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El maestro Kynan Johns entusiasma al Real en el Concierto de Año Nuevo

Con el luminoso de «Feliz 2025» de estilo Art déco de la Puerta del Sol ya apagado tras los fastos de año nuevo, la popular plaza madrileña y sus aledaños presentaban un aspecto poco propio de una estampa invernal. El año ha comenzado con un día soleado, sin una nube en el cielo y las calles del Madrid de los Austrias a rebosar de turistas y paseantes. Algunos bajaban Arenal o cruzaban la Plaza de Oriente camino al Teatro Real, donde se ha celebrado el ya tradicional Concierto de Año Nuevo de LA RAZÓN y la Fundación Excelentia, patrocinado por Telefónica y Santander, que ha cumplido este año su XII edición. Con el cartel de «no hay entradas» colgado en taquilla, los asistentes se agolpaban a las puertas del liceo madrileño mediadas las seis de la tarde, pacientes y a la espera de la apertura de puertas.

Tras ellas, una estampa plenamente navideña, con un enorme y precioso árbol de Navidad presidiendo el hall del Teatro Real, que daba la bienvenida al público. Las 1.700 butacas del liceo estuvieron ocupadas por otras tantas personas que pudieron disfrutar de un concierto de año nuevo clásico, con presencia de piezas tradicionales de este tipo de eventos, sobre todo de la familia Strauss.

Entre los asistentes se ven cada vez más familias y rostros infantiles, lo cual es una buena noticia, pues el relevo generacional está asegurado para un evento que, año tras año, va ganando prestigio en el calendario cultural y musical madrileño. De hecho, el Concierto de Año Nuevo de LA RAZÓN y la Fundación Excelentia está considerado como el mejor de nuestro país, lo que hace que en cada edición se genere mayor interés para los amantes de las polcas, los valses y la buena música clásica.

La Orquesta Clásica Santa Cecilia representó el concierto de esta XII edición, dirigida por el experimentado maestro Kynan Johns.

A las 19:00 horas, ya caída la noche sobre la capital, los asistentes pudieron disfrutar de un cóctel de bienvenida en el que brindaron por el nuevo año con una copa de cava ofrecida por Bodegas Hispano Suizas, y que se sirvió en el elegante Salón Falla del Teatro, con unas vistas inmejorables del Palacio de Oriente y de la catedral de La Almudena, majestuosamente iluminados tras el ocaso.

Aunque los conciertos de Año Nuevo tienen un repertorio conocido y clásico, este año la Orquesta Clásica Santa Cecilia, y el director Kynan Johns, sorprendieron al público con un completo programa de piezas de Johann Strauss y Johann Strauss II, aunque no fueron ellos quienes abrieron el concierto. Los primeros acordes de la Caballería ligera de Von Suppé abrieron el programa de este año, con el protagonismo del percusionista, que arrancó las primeras sonrisas de un público entregado por completo en una sonora ovación tras esta obertura, lo que supuso el inicio perfecto para un concierto que se alargaría, dos bises incluidos, hasta las casi dos horas de representación.

El repertorio estuvo completado por piezas de otros maestros, como Émile Waldteufel, Hans Christian Lumbye y los imprescindibles Strauss y Strauss II.

Acto seguido se interpretó, con la graciosa ayuda de uno de los percusionistas de la orquesta, el Banditen Gallop de Strauss, que arrancó más de una carcajada del patio de butacas y muchas palmas del público para acompañar el ritmo de la pieza.

Esta colaboración del director Johns con el músico percusionista fue uno de los hilos conductores del concierto, pues en otras piezas también se requirió de su ayuda, llegando a levantar de su asiento a gran parte de la platea y los palcos, como en el caso del sonido del cuco en El bosque de Krapfen, de Johann Strauss II, pieza que este músico interpretó junto al atril del director.

Por supuesto, también se interpretó el conocido Champagne Galopp de Hans Christian Lumbye, que además fue el segundo bis de la noche y con la que se puso el broche de oro al concierto.

Como no podía ser de otra manera, no faltaron a la cita de año nuevo los acordes de la polca Bauern de Strauss, famosa por sus cantos de «la la la» de los músicos, que acompañan a los instrumentos y hacen de esta pieza un clásico tradicional e imprescindible en todo concierto de año nuevo, así como la polca Trisch Trasch y su apasionado ritmo.

También fue un momento mágico cuando los acordes del Copenhagen Steamrailway Galopp de Lumbye inundaron el teatro para recorrer, acompasados cual locomotora, los recuerdos de infancia de los asistentes al concierto. Estas obras eran complementadas con los más clásicos valses, marca de la casa de los conciertos de año nuevo, como Los patinadores o Las sirenas, de Émile Waldteufel.

Llegaba el final del concierto y, tras levantar a toda la orquesta para recibir el aplauso del público, el maestro Kynan Johns dibujaba en el aire los primeros movimientos del Danubio Azul, momento que iniciaba el clímax del concierto, a la vez que anunciaba el principio del final, pues tras este majestuoso vals se escucharon los acordes de la caja que daban inicio a la celebérrima Marcha Radetzky, última pieza del programa, en la que orquesta y platea se hacen uno en torno al director, pues no se entiende un concierto de año nuevo sin las palmas del público que acompañan a los músicos en esta inolvidable pieza.

Tras esta pieza, Johns abandonaba el escenario al son de un sonoro aplauso, lo que le hizo volver a su atril hasta en dos ocasiones para deleitar al público con el bis del Banditen Galopp de Strauss. Parecía el punto y final a la cita, pero el insistente aplauso del Real hizo salir de nuevo a Johns para interpretar un segundo bis, el Champagne Galopp, con el que ya, definitivamente, se puso el punto final a esta XII edición del Concierto de Año nuevo de LA RAZÓN y la Fundaciión Excelentia.

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