Almeida: «La IA no es una evolución, es una revolución»
La Inteligencia Artificial avanza imparable y su uso se ha vuelto esencial en casi todos los sectores económicos, revolucionando técnicas y procesos tradicionales que se conocían hasta el momento, optimizándolos y, por consiguiente, mejorando la calidad de los procesos y servicios ofertados.
Ante este escenario, LA RAZÓN, en colaboración con Telefónica Tech, ha organizado seis encuentros para debatir sobre la IA, en concreto sobre los retos, oportunidades y desafíos que plantea en diversas áreas de índole económico y social de especial relevancia. El primero de ellos giró en torno a la relación de la IA con la sociedad general, mientras que el segundo, celebrado en el Parque Tecnológico de Leganés, estuvo relacionado con el ámbito sanitario. La tercera mesa redonda abordó el impacto de la IA en el sector turístico, el transporte y la energía; el cuarto encuentro se centró en cómo esta tecnología afectará al desarrollo de la economía; mientras que el quinto habló de cómo esta tecnología ha cambiado el ámbito de la educación.
En el campus madrileño de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) se celebró este pasado lunes la última mesa redonda para debatir las conclusiones a las que se ha llegado en los encuentros previos. Estuvieron presentes Nicolás Arcauz Eguren, responsable Smart Grids de Iberdrola; Elena Gil Lizasoain, directora de IA y Data de Telefónica Tech para España y América; Teresa Rodríguez de las Heras Ballell, catedrática de derecho mercantil de la UC3M y Directora de la Cátedra IA: Fundamentos y Horizontes; y Antonio Herrero González, Director de IA/Big Data en Quirónsalud.
El encargado de inaugurar este acto fue el director del diario LA RAZÓN, Francisco Marhuenda, para quien la IA, «es una de las revoluciones más impresionantes y no hay que tenerle miedo». Aseguró que la usa habitualmente porque es muy útil como ayuda siempre que se mantenga dentro de un límite ético y esté «orientada por la mente humana y se utilice con una base».
Después tomó la palabra Emilio Viciana, consejero de Educación, Ciencia y Universidades de la Comunidad de Madrid: «Somos muy conscientes del inmenso potencial que tiene la Inteligencia Artificial para nuestro futuro. Apoyamos y financiamos el nodo ELLIS, European Laboratory for Learning and Intelligent Systems, que reúne investigadores de las seis universidades públicas de la región para impulsar la investigación y la innovación en inteligencia artificial y en aprendizaje automático», aseguró. La Inteligencia Artificial no puede dejar a nadie de lado: «Nuestro deber, como Administraciones Públicas, es poner los medios para que el acceso a la tecnología sea en igualdad de oportunidades, con el debido respeto a la infancia y al interés superior del menor, y también a nuestros mayores». Por eso la Comunidad pone el acento en la educación, «en incentivar la escritura a mano, los exámenes orales y la lectura en papel» porque, de ese modo, los niños y niñas se convertirán en personas que convivan con la IA y a la vez, serán capaces «de razonar, de ir más allá de aquello que se da por hecho».
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida fue el último en hablar antes de los ponentes: «No somos conscientes hasta qué punto la Inteligencia Artificial forma parte ya de nuestras vidas y, sin embargo, somos profundamente ignorantes de lo que supone y de lo que condiciona nuestra vida y nuestras decisiones», aseguró. En su opinión, es un salto cualitativo y cuantitativo: «No estamos en presencia de una evolución sino de una revolución y de una ruptura, una ruptura equivalente pero que va mucho más allá de lo que en su momento pudo ser la revolución industrial, que va mucho más allá de lo que fue meramente la creación de internet en su momento, porque es un salto cualitativo y exponencial respecto de lo que es el proceso de conocimiento y de transmisión del conocimiento».
Para el alcalde de Madrid la IA es una oportunidad con evidentes riesgos, como la desinformación, pero que con el aprendizaje adecuado se pueden afrontar: «No debemos obviar que el factor de crecimiento de una sociedad no se va a afrontar meramente sobre la Inteligencia Artificial sino sobre el talento, sobre la persona, y, por tanto, sobre la capacidad de las personas de poder seguir creando, de poder seguir progresando, de poder seguir generando cada vez mejores soluciones», añadió. Hay que aprovechar las ventajas de la Inteligencia Artificial en el análisis de datos para poder ordenar los 14 millones de desplazamientos de Madrid, para decidir qué línea de autobús reforzar o para proyectar vivienda asequible, como las 150.000 que Madrid está en condiciones de proyectar en los próximos años.
Para su buen uso, pidió responsabilidad para que «lo hagamos de manera adecuada y pensando siempre en el interés general, que es lo que nos debería guiar», terminó el alcalde del Ayuntamiento de Madrid.
El debate, moderado por José Manuel Molina López, catedrático de Ciencia de la Computación e Inteligencia Artificial de la UC3M, comenzó solicitando a los ponentes su punto de vista sobre esta nueva tecnología y todo lo bueno y malo que trae consigo.
Elena Gil Lizasoain, directora de IA y Data de Telefónica Tech para España y América, explicó que su visión de la Inteligencia Artificial es positiva. «En Telefónica llevamos utilizando la IA y los datos desde hace más de una década para optimizar nuestro propio negocio y, desde Telefónica Tech, ayudamos a las empresas a transformar su negocio combinando la IA con otras tecnologías», afirmó. La IA no solo permite a las empresas incrementar los ingresos y gestionar su negocio de una manera «más eficiente», sino que también mejora la productividad de cualquier trabajador. Gil Lizasoain aseguró que «evidentemente tiene riesgos, pero es imparable, por lo que lo único que podemos hacer es prepararnos como sociedad» para mitigarlos y usarla de forma responsable y sostenible. Y señaló que debemos asegurarnos de que las pymes «también abracen esta tecnología y que entre todos seamos capaces de utilizarla para el bien de la sociedad».
