Mensaje urgente
Quienes hayan leído anteriores mensajes de los Papas para la Jornada Mundial de la Paz y lo comparen con el de este año notarán, sin duda, que Francisco utiliza esta vez un tono más preocupado y hace unos llamamientos más urgentes.
Nada extraño si consideramos la situación en la que se abre el 2025 con dos guerras sangrientas en curso e innumerables conflictos armados que asolan muchas zonas del planeta a lo que se añade la amenaza del uso de armas nucleares con consecuencias indescriptibles para el futuro de la humanidad.
Al ser el próximo un año jubilar Francisco, sin embargo, nos invita a la esperanza y a “buscar la justicia liberadora de Dios sobre toda la tierra” proponiéndonos no esporádicos actos de filantropía sino “cambios culturales y estructurales de modo que también se efectúe un cambio duradero.
En concreto el Pontífice nos propone, en primer lugar, la supresión de la deuda internacional “que se ha convertido en un instrumento de control a través de la cual algunos gobiernos e instituciones financieras privadas de los países más ricos no tienen escrúpulos de explotar los recursos humanos y naturales de los países más pobres… es un llamamiento a la solidaridad pero sobre todo a la justicia”.
También nos pide un compromiso firme para promover el respeto de la dignidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. En este punto se refiere a la eliminación de la pena de muerte en todas las naciones. Esta medida, en efecto, además de comprometer la inviolabilidad de la vida destruye toda esperanza humana de perdón y renovación”.
Por fin se atreve ,una vez más, a proponer utilizar “ el menos un porcentaje fijo del dinero empleado en los armamentos para la constitución de un Fondo Mundial que elimine definitivamente el hambre y facilite a los países más pobres actividades educativas también dirigidas a promover el desarrollo sostenible, contrastando el cambio climático”
“Que el 2025 sea un año en el que crezca la paz” es el deseo de este papa que resalta que la paz no se alcanza sólo con el final de la guerra sino con el inicio de un mundo nuevo.