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Dos fallecidos en la Sydney Hobart

La Rolex Sydney Hobart está marcada por su edición de 1998, cuando una tormenta de dimensiones bíblicas provocó el hundimiento de cinco barcos y la pérdida de seis vidas. En la edición de este año, la tragedia ha vuelto a marcar la conocida como Gran Regata al Sur. La organización ha anunciado que dos marinos han perdido la vida en sendos accidentes . Pertenecientes a las embarcaciones Flying Fish Arctos y'Bowline, fueron golpeados por partes de las mismas mientras navegaban este jueves (viernes ya en esas latitudes) por las costas de Nueva Gales del Sur. El primero de ellos es Roy Quaden, australiano de 55 años, que fue golpeado por la botavara de su embarcación en plena noche y a unas 30 millas náuticas al este/sureste de Ulladulla. Sus compañeros le realizaron maniobras de reanimación pero no pudieron hacer nada por salvar su vida. El segundo es su compatriota Nick Smith, de 65 años, que murió después de que se golpease la cabeza con el cabrestante, en un incidente que dejó herido también en un hombro a otro miembro de la tripulación del Bowline. En este caso el accidente se produjo a unas 30 millas náuticas al este/noreste de Batemans Bay. Un tercer marino, miembro de la tripulación del Porco Rosso también fue arrastrado por la borda poco después de las 3 de la madrugada, pero fue rescatado por los servicios de emergencia a 1,2 millas náuticas del barco. Otros tres barcos se retiraron después de desarboar, mientras que otros dos se retiraron debido a daños en la vela mayor, entre ellos uno de los favoritos, el Master Lock Comanche, con los españoles Pablo Arrarte y Juan Vila a bordo. En total, según las últimas informaciones de la organización, 21 barcos de la flota de 104 que partió del puerto de Sídney el día después de Navidad se han retirado . Entre los abandonos destacó el del 'Comanche', embarcación favorita para la victoria que estaba liderando la prueba y que en 2017 estableció el récord de un día, 9 horas, 15 minutos y 24 segundos. «Estos accidentes están siendo ya objeto de una investigación por parte de la policía marítima y todos los miembros de sus familias deberán ser contactados, por el momento no podemos ofrecer más detalles», explicó la dirección de carrera en un escueto comunicado. La mar agitada y fuertes vientos que aparecían ya en las previsiones de la jornada pudieron ser la principal causa de los accidentes. «Los vientos propulsaban a los participantes a velocidades de entre 25 y 30 nudos (46 y 55 km/h). Son condiciones difíciles. Basta con que una ola te golpee de costado para que te tire al otro lado, pero la mar no estaba especialmente revuelta, según las informaciones que yo he recibido», explicó David Jacob, vicepresidente del club de navegación a vela australiano, que aseguró que «esos barcos pueden hacer frente a esos vientos fácilmente. Son navíos de alta mar, están habituados». Informaciones meteorológicas más recientes hablan de que sobre las 4 de la madrugada se pudieron registrar ráfagas de viento de hasta 80 kilómetros por hora. «En un barco la tripulación hace todo junta. Eso tendrá un impacto muy fuerte en ellos, al igual que sobre nosotros», añadió Jacob antes de confirmar que la regata no se suspenderá. «Siempre queremos mejorar la seguridad en la medida de lo posible, por lo que realizaremos una investigación. Y si hay algo que los barcos puedan hacer para intentar evitar que esto suceda lo implementaremos. Tenemos una estructura bastante compleja alrededor de la regata para ayudar con la seguridad, y si la cancelamos esa estructura se derrumba, y nuestra opinión es que las tripulaciones están más seguras con esa estructura sobre ellas que si se derrumba». Estas dos muertes son las primeras desde 1998, que quedó en el recuerdo como el peor para la regata Sydney-Hobart . Entonces seis navegantes resultaron muertos, cinco barcos se hundieron y 55 participantes tuvieron que ser rescatados cuando se desató un huracán sobre la carrera que provocó vientos de 90 kilómetros por hora y olas de hasta 20 metros. De los 115 barcos que tomaron la salida en aquella edición, sólo 44 llegaron a Hobart y el operativo de rescate que se montó es considerado uno de los mayores de la historia de la vela oceánica. El primer ministro australiano, Anthony Albanese, expresó en la red social X, antiguo Twitter, sus condolencias por la tragedia: «La regata de Sídney a Hobart es una tradición australiana y resulta desgarrador que se hayan perdido dos vidas en lo que debería ser un momento de alegría. Enviamos nuestro amor y nuestras más profundas condolencias a sus familias, amigos y seres queridos».

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