respuesta». Un amago de toma y daca. Su homólogo canadiense, Justin Trudeau, también amenazado por las tarifas, sin embargo, no dudó en plantarse en Mar-a-Lago, la residencia de Trump en Florida, para tratar el asunto cara a cara. En diplomacia, las formas son también el fondo.

El otro lado de la moneda de las declaraciones políticas incendiarias son las negociaciones técnicas, la logística y la viabilidad presupuestaria que implican. Tanto la aplicación de desorbitados aranceles como la repatriación masiva serían complicaos de llevar a cabo en los términos en los que los está planteando Trump. «Esta nueva forma de hacer política se caracteriza por soluciones rápidas a problemas complejos. Hay muchos temas regulatorios que no hacen tan fácil tomar esas decisiones. Es prácticamente imposible», asegura a La Razón, David Luviano, presidente en el estado de Michoacán de la Confederación de Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), organización que representa a más de 36.000 empresarios y cerca del 40% del PIB nacional.

«Lo que es más importante, es que México trabaje en los temas que nos dan autoridad en una negociación como son las energías limpias, la seguridad y crear una muy certera seguridad jurídica para que puedan llegar nuevas inversiones», insistió el empresario David Luviano. «Y no ponerse a jugar a las fuercitas», en alusión a las veladas amenazas de Sheinbaum a responder con la misma moneda.

El escenario de inseguridad jurídica como consecuencia de la reforma del Poder Judicial que impulsó el expresidente Andrés Manuel López Obrador y está desarrollando Sheinbaum, es algo que preocupa muchísimo a Estados Unidos y Canadá y ya ha causado fricción en las relaciones entre México y sus vecinos del Norte. Incluso, mucho antes de la elección de Donald Trump como futuro presidente. Este verano, el embajador de Washington en Ciudad de México Ken Salazar dijo que la reforma jurídica era un «riesgo para la democracia en México» y, por consecuencia, para las inversiones de los empresarios estadounidenses. Canadá también manifestó su inquietud.

La reforma prevé que todos los jueces federales sean elegidos por votación popular; las primeras elecciones de jueces están previstas para junio del 2025. Esta reforma dinamita la carrera judicial y la trayectoria de jueces especializados en materia de energía, telecomunicaciones o comercio que son los que resuelven asuntos de empresas extranjeras establecidas en México que serán relevados en los comicios del próximo año.

«Me parece dantesco que México esté ahora enfocado en temas más mundanos de política local y no están mirando a ver lo que se avecina. Trump va a ir punto por punto en sus propuestas. Fragmentos de cada una de las propuestas saldrán adelante», señala en conversación con LA RAZÓN Santiago Ginebra, analista mexicano con sede en Washington DC.

En la cuenta atrás para la toma de posesión de Trump el próximo 20 de enero se esperan gestos y señales por parte del Gobierno de Morena para evitar la aplicación de los aranceles. Esta misma semana el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ex canciller con López Obrador y persona clave en las relaciones bilaterales con Estados Unidos, dirigió una operación contra el comercio chino en un conocido centro comercial del centro de la Ciudad de México. En la intervención policial se incautaron más de 262 mil productos falsificados con procedencia del gigante asiático. Estados Unidos acusa a México de ser el patio trasero de China y ser una vía alternativa para el ingreso a su país de importaciones chinas.

También se esperan guiños en la lucha contra el narcotráfico. «Este escenario presiona a Sheinbaum a cambiar su enfoque de abrazos y no balazos y entrarle mucho más al quite» explica Ginebra que no prevé una invasión de fuerzas estadounidenses en territorio mexicano para combatir a los narcos como ha llegado a decir el propio presidente Trump. Lo que sí es un escenario más realista es un incremento de operaciones quirúrgicas por parte de fuerzas de seguridad de EE.UU para eliminar a los cabecillas de cárteles mexicanos. Operaciones similares a las que el pasado mes de agosto provocó la detención del cofundador del cártel de Sinaloa «El Mayo» Zambada en Estados Unidos ante la sorpresa de México.

Los próximos pasos de Sheinbaum serán clave para definir el tono de la relación entre dos países condenados a entenderse. La pelota está en la cancha mexicana.

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