Por su parte, Rodríguez de las Heras Ballell expuso que la IA «dota a todos los procesos sociales de mayor rapidez y eficiencia» y además «genera una posibilidad, hasta ahora inconcebible, insólita y sin precedentes de gestionar decisiones en entornos altamente complejos y de gestionar la incertidumbre». No obstante, no pudo negar que esta nueva herramienta también presenta una serie de riesgos «muy diversos».
Y es que el ser humano se tiene que enfrentar actualmente a la IA generativa, un desarrollo tecnológico en el que se delega la capacidad de decisión, así como las capacidades cognitivas y de generación de contenidos y de conocimiento, convirtiéndose no solo en un instrumento, sino en un actor más de la sociedad y del desarrollo económico: «Aquí saltan todas las alarmas».
Nicolás Arcauz, responsable de Smart Grids de Iberdrola, explicó que en lo que respecta a la transición energética, esta herramienta es «imparable» y no «tiene vuelta atrás». «Llevamos muchos años aplicando la IA, no tanto la generativa, pero sí el uso intensivo de los datos en todos los procesos de la cadena de valor», aseguró. Y consideró que tanto las empresas como los ciudadanos deben aplicar esta nueva tecnología para ser más eficientes y competitivos, pero también «para avanzar en ese futuro hacia un medio ambiente sostenible y descarbonizado. Porque, si no es verde, no será futuro».
Aunque en Iberdrola son conscientes de los riesgos que puede traer la Inteligencia Artificial, también observan esta herramienta «extraordinaria» como aquella que va a permitir catalizar la «transición energética», pero siempre siendo los seres humanos los últimos responsables de las decisiones que pueden obtenerse a partir del uso de la IA.
Antonio Herrero González, el director de IA/Big Data en Quirónsalud afirmó que, aunque en el sector de la salud es el que más tarde se ha incorporado a la utilización de la IA, desde sus hospitales ya se está aplicando esta nueva tecnología, como, por ejemplo, para atender a sus pacientes de una forma «mucho más eficaz y certera». Así, por ejemplo, con permiso de médico y paciente, se podrá incorporar al historial médico un pequeño resumen de la transcripción de la conversación durante la consulta médica. Eso permite «una comunicación mucho más activa con el paciente, la sensación de una atención mucho más humana».
A pesar de que coincidió con el resto de los ponentes de que la Inteligencia Artificial es «imparable», también consideró que es responsabilidad de cada uno el cómo se adopta y adapta en nuestro mundo. «En el sector sanitario, es necesaria la formación de por qué se están utilizando esos datos obtenidos por la IA para hacer partícipes desde el principio en todos estos proyectos a las personas, ya que van a luchar por ese conocimiento y darle esa parte de humanidad que echamos de menos en este tipo de proyectos».
Otra de la cuestiones que se abordó en esta mesa redonda fue la de la regulación de esta nueva tecnología. La Unión Europea fue pionera en regular los usos de la IA, ya que la Eurocámara aprobó la primera ley integral de esta herramienta el pasado mes de marzo. Por su parte, Elena Gil Lizasoain, directora de IA y Data de Telefónica Tech para España y América, aseveró que es importante tener un marco regulatorio para proteger la privacidad y los datos de las personas, pero hay que hacerlo de manera ágil, puesto que la tecnología avanza rápidamente y las empresas necesitan ponerlo en marcha cuanto antes.
Rodríguez de las Heras consideró que la UE ha regulado de forma «directa, pionera y ambiciosa» la Inteligencia Artificial para proteger aquellos bienes jurídicos que se vean sujetos a un posible daño: «Creas una regulación porque consideras que es la única manera de encauzar determinadas actividades hacia el cumplimiento de una serie de objetivos o para evitar que determinados intereses se vean vulnerados». Asimismo, explicó que el reglamento no regula la tecnología, sino sus usos prohibidos o de alto riesgo –aquellos que requieren una atención especial– para «imponer una serie de condiciones en su uso». «No lo prohíbe, no lo limita, sino que lo sujeta a determinadas condiciones para que este alto riesgo, que a pesar de todo sigue teniendo enormes ventajas para la sociedad, se contenga y se convierta en un riesgo aceptable».
Nicolás Arcauz, responsable de Smart Grids de Iberdrola, sostuvo que esta regulación es necesaria y señaló que Iberdrola y Telefónica son las dos únicas empresas españolas que son signatarias de lo que llama «el Pacto de Inteligencia Artificial europeo» que se publicó por la Comisión Europea hace unos meses, ya que «entendemos que es el camino». El reglamento «trata de prohibir ciertos usos que tienen sesgos y que van contra valores mayores: la democracia, la libertad, etc.», aseguró.
Para concluir la mesa redonda, Antonio Herrero, director de IA/Big Data en Quirónsalud opinó que la autorregulación interna es importante y necesaria, cuando se propone un nuevo proyecto en alguno de estos hospitales, se sujeta a la aprobación del comité de ética donde se evalúan los riesgos: «La regulación tiene que existir para generar seguridad y confianza», concluyó.