Macron visita Mayotte en medio de los abucheos de la población
El presidente francés, Emmanuel Macron, aterrizó este jueves sobre una catástrofe natural y política: el huracán «Chido» ha devastado una buena parte del archipiélago de Mayotte en el océano Índico y ha dejado, como saldo provisional, 33 muertos y más de 1.400 heridos. Sin embargo, se calcula que los fallecidos podrían ser miles, ya que las autoridades y los servicios de rescate aún no han podido alcanzar las zonas más afectadas.
Macron llega con cuatro toneladas de ayuda humanitaria en su avión y decreta un día de duelo: el 23 de diciembre. También promete «reconstruir Mayotte con nuevos criterios» apoyándose en una ley especial que le permitiría liberar una partida presupuestaria de emergencia. No hay una explicación clara de cuáles serán los «nuevos criterios», pero todo apunta a un nuevo sistema de viviendas más sólido, que reemplace al conjunto de viviendas precarias que han caído bajo la potencia de «Chido», afectando nada menos que a 100.000 personas, un tercio de la población. Macron también promete medidas para proteger a Mayotte de la inmigración ilegal de las Islas Comores.
Pero a pesar de sus buenas intenciones, el presidente llega tarde: cinco días después del paso del ciclón. Y por supuesto, no es bien recibido. La rabia y la desesperación han ido creciendo junto con las múltiples urgencias que brotan por todos lados: la falta de agua, de electricidad, de comida, los hogares devastados, la inseguridad. Miles de personas señalan al Gobierno de París como el responsable de la tragedia y, ayer, algunos reunieron el coraje de decírselo a Macron en su cara: «Usted llega cinco días después de la tragedia. ¿Le parece normal eso?», le reprocha un habitante mayotense. «Dijeron que la ayuda había llegado, que el agua había llegado... y eso no es verdad», fustigó.
Macron se defiende, acusando retrasos logísticos, asegurando que las fuerzas armadas han tardado cuatro días en despejar las carreteras para transportar la ayuda humanitaria hasta las comunas golpeadas por el ciclón: «Los servicios telefónicos y la electricidad se restablecerán en los próximos días y el agua y la comida llegarán a todos los pueblos –incluso los más aislados– a más tardar el domingo», aseguró el mandatario. Las promesas se multiplican, pero los mayotenses quieren hechos. Y esos todavía no se materializan.
En plena reunión entre Macron y los responsables locales, Houdjati Hairati, concejal de la ciudad principal de Mamoudzou, se levantó para increpar al presidente. «No tengo ganas de darle las gracias por estar aquí, porque es su deber», le lanzó sin tapujos. «Esto no es una labor humanitaria, no estamos en Palestina», continúa Hairati entre efusivos aplausos.
Más tarde, una multitud indignada espera su paso por la isla de Petite Terre para gritarle lo mismo que le han gritado las calles de París cuando sienten la misma ira contra su Gobierno: «¡Macron, renuncia!». Después de recibir varias arremetidas por el estilo, el mandatario no aguanta más y responde: «¡Yo no soy el ciclón! ¡Yo no soy el responsable!».
Punto de quiebre para el presidente que, a pesar de las críticas, sigue tratando de convencer a los habitantes de Mayotte de que todo estará bien. «Tendrán 1.200 efectivos de las fuerzas de seguridad interior desplegadas el domingo. Esto no será como Haití. Y para los estudiantes, les digo que deben prepararse para regresar a clase el 13 de enero», aseguró Macron.
El presidente anunció un fondo de compensación para los damnificados que han perdido sus casas y no cuentan con un seguro. Se estima que en Mayotte solo el 6% de la población cuenta con un seguro de habitación. Las compañías de seguro, por ahora, estiman que los daños podrían elevarse a 800 millones de euros.
Macron había planificado permanecer solo unas horas en Mayotte, pero finalmente se quedará hasta este viernes. Para cerrar su primer día de visita al archipiélago en una nota positiva, echó mano del reciente triunfo de Notre Dame: «Pudimos reconstruir nuestra catedral en cinco años. Sería una tragedia que no lográramos reconstruir Mayotte».