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La Policía adquiere una cámara pionera para localizar las huellas escondidas en los escenarios de los crímenes

El análisis de los escenarios de los crímenes siempre es un reto para los agentes de la Policía Científica. La inspección visual de estos lugares no siempre revela los vestigios que los delincuentes dejan a su paso. El avance de la tecnología permitirá que estos especialistas de la Policía Nacional tengan a su disposición en próximas fechas un sistema novedoso que hasta podría ayudar a resolver asesinatos del pasado.

Los agentes de Homicidios siempre han tenido a su alcance las herramientas más pioneras para buscar respuestas y detener a los delincuentes. Precisamente, hace ahora más de veinte años los policías utilizaron por primera vez el famoso Luminol en la escena de un crimen en la capital. Este reactivo cambia de color cuando entra en contacto con la sangre.

La evolución de las investigaciones

Fue en octubre de 2001 cuando la Policía Científica empleó este compuesto químico en el sótano de una tienda de ropa. Los agentes buscaban al asesino de una de las empleadas cuyo cadáver fue localizado en la Casa de Campo. La estancia brilló de color azul y fue una de las pruebas determinantes para que el ex novio y jefe de la víctima acabara en prisión.

Dos décadas después, el Luminol ha desaparecido prácticamente del equipamiento policial porque tiene el problema de que también refleja otros elementos como la lejía. En la actualidad, se utiliza otro reactivo químico que ayuda a encontrar con más exactitud las huellas que no se ven a simple vista.

Las huellas de los asesinos

Precisamente, recuperar esas huellas siempre ha sido el gran objetivo de los investigadores. Conseguir esos vestigios en los cuerpos humanos es sumamente difícil, según explican fuentes policiales a LA RAZÓN. También es complicado cuando los mismos se encuentran en ciertas superficies.

Por este motivo, la Policía Nacional ha adquirido una cámara de deposición de metales que irá destinada a la Sección de Inspecciones Oculares, perteneciente a la Unidad Central de Coordinación Operativa de la Comisaría General de Policía Científica. La memoria justificativa detalla que este utensilio es un "sistema novedoso" que optimiza el revelado de huellas latentes en una variedad de superficies.

Y es que, hasta ahora, estas pruebas no se podían revelar o era de un alto grado de dificultad como son las telas, metales, plásticos, superficies semiporosas, objetos previamente mojados, munición y muchos más. Asimismo, esta cámara consigue que las huellas reveladas sean de gran calidad con una mejora sustancial en el contraste de las huellas comparado con otros métodos y reduciendo los tiempos de revelado.

Crímenes sin resolver

Esta técnica puede ser usada sobre objetos previamente tratados con otras técnicas de revelado que no hayan obtenido resultados pudiendo ser utilizada en casos antiguos o "cold cases", como se denomina en los términos policiales. Asimismo, el documento esgrime que actualmente la Sección de Inspecciones Oculares de la Unidad de Coordinación Operativa se encuentra acreditada en la escena del crimen por la ISO 17020 y los hechos delictivos que abarca dentro de sus competencias son de "gran de transcendencia policial y social".

Con la adquisición de este elemento se busca ampliar la "capacidad operativa" de esta unidad que siempre se encuentra a la vanguardia de las fuerzas y cuerpos de seguridad no solo a nivel europeo sino también mundial. La destreza de estos agentes, unida a los avances científicos, ha resuelto centenares de crímenes en nuestro país.

Los agentes de Científica se han enfrentado este año a uno de los mayores retos de su historia que culminó con la detención del asesino en serie José Jurado Montilla, más conocido como "Dinamita Montilla". Los investigadores solo contaban con un perfil de ADN desconocido que estaba en la mochila de la víctima, un joven de 21 años.

Esos restos no tenían una identificación. Gracias a un estudio científico individualizaron el cromosoma y dieron con los antepasados del principal sospechoso. Gracias a su árbol genealógico dieron con este hombre que ya había sido condenado en el pasado por otros asesinatos y que, a día de hoy, se encuentran en prisión provisional a la espera de ser juzgado por dos crímenes más.

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