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La razón por la que no debes poner el corcho a una botella de vino abierta

Ahora en plena época navideña se ven cada vez más en las cocinas españolas gastronomía invernal y típica de la navidad. Polvorones, turrones, dulces y vinos. Especialmente este último es de los que más vemos en cada cena, en fiestas de empresa, en familia o con amigos.

El vino, tal como se conoce hoy en día, es una bebida alcohólica procedente de la fermentación del zumo de uva, esta se produce debido a la acción de las levaduras presentes en el hollejo de las uvas.

Su conservación debe realizarse de una manera determinada. Para que pueda mantener su sabor debemos saber cómo conservarlo sin la necesidad de gastar mucho dinero en una vinoteca. De igual manera, una vez abierto y si no lo hemos bebido por completo, existen una serie de recomendaciones para mantenerlo que los expertos en vino nos dejan a nuestra disposición.

¿Por qué no debes ponerle el corcho a una botella de vino abierta?

Desde la cuenta especializada en vinos Lacrima Terrae nos cuentan algunas formas de conservación del vino que te ha sobrado. Explica que "si tenemos una botella de vino abierta no debemos poner el corcho", pues "se queda mucho oxígeno en el interior lo que provoca que el vino se pueda estropear antes".

Debemos "coger un bote de conservas utilizado y lavado. Una vez tenemos el bote debemos verter lo que queda de vino en el bote y cerrarlo correctamente. De esta manera, se queda mucho menos oxígeno y el vino va a aguantar mucho más tiempo". Solo es meterlo en la nevera y listo.

En nuestras casa podemos conservarlos en un lugar oscuro y sin corrientes de aire, como por ejemplo un sótano o una habitación que esté orientada al norte, pues así será mucho más fría y no tendrá cambios de temperatura. Es fundamental que esté a oscuras

¿Cómo conservar correctamente un vino?

El blog dedicado a vinos Vivanco se ha encargado de realizar una serie de consejos para mantener un vino con todas sus propiedades y su sabor característico:

  • Evitar la exposición a la luz: Es muy importante que el sitio en el que almacenemos las botellas sea oscuro puesto que la incidencia de la luz sobre las botellas puede favorecer reacciones químicas como la oxidación del vino, con la consiguiente pérdida de calidad. La luz también puede afectar negativamente al vino a través de la fotodegradación de la riboflavina presente en él, lo que se conoce como la “enfermedad de la luz”.
  • Temperatura ideal: lo ideal es que el vino esté en una temperatura constante entre los 12º y 16º. También debemos prestar especial atención a evitar oscilaciones térmicas, es decir, que no varíe mucho la temperatura de la botella, por lo que lo adecuado sería que evitemos almacenarlo en lugares en los que la temperatura sea cambiante.
  • Aislamiento de olores fuertes: Para evitar que el sabor y los aromas de nuestros vinos no se vean alterados por agentes externos debemos preservarlos del contacto con fuentes de olores fuertes. Mantener nuestras botellas de vino en un lugar bien ventilado nos ayudará a cumplir con este propósito y nos permitirá, también regular la humedad del ambiente y evitar la aparición de hongos.
  • Posición: intentaremos colocar nuestras botellas siempre en posición horizontal. De esta forma permitiremos que el vino y el corcho estén en contacto permanente. Así evitaremos que el corcho se seque, con lo que perdería su elasticidad y el cierre de la botella dejaría de ser hermético. Por otro lado los vinos espumososo se deben colocar en posición vertical por el gas carbónico que contienen. Asimismo, intentaremos evitar que las botellas sufran agitaciones o movimientos bruscos, para permitir que el vino repose de forma adecuada y evolucione de la manera más natural posible.

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