Au revoir, Afrique: 4 claves para entender la retirada francesa de Costa de Marfil y el triunfo de Putin
El presidente de Costa de Marfil, Alassane Ouattara, ha anunciado en su discurso de fin de año la retirada de los últimos 600 militares franceses que la antigua metrópoli tenía aún en el país, pertenecientes 43º del Batallón de Infantería de Marina (BIMA), situado en Port-Bouët, en las afueras de la capital económica marfileña, Abiyán. Los soldados pasarán en los próximos días a depender de las Fuerzas Armadas del país, en una operación similar a la vivida en los últimos meses en otros países del África francófona.
La presencia del que fuera poderoso imperio francés en el continente es ya historia. Pero el "au revoir" de París esconde más que un adiós. Es una bienvenida encubierta a la Rusia de Putin, que ha ido en los últimos años conquistando el territorio metro a metro con influencias, rublos, tropas y contratos (al más puro estilo chino) en una operación geoestratégica en la que pierde Europa y gana Rusia. Estas son las cinco claves de un movimiento de fichas de gran envergadura:
1. De Senegal a Yibuti, un repaso a las derrotas de Francia
"Hemos decidido una retirada concertada y organizada de las fuerzas francesas de Costa de Marfil", proclamaba pletórico el líder marfileño en su discurso televisado a todo el país, siguiendo el camino abierto por estados como Mali, Senegal, Chad, Burkina Faso o Níger, antiguos socios de París sacudidos por golpes de estado y tensiones políticas alentadas por Moscú.
Más allá de Costa de Marfil, posiblemente el caso más preocupante es el de Senegal, que hasta ahora ha sido el socio más importante de Francia en la región. También en su discurso de año nuevo, el presidente del país, Bassirou Diomaye Faye, ha anunciado la retirada de los soldados internacionales y de todas las bases extranjeras este 2025, rematando un cambio de política hacia la antigua metrópoli que comenzó en 2010, durante la presidencia de Abdoulaye Wade (2000-2012).
Desde entonces el número de efectivos militares se ha reducido de los 1.200 iniciales a los aproximadamente 350 actuales, quienes constituyen los llamados Elementos Franceses en Senegal (EFS), informa Efe. En las últimas semanas también se han sumado a esa tendencia Chad, que anunció el pasado mes que ponía fin a su acuerdo de cooperación en seguridad y defensa con la exmetrópoli. A día de hoy, los franceses permanecen en Yibuti, con 1.500 soldados, y Gabón, con 350 efectivos.
2. ¿Qué papel juega Rusia?
La decisión de Costa de Marfil y Senegal de expulsar a las tropas francesas de sus territorios es el reflejo de los cambios geopolíticos que se están producendo en el Sahel y África Occidental. Y detrás de ellos está el presidente ruso, Vladimir Putin, que ha ido aumentando la presencia de su país en el Sahel en los últimos años.
El proceso comenzó en Mali con los mercenarios del grupo Wagner (hoy proscritos) como punta de lanza. De ahí la mancha se extendió a Burkina Faso y Níger hasta hacerse con el control prácticamente total de esta zona clave en África.
El Sahel alberga importantes reservas de uranio, un recurso esencial para la producción de energía nuclear. De hecho, Níger es uno de los principales productores mundiales de uranio, suministrando una parte significativa del mineral utilizado en las centrales nucleares europeas. El control y acceso a estas minas son de gran relevancia estratégica y económica. Esta materia prima en manos de Putin es de todo menos tranquilizador.
3. El flanco sur de la OTAN
Debido a su importancia estratégica, el eje que conforman Mali, Burkina Faso y Níger, junto a media docena de países vecinos, es conocido como "patio trasero de la OTAN" o "flanco sur de la OTAN", ya que allí se libran algunas de las "batallas" que tienen influencia en la vida cotidiana de los europeos. Una de ellas es la del control del terrorismo yihadista.
Estos países han sido tradicionalmente el escenario de algunos de los campos de entrenamiento de los grupos islamistas, lo que ha obligado en numerosas ocasiones a Francia y otros países a intervenir para frenar su expansión. La retirada francesa abre un escenario de descontrol dificil de aventurar. En el mejor de los casos, el control de estos grupos quedará en manos de Moscú, ya que ninguna de las fuerzas militares de esos países tiene capacidad para erradicar el problema.
4. Inestabilidad política
La fragilidad de muchas de las democracias africanas ha quedado patente en los últimos años en el Sahel y en África Occidental, con una sucesión de golpes de estado (en algunos casos en grado solo de tentativa) que han puesto el poder en manos de caudillos que se venden al mejor postor. Y aquí Francia no tiene mucho que ofrecer frente a socios más audaces como China o Rusia.
Algunos ejemplos. En Mali, en agosto de 2020, el presidente Ibrahim Boubacar Keïta fue derrocado por militares, un golpe que fue consolidado un año después. Unos meses después, en enero de 2022, en Burkina Faso el presidente Roch Marc Christian Kaboré fue depuesto por otro golpe militar, también rematado meses después.
Y en el verano de 2023, el presidente de Níger, Mohamed Bazoum, fue derrocado por una junta militar, cerrando así el ciclo más temido para Europa.