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María José, la única mujer policía asesinada por ETA: "Sin duda ahora sería DAO"

María José García Sánchez, inspectora de la Brigada Central de Información de la Policía Nacional fue la primera y única mujer de este Cuerpo asesinada por ETA cuando participaba en un operativo en Zarauz el 16 de junio de 1981. Podría haber llegado a ser la primer mujer DAO -directora adjunta operativa de la Policía Nacional-, pero la banda terrorista, en concreto el etarra José Luis Eciolaza Galán, “Dienteputo”, con un único tiro en la cabeza a quemarropa, se encargó de impedirlo. Y es que María José, hija de guardia civil, pertenecía a la primera promoción de mujeres inspectoras de un Cuerpo que aún celebra los 200 años de su creación.

El recuerdo de María José perdura y lo seguirá haciendo. La fecha de su asesinato sirve, desde este año, para conmemorar el "Día de las víctimas del terrorismo en la Policía Nacional". Todos los años se rendirá un homenaje como muestra de "reconocimiento, respeto y solidaridad, para que su memoria se perpetúe en el seno de la institución policial y en el resto de la sociedad de acuerdo con los principios de memoria, dignidad, justicia y verdad". Es la única mujer del Cuerpo que ha perdido la vida en un atentado de ETA.

Sus comienzos: incautaciones de droga en Sevilla

Esta inspectora nació en Madrid el 6 de abril de 1958. Hija de un guardia civil tanto ella como su hermana, que nació cuatro años más tarde, soñaron desde pequeñas con unirse al Cuerpo Nacional de Policía. "En esa época no había mujeres en la Guardia Civil pero las dos siempre quisimos ser policía", relata a LA RAZÓN su hermana Almudena, que desde hace cuatro años pasó a segunda actividad tras ser inspectora jefa en la Comisaría General de Seguridad Ciudadana.

María José estudió la carrera de asistente social pero rápidamente se unió a la Policía Nacional. "Salió la oposición en 1979 y fue una de las mujeres que ingresó en esa primera promoción a la que podían optar", afirma su hermana. Pasó a ser lo que se consideraba "policía secreta". Su primer destino fue Sevilla donde "estuvo fenomenal" durante dos años en el Grupo de Estupefacientes de la Jefatura Superior de Sevilla.

Un reflejo de esa felicidad son las fotografías con los alijos incautados junto con el resto de sus compañeros. Fue una etapa "maravillosa" pero se acabó cuando salieron las plazas en Madrid, en concreto en la Brigada Central de Información. "Siempre nos queda la espina de saber qué hubiera pasado si se hubiera quedado en Sevilla", relata Almudena.

Nada más llegar a su nuevo destino tenía programado un viaje de 15 días al País Vasco para practicar algunas detenciones. "No nos contaba mucho qué pasaba. Supongo que para no meternos miedo ya que cada día mataban a uno", añade. El primer traslado fue a Zarautz. El 16 de junio de 1981. María José y sus compañeros iban a detener a unos etarras en un piso. Alguien les dio el aviso.

Cuando llegaron a la zona, antes de entrar en el edificio, detuvieron a un sospechoso. Los compañeros dijeron a María José que se quedara en el coche con la arrestada pero ella les manifestó "que iba como una más". Los agentes subieron por el ascensor mientras que esta inspectora lo hizo por las escaleras. Se encontró de cara con los etarras que le pegaron un tiro y huyeron por la ventana.

Las investigaciones posteriores señalan que el autor de ese disparo es José Luis Eciolaza Galán, alias Dienteputo, uno de los etarras que está fugado en Venezuela. "Nunca ha sido detenido. El caso de mi hermana está sin resolver", lamenta Almudena. El etarra Ángel María Tellería fue condenado en 2018 a 26 años de cárcel por su participación en el atentado en el que asesinaron a esta inspectora. Dos años después fue acercado a las cárceles del País Vasco.

Una capilla ardiente en la Puerta del Sol

Almudena recuerda cada día el momento en el que conoció el asesinato de su hermana. La familia no lo supo hasta que pararon en una gasolinera de Burgos y el padre pidió información a los policías que les trasladaban. La capilla ardiente se llevó a cabo pocas horas después y, posteriormente, se instaló en la Puerta del Sol. El féretro salió a hombros por sus compañeras y un día después del asesinato fue enterrada en el pueblo de la familia en Ciruelos (Toledo).

Los padres de María José no quisieron que su hermana prosiguiera con su idea de entrar en la Policía Nacional. "Yo estaba ya decidida pero fue un impulso. Es lo que ella hubiese querido". Víctor Cotobal afirmó que, de seguir viva hoy, sin duda, sería DAO. "Era una policía muy entregada y muy competente. No tuvo mucho tiempo para demostrarlo pero estaba muy bien considerada", subraya Almudena.

El recuerdo de su hermana ha estado siempre presente en cada día de la carrera policial de esta inspectora jefe. "Mira todos los años que han pasado y todos los días pienso en ella. Hablo de ella y me alivia, me siento bien. Intento que no la olvide la gente", dice. Ahora, esta agente, en segunda actividad, es testigo de la "humillación que siente las víctimas del terrorismo". "Vemos fatal que esta gente del tiro en la nuca estén en las instituciones", critica.

Rescatar del olvido a los policías asesinados

El 40 por ciento de los asesinatos cometidos contra policías nacionales, están sin resolver. El presidente de Dignidad y Justicia, Daniel Portero, y Víctor Cotobal rescatan del olvido "a los 188 asesinatos de policías nacionales víctimas del terrorismo” (Sindéresis) en un libro con el que donarán todos los beneficios a la Fundación de Huérfanos.

En el conjunto de la historia de ETA, 15.649 personas estuvieron la diana de ETA. De esos "objetivos", 776 fueron seguimientos a policías nacionales y 733 a guardias civiles, aunque, los miembros del Instituto Armado cuentan con un mayor número de víctimas.

Daniel Portero y Víctor Cotobal, autores del libro instan a la Policía Nacional a renombrar las comisarías de España con el nombre y apellidos de cada una de las víctimas asesinadas por el terrorismo.

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